En las últimas horas, se conoció un informe médico que sostiene que Fernando Báez Sosa no murió en la vereda del boliche Le Brique de Villa Gesell aquel 18 de enero. El electrocardiograma en cuestión, que da cuenta de la actividad cardíaca del joven cuando estaba en el hospital, generó reacciones de todas las partes que intervinieron en el juicio por el crimen durante enero y que ahora aguardan la resolución del Tribunal de Casación bonaerense.
El abogado defensor, Hugo Tomei, apuntó más de una vez con sus peritos a la actuación médica, a la asistencia por RCP y a los informes de autopsia, por considerar que eran "poco concluyentes" sobre la causa de muerte de la víctima. Ahora, tendría argumentos para cuestionar los testimonios de la parte acusadora. Este nuevo documento le da herramientas a la defensa para retomar su hipótesis de que Fernando no murió por la golpiza, pero algunos expertos remarcan que no sería suficiente para anular la sentencia que condenó a prisión perpetua a Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Luciano Pertossi, Ciro Pertossi y Matías Benicelli y dio 15 años de prisión a Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli. Deberá probar que el adolescente no murió como consecuencia directa de la pelea, algo que no consiguió durante el juicio oral.
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En los alegatos del equipo de abogados que representa a la familia de la víctima, encabezado por Fernando Burlando, Fabián Améndola y Facundo Améndola, pero también en los de la Fiscalía, habían tenido un lugar preponderante los dichos de una médica en particular. "Para nosotros falleció en el lugar, que es lo que nos decía la médica Garibaldi. Esa puede haber sido una reacción a los medicamentos que le dieron", ratificó a El Destape Burlando. El abogado se refiere a la médica Carolina Garibaldi Larrosa, quien trabaja hace 18 años en el sector de emergencias del Hospital municipal de Villa Gesell. Durante el juicio que se llevó adelante en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de la ciudad de Dolores, Garibaldi aseguró que esa madrugada encontró a Fernando en la vereda ya sin signos vitales. De acuerdo a la experta, en ese momento se dio cuenta que, por el tipo de lesiones que presentaba, el joven "no tenía posibilidad de sobrevida".
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Este testimonio fue clave para que se estableciera un nuevo horario de muerte. Hasta entonces, se creía que Fernando había fallecido a las 6 de la mañana, tal como establecía el certificado de defunción. "Las declaraciones me han despejado muchas dudas, hay cosas importantes que tiene que saber los papás de Fernando que no estuvieron en la audiencia: a qué hora murió Fernando, fue a las 5.07 y no a las 6 y pico", había dicho Burlando en la sexta jornada del juicio oral. Inclusive, este dato había servido para especular que los acusados podrían haber golpeado al adolescente después de muerto. En esa misma línea, uno de los fiscales a cargo de la causa, Manuel Dávila, había dicho: "No tenemos ninguna duda de que lo que los médicos explicaron es lo que ocurrió".
El horario de defunción es importante porque Juan José Fenoglio (especialista en medicina legal) y Jorge Rodolfo Velich (médico emergentólogo), ambos peritos convocados por la defensa, pusieron en tela de juicio la actuación médica y llegaron a decir que el informe de autopsia realizado por el forense oficial, Diego Duarte, no precisaba "si ciertas lesiones fueron producto de los golpes o de las maniobras de reanimación que le practicaron". Velich fue más allá y aseguró que "no fue la RCP la que mató a Fernando Báez Sosa, pero agravó la situación por la movilización" del cuerpo. Estas declaraciones parecen anticipar la estrategia que replicará en Casación Tomei. Fuentes judiciales aseguraron a El Destape que el abogado está muy molesto porque cree que la Fiscalía le ocultó las pruebas y que estos nuevos datos refutan la sentencia del tribunal de Dolores.
"Hay que ver cuál es la relevancia del lugar de la muerte. Me parece que es un tema en principio menor si no se discute que la muerte es consecuencia del ataque de los rugbiers. No creo que pueda llevar a una nulidad más allá de que se plantee desde la defensa", reflexionó con este medio César Albarracín, especialista en derecho penal en Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, aclaró también que "si murió en el hospital a consecuencia de otra cosa (por ejemplo, una mala praxis), podría ser distinto".
Además, resta saber cuál será la postura de Casación en caso de que haya un pedido concreto de la defensa para que se incorpore a la causa. "Si no se hubiera conocido con anterioridad, sería prueba nueva. Si es relevante, se puede pedir que se sume, pero el criterio de Casación es muy restrictivo. Hay que demostrar que se trata de prueba esencial y que no hubo conocimiento previo de esa evidencia", explicó Albarracín. Fuentes de la causa aseguraron que el informe se hizo en 2020, pero se incorporó a la causa en 2023.
Por el contrario, Juan Pablo Gallego, abogado catedrático y consultor internacional, consideró que el nuevo elemento "es interesante". "La hipotética modificación en la causal y tiempo del fallecimiento de la víctima puede ser valorada por la Casación a los fines de la revisión planteada. Por lógica, entrarían a jugar aspectos inadvertidos en el debate que podrían tener que ver con la atención médica recibida por la víctima y eventuales responsabilidades de los profesionales. En igual sentido, conforme la entidad que se asigne a este documento, lo que podría revisarse parcialmente es la responsabilidad en la muerte en relación a alguno de los condenados", afirmó a El Destape. Aclaró que esta situación se puede dar en caso de que el informe se corresponda con prueba ofrecida, sea admitida o denegada en el debate, y sobre la que se haya reservado Casación.
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Para Burlando, el informe no cambia el horario de defunción y lo atribuyó a la aplicación de drogas en el shock room médico, como adrenalina, atropina, amiodarona y lidocaína, que pueden generar una reactivación del músculo cardíaco. Según afirmó, además, el abogado defensor se negó a incorporar las pruebas técnicas sobre lo que ocurrió en esa área especial del hospital y el tribunal lo consideró innecesario porque ya se contaba con el certificado de defunción.
Durante los alegatos, Tomei volvió a criticar la autopsia de Duarte pero se centró en la patada mortal que se le adjudicó a Máximo Thomsen para asegurar que "no se pudo probar el golpe exacto que le causó la muerte". Dijo, además, ante el tribunal que "no hay golpes en el cráneo" de la víctima y que el cuerpo "tiene seis moretones y raspones". Estos dichos no fueron casuales porque para que se aplique la figura del homicidio en riña (que establecería una condena a apenas 6 años como máximo) es necesario que no se sepa quién dio el golpe mortal, por eso el abogado hizo hincapié en la pericia médica y también el RCP. Al respecto, había señalado: "Quedó claro que el RCP puede causar traumas". Se había referido en este punto particularmente a que, en su opinión, no se había podido determinar por qué se dañó el hígado de la víctima. Duarte, por su parte, había sido categórico: Fernando "presentaba múltiples agresiones en la parte del rostro" y "tenía una importante hemorragia dentro del cráneo", además de "la impronta de una marca de zapatilla en la cara".
Quien le hizo RCP a Fernando esa madrugada fue Virginia Pérez Antonelli. Antonelli contó ante el tribunal cómo fueron los últimos minutos de Fernando antes de que los médicos que llegaran al lugar y dijeron corroborar el fallecimiento del adolescente. Ella relató que vio que un grupo de personas atacaban a Fernando y se acercó cuando él ya estaba en el piso. "Si alguien no tiene consciencia y no respira, hay que hacerle RCP", dijo ante la pregunta de la Fiscalía sobre su conocimiento, ya que ella había hecho un curso al respecto en la Cruz Roja. Las tareas de RCP fueron el primer intento de reanimación a Fernando, porque luego llegaron tres efectivos de Policía que siguieron con el intento de salvarle la vida al adolescente.
Todos los testimonios sobre la atención médica y el RCP a Fernando Báez Sosa
* Verónica Onieva, la bombero voluntaria que asistió a Fernando después de Antonelli
Onieva contó: uno de nuestros compañeros comenzó a hacerle RCP, le conectamos el DEA (dispositivo que asiste la maniobra de reanimación). El DEA escaneó, nos dijo que continuáramos con RCP. A los 10 minutos llegó la ambulancia con la médica, los ayudamos a subir al paciente a la ambulancia". Al ser consultada por el fiscal Juan Manuel Dávila si Fernando tenía signos vitales, su respuesta fue contundente: "No, nunca".
* El policía que le hizo RCP a Fernando: "Estaba rodeado de gente y no tenía pulso"
Maximiliano Rosso Suárez, el policía que le practicó maniobras de reanimación a Fernando tras la golpiza, contó cómo fueron los minutos posteriores a la emboscada: "Vi un chico en el piso, rodeado por gente. Le tomé el pulso a Fernando y no tenía, por lo que empecé a hacerle maniobras de RCP y pedí apoyo y una ambulancia".
* Javier Timoteo, chofer del Cuartel de Bomberos también aportó su testimonio.
"Llegamos al lugar y ya bajamos con el DEA. Había una chica haciéndole RCP, yo soy ambulanciero además y la vi a la chica que estaba bien posicionada, y cuando ya se hizo cargo bomberos, le pusimos el DEA, le tomamos los signos vitales. No tenía signos vitales", ratificó. Timoteo explicó brevemente cómo funciona el DEA: "Hace como un chequeo y cuando no tiene latidos, indica que se hagan masajes cardíacos. Mi compañero arrancó con maniobras de RCP, volvió a hacer el chequeo, y no tenía. Hicimos relevo y arranque yo con RCP. Hasta que llegó la ambulancia y ayudamos a cargar el paciente en la camilla para llevarlos al hospital", cerró.
* Garibaldi, la médica ambulanciera, también dijo:
De acuerdo a su relato, al momento de llegar con la ambulancia vio cómo le practicaban RCP al adolescente, a quien luego le colocaron un desfibrilador. En el traslado hacia el hospital "se le continuó practicando RCP y con oxígeno porque no tenía signos vitales", según puntualizó.
* Diego Duarte, el médico que le practicó la autopsia al cuerpo, destacó:
"Fueron traumatismos multicausales, con lesiones de varios órganos, aunque las más importantes se registraron en el sistema nervioso". A pesar de que aclaró que las marcas del calzado "eran muy evidentes", puntualizó que "todas las lesiones eran incompatibles con la vida" y que "Fernando no tenía posibilidades de salvarse por más que estuviera en la puerta de un hospital".