“Tenía 16 años. Sentí que me tocaban el bolsillo del pantalón y cuando volteo tenía a un tipo que me doblaba en edad eyaculando. Me quedé paralizada del asco y la impotencia; nadie hizo nada. Yo me quedé muda y tuve que salir e irme porque quedé en shock”, dice uno de los tantos testimonios anónimos publicados en la cuenta de Instagram de Un paso atrás, no me toques, un movimiento de mujeres de La Plata fanáticas de La Renga que se unieron “para visibilizar la opresión y los abusos dentro del público rockero”.
A través de sus redes, Un paso atrás busca recolectar declaraciones de chicas —desde menores de edad hasta mujeres adultas—, que sufrieron algún tipo de abuso en un recital de la banda. También organizan encuentros presenciales para debatir sobre el tema y hacer remeras con la frase "No me toques", con el fin de llevarlas puestas a los recitales de La Renga y que otras chicas puedan reconocerlas entre la multitud y así sentirse seguras y acompañadas.
“La policía nunca se mete. Como sabemos, tratan de estar exentos de lo que nos pase individualmente. Por eso decidimos organizarnos y enfrentar todo lo que nos pasa dentro de los recitales, juntas”, contó Yésica, una de las creadoras de la organización junto con otra chica llamada Florencia, en exclusiva para El Destape Web.
“La idea de empezar con el movimiento fue de Flor, una chica de La Plata que se dispuso a juntar a otras rengueras, para asistir y contener a chicas que hayan sufrido algún tipo de abuso y no se animen a venir más a recitales”, explicó la fundadora del movimiento. “Si las pibas sufren algún tipo de abuso o ven una situación rara o incómoda, saben que pueden acercarse a nosotras y las vamos a ayudar en el momento del recital y del pogo, que en realidad, tendría que ser para todos un momento de felicidad y de disfrute”, destacó.
Yésica describió a este proyecto como “una movida para que las pibas puedan denunciar y compartir sus testimonios, para mostrar que esto no es una boludez, que no somos exageradas, sino que es algo que nos pasa constantemente y que ya estamos cansadas”. En este sentido, señaló que es una problemática que no solo sucede en recitales, sino también en boliches y demás lugares públicos.
“Últimamente, veía muchas chicas en Facebook que iban a ver a La Renga, o que fueron a estos últimos cuatro recitales, y sufren este tipo de abusos. Algunas se planteaban si era por el tema de la pandemia, que los pibes se habían quedado ‘manija’ de recitales después de dos años encerrados y de repente los soltaron y, como animales, están ahí viendo qué pueden cazar y nosotras somos las presas. Un poco salió de ahí”, detalló.
La idea se venía gestando en la cabeza de Yésica desde hacía bastante, pero con muchos impedimentos y temores de por medio. Especialmente, por el miedo a cómo se lo tomarían los integrantes de La Renga. “No me animaba porque pensaba que la banda se me iba a poner en contra, ya que ellos son todos hombres. Pero también sabemos que defienden nuestra problemática, que están del lado de las pibas porque ellos tienen mujer, esposa, hijas… Queremos que se visibilice y que ellos también hagan voz, porque más allá de que nosotras denunciemos, nos paremos y hagamos toda esta movida, si ellos no dan un mensaje desde el escenario o desde sus redes, los pibes que se siguen identificando con el patriarcado nunca van a entender lo que nos pasa”, remarcó.
Al poco tiempo de crear Un paso atrás, no me toques, todas se sorprendieron del gran alcance que tuvo. Desde entonces, les llegaron muchísimos testimonios: desde veinteañeras hasta mujeres de 50 que sufrieron abusos en recitales cuando eran preadolescentes. “Muchos de los testimonios que me llegan son de recitales de hace años, cuando las pibas tenían 13 o 14. Ahora tienen 30, y son todos así: de que las tocan, de que ellas no denunciaron en ese momento porque estaban con su papá, tío o primo y no querían decir nada para que esa persona no reaccione violentamente”, expresó Yésica.
“También chicas grandes, que siguen a La Renga y ya tienen 40 o 50 años, me súper agradecen por visibilizar y me cuentan que a ellas les hubiese encantado que esta iniciativa se genere hace 20 o 40 años. Por algo se está iniciando ahora: las pibas no nos callamos más. El movimiento feminista nos abrió los ojos a todas y nos dio el pie para empezar a denunciar”, cerró la joven.
Y antes de despedirse, invitó a otras a contar sus vivencias: “Estamos en Instagram como @unpasoatrasnometoques. Ahí, las chicas pueden contar sus testimonios. Los vamos a estar compartiendo. Hacemos jornadas participativas. Vamos a charlar, tomar algo, y después vamos a entrar todas juntas al reci para poder disfrutar. Esperemos que pronto las cosas cambien y que esto se pueda replicar también a otras bandas”.
Algunos testimonios de mujeres que fueron abusadas en recitales de rock