María Isabel Speratti Aquino fue asesinada el 16 de marzo por Gabriel Alejandro Núñez, su expareja y progenitor de sus dos hijos, en Cañuelas. Había hecho denuncias y pedido ayuda previamente, pero la Justicia no escuchó. Hoy familiares, amigas y activistas que acompañaron su lucha marcharon al Palacio de la Justicia de la Nación luciendo carteles con tiros al blanco, para exigir ser escuchadas.
"El tiro al blanco representa que cualquier mujer, de cualquier clase social, está en riesgo. No estamos protegidas, ante la violencia estamos expuestas. Cuando somos víctimas de violencia volvemos a ser violentadas por el Estado. Solo nos acompañamos entre nosotras, pero no alcanza, necesitamos que los que tienen poder de hacer algo, hagan algo", pidió la hermana de la víctima, Rocío Speratti, en conversación con El Destape.
En los últimos dos años y medio, María había ido a la Fiscalía 1 de Cañuelas, al Juzgado de Paz, al Juzgado de Garantías 8 y a la policía para denunciar que era violentada por Núñez. Según repasa su hermana, hasta el último día estuvo exigiendo justicia: "Tenía una fuerza impresionante, ella decidió luchar y hasta el día anterior de su muerte estuvo en la fiscalía. Nunca se rindió, ese era el mensaje que le quería dejar a sus hijos: no hay que bajar los brazos".
En el proceso, vivió revictimización, luchando puertas adentro para que le crean. "Fue violento, fue ignorada, enfrentó el no cuando lo que le pasó es algo injusto. Él, mientras tanto, hacía su vida como si nada, yo me lo cruzaba cuando iba a trabajar. Hasta incluso se intentó la revinculación de él con los hijos, cuando ellos no lo querían ver. A pesar de todo ella siguió, es esa fuerza la que trascendió su muerte y por eso estamos acá", enfatiza.
En su momento, las compañeras del grupo de autoayuda para mujeres en situación de violencia compartieron los audios de WhatsApp en donde anticipaba el posible femicidio. "Vamos a seguir convocándonos para que se escuche nuestro reclamo, para que se pueda cambiar el Poder Judicial que no atiende estos casos, pero también para interpelar a la sociedad civil y que comprendan que esto nos puede pasar a cualquiera", comparte una compañera integrante del grupo de autoayuda en el que María participaba, en conversación con El Destape.
Con el objetivo de convocar una intervención pública, las compañeras de María ponen en alto su recuerdo: "Era profundamente empática, muy generosa y muy moral. Entendía de una manera muy profunda lo que estaba bien, lo que estaba mal, lo que era correcto y lo que no. Era alegre, combativa, inteligente, lúcida, excelente madre". Todos los meses, de ahora en más, seguirán juntándose en su memoria, hasta que la Justicia, por primera vez, escuche.