Al cabo de diez años de espera, la Justicia uruguaya sentenció a 27 años de prisión a Leonardo David Sena por ser el autor material del femicidio de Lola Chomnalez. La adolescente tenía 15 años en 2014 y estaba de vacaciones en la playa de Barra de Valizas, en Uruguay, cuando fue asesinada.
Sena recibió la condena por el delito de “homicidio muy especialmente agravado”, tras la decisión el juzgado a cargo de juez Juan Letrado Giménez Vera, del Primer Turno de Rocha, en un procedimiento que se llevó a cabo de manera escrita y no oral, dado que el crimen ocurrió antes de la última reforma judicial en el país vecino.
Según informó el diario El País, del Uruguay, la fiscal de Rocha, Mariela Núñez, había solicitado la pena máxima de 30 años, ya que durante la investigación se había comprobado que la sangre del acusado estaba mezclada con la de Lola en varias pertenencias de la joven.
El homicida está preso desde mayo de 2022, cuando fue deetenido en la localidad de Chuy, en la frontera entre Uruguay y Brasil, donde trabajaba como panadero. En ese sentido, la Justicia uruguaya determinó que a la pena impuesta se le descontará el tiempo que permaneció detenido con prisión preventiva.
Durante el proceso judicial, Sena, de 39 años, había intentado desligarse del caso, pero la defensa de la familia insistió en las pruebas "más que suficientes" como para incriminarlo. Pese a que se declaró inocente, reconoció que estuvo en la escena del crimen y que había encontrado la mochila de la adolescente, pero negó tener algo que ver con el fallecimiento de Lola.
El caso
Lola había viajado a Valizas el 27 de diciembre de 2014 y se alojó junto a su madrina. Al día siguiente, salió a caminar por la playa y desapareció. Fue encontrada dos días después a cuatro kilómetros de la casa, en una zona de médanos, ya sin vida.
Mediante la autopsia se supo que la adolescente falleció por asfixia por sofocación y presentaba varios cortes hechos con un arma blanca en distintas partes del cuerpo. En función de ello, la fiscalía de Rocha, a cargo de Núñez, entendió que Lola había intentado escapar corriendo de sus asesinos, que fue alcanzada, herida, golpeada y, finalmente, asfixiada ante sus probables pedidos de auxilio.
Ángel Eduardo Moreira Martínez, alias “El Cachila” fue detenido al comienzo de la investigación. Ante la Justicia, el cuidacoches y vendedor de estampitas, de 36 años, admitió que había estado con la adolescente en el momento en que murió, y que incluso le había tomado el pulso para corroborar si había muerto. Dijo, entonces, que huyó del lugar porque “tuvo miedo”.
Su situación judicial tuvo vaivenes: quedó libre cuando dio negativo el cotejo de su ADN con el material genético hallado en los objetos de la víctima, pero en 2019 la justicia uruguaya lo volvió a imputar y lo detuvo como encubridor al determinar que “estuvo presente antes, durante y después del homicidio”. Fue condenado a ocho años de prisión bajo esa figura.
En febrero la Suprema Corte de Justicia (SCJ) desestimó el recurso de casación presentado por la defensa "El Cachila" y dejó firme la sentencia.