La Justicia rosarina condenó a prisión perpetua a Juan Antonio Bracamonte, quien estaba imputado por el femicidio de su esposa Marisa Alejandra Molina, ocurrido en enero de 2020 en Villa Gobernador Gálvez, provincia de Santa Fe. Según la investigación judicial, el hombre de 58 años le disparó por la madrugada en la cabeza mientras dormía en su habitación con un revólver calibre 38.
Los jueces Mariano Aliau, Gustavo Pérez de Urrechu y Carlos Leiva consideraron que Bracamonte es penalmente responsable del delito de "homicidio triplemente calificado por el vínculo, por alevosía y femicidio". Los fiscales Matías Edery y Georgina Pairola habían sostenido durante el debate oral y público que el femicidio ocurrió en un “contexto de violencia intrafamiliar y violencia de género sostenida en el tiempo”.
De acuerdo a los fiscales, la noche que la mataron, Marisa Molina estaba en un “estado de indefensión” frente a su pareja. Los investigadores creen también que el hombre se autolesionó después de cometer el crimen, dado que fue internado en el Hospital Gamen por heridas en el pecho y una de sus manos. El imputado pasó casi tres años bajo prisión preventiva hasta el fallo de primera instancia.
El autor del crimen fue hallado por uno de los hijos de su pareja, de acuerdo a los medios locales. En ese momento, le dijo: “Maté a tu mamá”. Así se refirió a Marisa, quien tenía tres hijos y atendía un almacén a pocas cuadras de su casa. También jugaba al fútbol con otras mujeres del barrio.
Marisa y Bracamonte se encontraban en pareja desde hacía 26 años, aunque tuvieron algunas separaciones circunstanciales. Se conocieron cuando ella estaba embarazada de otro hombre y fruto de la relación nacieron dos hijos más.
De acuerdo a los testimonios de los allegados que declararon en el juicio, ella se refirió en distintas oportunidades a él como "mi carcelero". "La mató porque no podía cambiarla", aseguraron los testigos al detallar que el hombre controlaba sus actividades diarias.
Durante el proceso judicial, también se expuso que Marisa sufría opresión por parte de Bracamonte, quien la celaba "excesiva e infundadamente" al punto de obstaculizarle el contacto con su familia de origen.