El femicida Gabriel Guevara, de 27 años, fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de Lomas de Zamora a prisión perpetua por el crimen de quien fuera su pareja, Marcela Coronel, ocurrido en mayo de 2018 en Longchamps y cuya hija había sido abandonada en una plaza de Burzaco tras cometer el hecho.
El el Tribunal Oral en lo Criminal 5 de Lomas de Zamora le dio la pena máxima a Gabriel Guevara por el “homicidio triplemente calificado por el vínculo, por alevosía y por haber sido perpetrado por un hombre contra una mujer mediando violencia de género”, en perjuicio de Marcela Coronel (33).
El TOC 5 coincidió con los pedidos del fiscal de juicio, Andrés Santos Procopio, y de las abogadas Mariana Chiaccho y Claudia Leaños, representantes de la familia de la víctima, constituida como particular damnificada. En diálogo con Telam, la abogada Leaños expresó: “Estamos muy conformes, obviamente esto no la va a devolver a la vida pero se va a poder cerrar, en principio, todo este proceso que venía de más de tres años y que se hizo muy largo por la pandemia”.
Durante el debate, el femicida declaró y negó haber cometido el asesinato de su mujer, e intentó involucrar a su hermano como el supuesto autor, tal cual lo había hecho durante la etapa de instrucción. Sin embargo, para la fiscalía, Gabriel Guevara fue la única persona que estuvo a la hora del hecho, que fue precisada por el informe de la autopsia.
El caso
El femicidio de Coronel, quien trabajaba como enfermera en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires, se descubrió el 28 de mayo de 2018, cuando su hija de un año y medio fue encontrada deambulando sola por las calles de Longchamps.
El padre de la niña se presentó en la comisaría y dijo ser la pareja de la enfermera, que ésta trabajaba en el hospital en el turno tarde y que esa mañana, cuando él se había retirado, su hija había quedado al cuidado de ella.
El hombre contó que él se enteró por las redes sociales de que su hija había sido encontrada en la calle y que cuando se comunicó con su hermana a raíz de esto, ella le dijo que Marcela le había enviado un mensaje diciéndole que no fuera a cuidar a la niña ese día, como lo hacía habitualmente, porque ambas irían a la casa de su madre.
Debido a que el relato del criminal no resultó creíble, la fiscal especializada en Violencia de Género, Marcela Juan, ordenó una inspección en el domicilio de la pareja en Longchamps, donde se encontró el cadáver de la enfermera envuelto en una frazada en una habitación utilizada como galpón.
La autopsia determinó que la mujer fue atacada de tres hachazos, que luego fue estrangulada a lazo y que finalmente murió asfixiada al ser sofocada cuando le taparon la boca y la nariz.
Según la versión que dio en su momento Pablo Guevara, hermano del femicida, Gabriel lo llamó entre las 3 y las 5 de la madrugada para pedirle ayuda porque “se le había ido la mano con Marcela”. Pablo afirmó ante la fiscal que cuando llegó a la casa de Gabriel, su hermano ya se había encargado de mover el cuerpo y limpiar y lo único que reconoció es haber colaborado para hacer parecer que había ocurrido un robo y en llevarse a su sobrina.
El femicida había apuntado en aquel entonces contra su hermano por sus antecedentes penales y porque descubrieron que tenía en su poder el celular de Marcela. Actualmente, la niña tiene 4 años y convive con la abuela materna desde casi con posterioridad al momento del crimen.