¿Por qué nos pegó tanto la muerte de Mathew Perry?

Cada vez que muere un personaje público, híper famoso, profundamente amado por las audiencias, internet se transforma en una lista infinita de despedidas y expresiones necrológicas que convierten el sentimiento individual en un gesto colectivo.

04 de noviembre, 2023 | 00.05

La muerte de Mathew Perry, el actor que interpreta a Chandler Bing en la serie "Friends”,  a los 54 años, conmocionó al mundo. Si bien durante gran parte de su vida padeció diferentes situaciones que deterioraron su estado, como la adicción al alcohol y las drogas, los problemas de depresión, su paso por duros tratamientos de rehabilitación y otras patologías físicas que habían amenazado su vida recientemente, el famoso actor estaba atravesando una etapa de estabilidad y un excelente estado de ánimo. De hecho se encontraba presentando un libro con sus memorias, llamado "Amigos, amantes y aquello tan terrible", que publicó a corazón abierto en octubre de 2022 en el que reflexiona sobre lo vivido durante la grabación de la serie que lo catapultó a lo más alto de Hollywood.

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En todo el mundo en las redes sociales y plataformas se multiplicaron los mensajes de tristeza por la prematura pérdida de Perry, y al mismo tiempo se revivieron colectivamente emociones y sentimientos vinculados a la fuerte resonancia de su entrañable personaje en las experiencias biográficas de millones de personas. Cada vez que muere un personaje público, híper famoso, profundamente amado por las audiencias, internet se transforma en una lista infinita de despedidas y expresiones necrológicas que convierten el sentimiento individual en un gesto colectivo, una gran conversación ininterrumpida, envolvente, entre usuarios y sujetos que al compartir el dolor lo transforman en una atmósfera emotiva y lo alivianan. A primera vista el mensaje repetido puede parecer forzado, pero lo cierto es que encarna la autenticidad de una proximidad real, casi familiar, entre el personaje y lo que generó en la vida de cada uno de nosotros.

Pero el fallecimiento de Mathew Perry carga con una particularidad que lo hace un hecho único en la historia y a la vez paradigmático: es el primero del elenco de Friends en dejar el mundo físico. Evento que, salvando las distancias, podría asemejarse, por el impacto emotivo, a lo que fue la noticia de la muerte de John Lennon para las generaciones de fanáticos y fanáticas de The Beatles.  Sin dudas la sensación de orfandad tras su muerte, sobre todo para quienes la Generación X y los millennials que crecieron con la serie, esta asociada al final de una etapa, a una lenta pero sostenida despedida de las cosas y símbolos con las que comprendimos por primera vez el mundo y dieron forma al siglo XX, sus imaginarios, fantasías, consumos, deseos, y experiencias.

El fenómeno Friends en cifras y récords

En el siglo de los consumos on demand, las plataformas online y las métricas tenemos la posibilidad de rastrear y medir el nivel de las audiencias de todo lo que pasa: series, películas, streamings, y otros contenidos . No llama para nada la atención cuando se registra un mismo éxito que se repite a lo largo y ancho del planeta tierra, más allá de las diferencias culturales, de clase, generacionales, o incluso geográficas. El capitalismo de plataformas ha logrado  crear un catálogo inmenso y apátrida donde no importan el origen o el idioma, los contenidos funcionan igual. Pero este fenómeno global todavía no era tan frecuente en la década de los 90’s cuando se estrenó Friends.

El episodio inicial, o piloto, de la comedia se estrenó el 22 de septiembre de 1994 y arrancó con una escena icónica en Central Perk. Ese día el mundo conoció a los personajes de Rachel Green, Ross Geller, Monica Geller, Joey Tribbiani, Phoebe Buffay y Chandler Bing, un grupo de jóvenes de clase media en la ciudad de Nueva York de los 90’s que terminaron consolidando la amistad más famosa y popular de la historia de la producción audiovisual mundial. La serie acumuló 236 capítulos a lo largo de 10 temporadas consecutivas, con un promedio de audiencia de 24 millones de personas. El episodio final de la sitcom se emitió el 6 de mayo de 2004 y fue visto por 52 millones de personas de todo el mundo.

Hasta ese momento no se había registrado ese tipo de impacto y alcance monumental en casi ningún otro producto televisivo, y con el devenir del siglo XXI y la gran diversificación que proponen las plataformas es posible que jamás se vuelva a repetir. El paso del tiempo además no hizo más que engrandecer a los personajes y al vínculo tan especial que se generó entre ellos. Hoy, a casi 20 años de la despedida, sigue siendo la más reconocida en su género y se calcula que la siguen consumiendo más de 16 millones de espectadores diarios. Esto sumado a todo el ‘merchandising’ que aún genera incontables ingresos , las empresas que venden sus productos, los memes en internet,  los tours temáticos en Nueva york y Londres, y las eternas alusiones a imágenes inolvidables de la series que tocan las fibras más íntimas de los y las fans.

Chandler Bing somos todos

También podemos hacer un análisis aproximado de lo que ha dejado el personaje de Chandler ‘Muriel’ Bing a lo largo de la historia. Su rasgo más preponderante de su personalidad era el uso desmedido del sarcasmo para salir de situaciones incómodas, sus chistes malos,  los gestos exagerados, casi neuróticos, la imposibilidad de relacionarse con mujeres, y una vulnerabilidad a flor de piel, originada por su historia familiar disfuncional, que paradójicamente es su mayor fortaleza. Es especialmente ese mood de antihéroe que no cree en sí mismo lo que logró conectar de un modo íntimo con el público joven en medio de una etapa hiper vulnerable como pude ser el proceso de autonomización del seno familiar para crear espacios de pertenencia propios.

Si bien Friends no tiene un personaje principal o más relevante, las cifras de Internet Movie Database (IMDB), la base de datos online más grande del mundo que almacena información sobre películas, series, programas de televisión, etc., indican que Chandler era el personaje central, seguido de Rachel Green, teniendo en cuenta el número de intervenciones y escenas compartidas con otros. En términos deportivos sería como el pivot, ya que pareciera tener una postura pasiva pero es quien distribuye el juego y la palabra.  El mayor don de Chandler, que funcionaba como un mecanismo de defensa, es que permitía quebrar las tensiones y conflictos de muchas escenas con su humor y frescura. Además es de destacar la difícil tarea del apropiarse del guion con audacia y calidad actoral, y con el plus de brindándole sonoridad y musicalidad al personaje.

Un objeto que quedó asociado al personaje es el chaleco, atuendo que usó en 46 ocasiones y se convirtió en su vestuario por excelencia, más allá del frío o el calor. Originalmente tenía que ver con su trabajo de oficinista, ya que, aunque casi nadie lo sabía, Chandler se dedicaba a algo vinculado al Análisis estadístico y la reconfiguración de datos. El chaleco históricamente asociado a lo antiguo y aburrido rápidamente se convirtió en una prenda cool de la moda unisex en los 90’s .  Actualmente, con la vuelta poderosa de la moda retro y oversize los chalecos están de vuelta. Tal es así que en TikTok se viralizó un challenge que Invita a los usuarios a recrear los look icónico de Bing en la serie.

Y si de grandes momentos hablamos, no podemos dejar de recordar la historia de amor “prohibido” entre Mónica y Chandler que se reveló al final de la temporada 4 y fue completamente disruptivo en el guion ya que nadie lo había n siquiera insinuado. Lo que empezó como una “aventura de una noche” terminó siendo la relación más sólida, sana y estable de todo el show. A diferencia de Ross y Rachel, el vínculo que encarnan esta menos idealizado y alejado del ideal romántico que solemos ver en los contenidos Hollywoodenses, y a lo largo de las temporadas se muestra la evolución que atraviesan juntos, incluso en momentos difíciles.

De todos los personajes de la serie Chandler es el que más crecimiento, superación y evolución muestra en términos humanos, atravesando en el medio conflictos familiares, traumas, crisis existenciales y profesionales, y el miedo al compromiso. Lo que se observa a lo largo de una década es el pasaje de un joven, lleno de miedos, dudas e inseguridades, a un adulto que logra conseguir la estabilidad emocional que no tuvo de niño gracias al acompañamiento de la familia elegida, sus amigos.

La conexión que generó Mathew Perry con las audiencias no puede comprenderse solo por el rating de la serie, sino por el proceso de identificación y conexión involuntaria, incluso actualmente a dos décadas del fin de la serie creada por Marta Kauffman y David Crane. Hoy surge críticas válidas por un cierto clasismo y sesgo machista en la trama de los episodios, la mirada blanca y occidental, y la falta de compromiso social y  político de los personajes. Pero en un mundo cada vez más frío e hipermediatizado, repleto de celulares, plataformas y amigos virtuales, la imagen nostálgica de Chandler y sus amigos tomando un café en Central Perk y conversando funciona como un refugio, un lugar seguro al que acudir, un abrazo cómodo, un respiro emocional, un recreo de ternura en medio de un mundo vertiginoso que se nos presenta cada vez más ajeno y anti humano.

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Fabiana Solano

Mi nombre es Fabiana Solano y tengo 34 años. Soy socióloga egresada de la UBA y casi Magister en Comunicación y Cultura (UBA). Digo ‘casi’ porque me falta entregar la bendita/maldita Tesis, situación que trato de estirar con elegancia. Nunca me sentí del todo cómoda con los caminos que me ofrecía el mundo estrictamente académico. Por eso estudié periodismo, y la convergencia de ambas disciplinas me dio algunas herramientas para analizar, transmitir, y explicar la crisis del 2001 en 180 caracteres. Me especializo en culturas y prácticas sociales, desde la perspectiva teórica de los Estudios Culturales. Afortunadamente tengo otras pasiones. Me considero una melómana millennial que aprovecha los beneficios de las múltiples plataformas de streaming pero si tiene que elegir prefiere el ritual del vinilo. Tengo un especial vínculo con el rock británico (siempre Team Beatles, antes de que me pregunten), que se remonta a mis primeros recuerdos sonoros, cuando en mi casa los domingos se escuchaba “Magical Mistery Tour” o “Let It Be”. Además soy arquera del equipo de Futsal Femenino de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), rol que me define mejor y más genuinamente que todo lo que desarrollé hasta acá. Por supuesto que la política ocupa gran parte de mi vida y mis pensamientos. Por eso para mi info de WhatsApp elegí una frase que pedí prestada al gran pensador contemporáneo Álvaro García Linera: “Luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar, vencer, caerse, levantarse. Hasta que se acabe la vida, ese es nuestro destino”.