“Worldcoin está listo para crecer en Argentina”, anuncia la empresa de Sam Altman, creador de OpenAI, a través de un comunicado de prensa emitido el pasado martes 11 de junio. Tras la reunión en San Francisco del presidente Javier Milei con Altman; Alex Blania, cofundador y CEO de Tools for Humanity; Martín Mazza, Gerente Regional para América Latina de TFH, entre otras destacadas personalidades del sector empresarial y tecnológico, la Argentina fue ofrecida como tierra de prueba para la implementación de proyectos con inteligencia artificial (IA).
Según la versión oficial de esta empresa que ya escaneó el iris de más de 500.000 argentinos, esto resultará en una inversión directa significativa en el país al que buscan convertir en un centro de inteligencia artificial, y para lo cual la empresa contribuidora Tools for Humanity planea incorporar al menos “50 posiciones calificadas en tecnología e IA”.
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Qué quiere hacer Worldcoin en Argentina
Según la empresa, se abrirán 50 locaciones de Worldcoin en más de 10 ciudades del país y dos tiendas de experiencia en las que las y los usuarios podrán aprender sobre la tecnología y explorar más sobre el proyecto. Con esto, buscarán que la región se convierta en un centro de operaciones que ofrezca oportunidades profesionales para desarrolladores, ingenieros de software, analistas de datos y otros especialistas en tecnología. Estas oportunidades se complementarán con el Programa de Becas Comunitarias Wave0, que proporciona becas y financiación para emprendedores que buscan desarrollar aplicaciones, servicios y tecnologías que puedan mejorar o beneficiarse del uso de Worldcoin.
Sin embargo, expertos en tecnología consultados por El Destape alertaron que el país se encuentra en un “momento bisagra” respecto a la influencia del avance tecnológico en el sector laboral que podría compararse “con lo que fue la revolución industrial en su momento”.
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“Vamos a ser el nuevo bicho de laboratorio del mundo”, sintetiza Juan Pablo Minetti, integrante de la Asociación Gremial de Computación, y destacó que ahora tienen uno de los debates más influyentes respecto al porvenir del país: la brecha digital, la creación de puestos de trabajo cada vez más especializados y el reemplazo de mano de obra humana en puestos laborales tecnológicos, entre otros.
Con grandes empresas desembarcando en la Argentina y con acceso directo al diálogo con la Casa Rosada, Minetti duda que la implementación de esa IA tenga una mirada “humanitaria”: “Milei habla de una reforma del Estado utilizando la IA para mejorar los procesos burocráticos. Por eso se juntó también con Meta y Google, empresas que saben absolutamente todo de todos nosotros. Hoy la información y los datos son un activo tan valioso como la minería, o quizás más. Y esto podría significar una entrega total”.
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Aún más, Sol Verniers, productora y consultora de Tecnología con basta experiencia en la industria y en el impacto de la producción de tecnología en derechos humanos, destacó la importancia de analizar estos proyectos en términos de soberanía: “Hablar sobre soberanía es debatir cómo será la utilización de nuestros datos. Saber para qué los utilizarán a posterior, cómo se almacenan y cómo se protegen”. Pero lejos de ese ideal, Verniers plantea muchas preguntas que aún no tiene una respuesta que conforme a los especialistas: “Es importante pensar si los datos que se utilizan a nivel Estado los maneja una empresa privada. ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son los planes de mitigación de riesgos? ¿Cuáles serán los usos de la información recolectada?”.
Asumiendo una buena intencionalidad por parte del Estado y las empresas en el tratamiento de información sensible, Verniers recordó que tenemos un Estado que “tuvo muchas problemáticas en términos de seguridad digital”, y que esto involucra tener una férrea discusión sobre cómo impacta esto en cuestiones de transparencia institucional y sistema democrático.
Si bien el debate de la Inteligencia Artificial es novedoso para la sociedad en general, para ellos no lo es. Como representante de los trabajadores en el ámbito tecnológico, Minetti señaló: “La IA ya nos está reemplazando hace rato. Esto lo veíamos venir y lo advertimos. Pero no teníamos voz para decirlo más fuerte”.
El también programador de IBM instó a no subestimar el tema, ya que “estas grandes empresas son los nuevos Estados” que arriban a la Argentina, donde el único sindicato tecnológico no tiene capacidad aún para negociar paritarias.
Mientras tanto, “la comunidad de Worldcoin está desarrollando herramientas para prepararse para la era de la IA, creando una red de identidad digital accesible para todos”, asegura Martín Mazza, que afirma que desde la multinacional están “entusiasmados de que Buenos Aires se convierta en un centro regional para estos esfuerzos”.
“Ahora se toma dimensión de la importancia de tener un movimiento obrero organizado dentro del sector de la tecnología”, centró Minetti.
Vía libre al escaneo de ojos
Argentina es el país que más usuarios aporta a la plataforma de Worldcoin, según Forbes. Esto no es casual. El contexto de creciente crisis provoca que prevalezca la necesidad económica ante el análisis teórico del procesamiento de datos personales.
“Lo hago porque no tengo ni un peso. Y esto es plata fácil. No hay otro motivo”, expresó Julián y muchos otros vecinos de la ciudad de Bahía Blanca a los medios de comunicación, mientras esperaba su turno para colocar sus ojos frente a una esfera plateada, llamada Orb, dedicada a leer y registrar sus datos biométricos. Esos datos serán transformados en un código alfanumérico que será su “identidad universal”, denominada WorldID, y Julián recibirá aproximadamente 50 dólares en tokens por ellos. Esto es lo que se sabe, pero una vez ingresados los datos de identificación en el sistema, el objetivo y seguridad de esos datos es un enigma. Las explicaciones de representantes de la multinacional no son suficientes para las y los expertos, y mucho menos ahora que la relación entre Worldcoin y el Gobierno argentino es estrecha y planean un futuro de inteligencia artificial sin abrir un debate multisectorial.
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Mientras países como España, Portugal, Kenia, Francia e India luchan legalmente contra la actividad de Worldcoin (también en la Provincia de Buenos Aires) y le piden explicaciones sólidas sobre qué harán con los datos de sus ciudadanos, Argentina no tiene herramientas para hacerle frente a la magnitud de tal empresa. “Tenemos que cuestionar estas nuevas acciones, no solamente dejar que venga una empresa e implemente como quiera su sistema acá”, insiste Verniers.
Lo que nos falta
Según expusieron ambos especialistas consultados en esta nota, la Argentina no tiene las mismas legislaciones que Europa para cuidar los datos personales en el ámbito digital ni para regular el uso de la IA. Tampoco cuenta con un “debate técnico y multisectorial sobre la implementación de la inteligencia artificial” y su relación con la “empleabilidad”, es decir: quiénes van a estar empleados, cómo serán seleccionados y bajo qué criterios algorítmicos.
“Ya quieren implementar de todo, pero no sabemos aún qué tipo de formaciones necesitamos y cómo son las implementaciones de esto a nivel tecnológico, infraestructura, cómo son los procesos de administración ni quién tendrá acceso, entre tantas otras cosas”, expuso Verniers que tras su enumeración de “lo que nos falta”, disparó: “No puede ser que una empresa global diga ‘vamos a tener un espacio de exploración y de campo acá’ y listo, lo tienen. Ni siquiera se cuestionan si esa IA está pensada para facilitar y mejorar los derechos laborales y reducir jornadas, si se está pensando en capacitaciones afines o si viene para seguir reemplazando puestos de trabajo y reducir costos de mano de obra”.
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A Minetti, por su parte, le preocupa también que “vamos camino a ser accesorio de una inteligencia que no es estática, avanza y no espera, a la que se le enseñó a aprender constantemente y para lo que nosotros vamos a ser el laboratorio del mundo”.
Los “padres” de esta IA no encuentran topes en Argentina para implementarla. La escasa personería sindical del sector de tecnología se suma al escaso compromiso de las y los trabajadores de ese rubro que “es similar a la de un bancario, todos de clase media-alta”. “Acá el discurso es ‘no necesitamos gremios porque ganamos bien’", asegura un Minetti que, igualmente, derriba el mito de que todos los trabajadores de sistemas ganen cifras exuberantes. “Hay muchísimos compañeros que ganan bien, sin lugar a dudas. Pero también hay muchos que ganan menos que un empleado de comercio”.
Sobrarán programadores
El “primer eslabón de la cadena de sistemas”, como atención y soporte técnico de primer nivel, ya fue reemplazado por IA en su mayoría y sólo quedaron empleados con experiencia para resolver problemas técnicos excepcionales y de “mayor especificidad”.
Esta lógica de reemplazo es la que los expertos indican que continuará escalando en los eslabones de trabajos relacionados a tecnología. La problemática parece futurista, pero aseguran que la lucha para evitarlo es ahora, en el presente.
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“Lo loco es que nosotros mismos, los programadores, hemos trabajado para reemplazarnos. Vamos creando sistemas automatizados. Y por eso el sindicato da la pelea, para que los compañeros entiendan que no podemos trabajar para echarnos nosotros mismos”, expresó Minetti.
Sobrarán programadores, aseguran. Las nuevas tecnologías escribirán códigos sin fallas y en tiempos inconcebibles para la mano humana. “Están cambiando los paradigmas. Ya no vamos a necesitar gente que sepa programar, sino que sepa preguntarle a una cosa cómo programar. Black Mirror ya quedó viejo”.