Paraná es la sede de la Fiesta de Disfraces más grande de Latinoamérica. Un evento que nació de casualidad, en 1999, cuando un grupo de amigos decidió organizar un festejo de ese tipo para celebrar un cumpleaños. La repercusión los llevó a repetirlo, y la notoriedad adquirida fue creciendo a niveles impensados. En la última edición, pre pandemia, en noviembre de 2019, llegaron a la capital entrerriana 50 mil almas dispuestas a pasar una noche siendo algo distinto. “Ser lo que queremos ser”, tal cual es el lema de la ya tradicional FDD, que pasó de ser una reunión entre conocidos a un megaevento con shows de primer nivel, escenarios gigantes, decenas de carpas temáticas, sponsors y personalidades que, exclusivamente, llegan a Paraná para conocer cómo se lo vive desde adentro. Una logística que demanda meses de preparación, cientos de personas y un presupuesto enorme, que debe contemplar desde la seguridad hasta los seguros, pasando por el sonido, las luces, los permisos y otros detalles que deben ser minuciosamente planificados.
En 2020, en ocasión de la irrupción del Covid-19, la fiesta se interrumpió. Lógicamente, ninguna duda hubo respecto de la imposibilidad de organizar un evento semejante, en un país sumergido en la primera ola de contagios, donde reunir a decenas de miles de personas significaba un riesgo importante para la salud. Sin embargo, con el correr de los meses, ya en 2021, y una vez que el Plan Rector de Vacunación y sus efectos positivos sobre los índices epidemiológicos comenzaron a hacerse más visibles, renació la ilusión de que la FDD pudiera volver a tener lugar. De hecho, un enigmático mensaje publicado en sus redes oficiales, reavivó la incógnita sobre esa remota posibilidad: “Vamos a pedir permiso”. Cuatro palabras que bastaron no sólo para cosechar más de 18 mil réplicas en Twitter, sino que también para despertar el interés de aquellos para los que la Fiesta es más que una cita obligada cada año y para los que, directamente o indirectamente, se benefician de ella: comerciantes y operadores turísticos, en especial. Si bien tradicionalmente fue en el fin de semana largo de agosto, en las últimas ediciones había sido en el de noviembre, debido al clima más amigable. Las reservas vuelan: se llenan los complejos de Paraná y alrededores –Crespo, Diamante, Villa Urquiza- y de Santa Fe. Visitantes llegan desde todos los puntos del país, así como también de Uruguay, Brasil, Colombia y hasta Estados Unidos. Una oferta que, con el Previaje activo, se vuelve aún más atractiva.
El último Decreto de Necesidad y Urgencia –DNU- 678/21, firmado por el presidente Alberto Fernández en ocasión de la pandemia –y al cual la provincia, oportunamente, ya adhirió- flexibiliza una serie de actividades que, hasta el momento, estaban completamente restringidas. Entre ellas, en su artículo 3º inciso e) los eventos masivos de más de mil personas. Si bien están calificados como de riesgo, se permiten con determinados requisitos. En el caso de los que son al aire libre –como la FDD, que se realiza en un imponente predio ubicado en lo que se conoce como Acceso Norte de Paraná- tienen luz verde con hasta un 50% del aforo permitido y con el ingreso de mayores de 18 años que tengan, por lo menos, una dosis de la vacuna contra el coronavirus, colocada con dos semanas de anticipación.
“Desde lo estrictamente normativo, está permitida la fiesta”, indicó a El Destape, el fiscal de Estado de la provincia, Julio Rodríguez Signes. El funcionario confirmó que el gobierno provincial no promoverá su realización, pero que tampoco puede oponerse, debido a que existe una norma nacional que ya establece lineamientos y a la cual la jurisdicción se plegó con su propio decreto. Asimismo, destacó que, dentro del ter artículo del mencionado DNU se resalta que los gobernadores, en atención a las condiciones epidemiológicas, podrán “establecer medidas sanitarias temporarias y focalizadas adicionales a las previstas en el presente artículo en los lugares bajo su jurisdicción, respecto de la realización de determinadas actividades de mayor riesgo epidemiológico y sanitario, con la finalidad de contener los contagios por COVID-19, o para disminuir el riesgo de transmisión”.
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Se entiendo entonces que el gobierno, llegado el caso, tiene la potestad de restringir el evento. Pese a ello, no pareciera ser el caso en Entre Ríos, donde ya se han reabierto boliches, Patronato jugó con público la última fecha de la Superliga ante Racing y festejos tradicionales, como la reconocida Traktor Fest, de Aldea Spatzenkutter, se llevaron a cabo con normalidad. “El DNU flexibiliza casi todo y aquí estamos llevando una vida prácticamente normal”, sentenció el fiscal de Estado, en ese sentido.
De hecho, la situación sanitaria de la provincia es inmejorable: en los últimos tres días se constataron 66 nuevos casos de coronavirus y hay un solo internado en Terapia Intensiva que padece la enfermedad. Casi la mitad de las camas totales -131 sobre 267- están desocupadas. Más del 90% de los mayores de 50 años fueron vacunados con al menos una dosis y el 70% de ellos ya completó el esquema, acorde a información proporcionada por el Ministerio de Salud de la provincia.
El Destape logró comunicarse con Julián Abramor, uno de los fundadores y organizadores de la Fiesta de Disfraces. Consultado sobre las expectativas de organizar el evento, fue tajante: no hay tiempo. “No tenemos el plazo necesario para organizar una fiesta de semejante envergadura. Si bien hay ánimo y vemos que se está habilitando todo, es prácticamente imposible imaginar que lleguemos a noviembre con todo listo para brindar el servicio que nos caracteriza”, resaltó Abramor.
Actualmente, son 18 los organizadores de la FDD. Todos amigos, que tienen cada uno su trabajo particular y ven al evento como la posibilidad de un ingreso extra: “Cuando arrancamos no imaginamos que podía ser lo que es hoy. En 2002 nos empezamos a dar cuenta de que no paraba de crecer, que calculábamos exageradamente que podían venir cinco mil personas y venían siete mil, ocho mil. Después calculamos como un exceso 25 mil y teníamos el predio lleno y miles de personas afuera. Todo eso nos obligó a ir tomando en serio la Fiesta, mejorarla, involucrar al municipio y a la provincia”.
Abramor destacó que, si bien no están dadas las condiciones para una FDD 2021, no descartan adelantar la fecha en 2022: “Si todo sigue así, con un regreso paulatino a la normalidad, es una posibilidad. Nosotros nunca pensamos en la fiesta tanto en un negocio, como en la posibilidad de que cada vez más gente lo pase mejor. Pero requiere de planificación y miles de detalles que deben ser tenidos en cuenta. Y, por otro lado, es un enorme beneficio para, por ejemplo, la ciudad, por la cantidad de gente que llega. Lo iremos evaluando de a poco. Y si decidimos que no, volveremos a hacerla en noviembre”.
De ese modo, la ilusión por volver a ser lo que queremos ser, tanto paranaenses como visitantes, deberá esperar un tiempo más.