Ludwig Brockner, el personaje literario de 1998 que vaticinó fenómenos políticos como el de Milei

Aparece en la novela El Traductor, del argentino Salvador Benesdra, publicada 25 años antes de que el líder de La Libertad Avanza saliera primero en las PASO. Qué anticipaba sobre la democracia y los ideales venideros.

23 de agosto, 2023 | 00.05

“La batalla contra el igualitarismo socialdemócrata y el achanchamiento del conservadurismo tradicional deberá realizarse por la vía democrática. Lo contrario sería dar una excusa burda para la sublevación de los peores impulsos de las masas. Pero será una democracia de nuevo cuño, con una defensa activa de los valores superiores, el orden, la autoridad, la familia, la raza y de los sectores que los encarnan a escala nacional e internacional”. Son palabras de Ludwig Brockner, un personaje de la novela El Traductor de Salvador Benesdra, publicada en 1998, 25 años antes de que Javier Milei terminara primero en las PASO de 2023.

En el libro escrito a principios de los ’90 en tiempos del “fin de las ideologías” y en plena avanzada menemista, el autor le da vida a un protagonista que entiende que políticas reaccionarias impuestas en el siglo XX con dictaduras, se vuelven plausibles de llevarse adelante con elecciones. “No se trata de resucitar el nazismo. Se trata de recrearlo. La democracia es el sistema válido para el dominio de los superiores. Por supuesto siempre y cuando los superiores y quienes estén dispuestos a aceptar su liderazgo, que hoy es la gran masa del pueblo de las naciones desarrolladas, se organicen para poner a raya la componente decadente e igualitarista que en mayor o en menor medida se encuentra en todos los sujetos. El comunismo se está derrumbando y no hay necesidad de librar combate alguno contra él”, escribe el filósofo alemán ideado por Benesdra.

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Salvador Benesdra escribiendo en la playa.

La novela de casi 700 páginas fue finalista del Premio Planeta de 1995. Ese mismo año el autor recorrió editoriales para poder publicarla sin conseguirlo. Su autor, Benesdra, se suicidó el 2 de enero de 1996. Por iniciativa de amigos y familiares, el libro se editó en 1998 a través de Daniel Divinsky por Ediciones de la Flor.

“En Milei hay mucho de la ideología perversa de Brockner, el filósofo alemán inventado por el escritor”, explica en diálogo con El Destape, Nora Avaro, profesora de Literatura Argentina en la Universidad Nacional de Rosario, para quien Benesdra “es el descendiente directo de Roberto Arlt”.

Para la docente y escritora, el personaje de Brockner tiene un discurso reaccionario “pero que contiene una argumentación”. En cambio, Avaro contrasta con el candidato presidencial por La Libertad Avanza, que “tiene problemas gramaticales, es una suerte de cualquieridad. Me puse a leer su propuesta de vouchers en educación que mientras busca destruir la educación pública, al mismo tiempo, el punto 9 parece estatista, es una cosa medio desquiciada”.

En la novela, Ricardo Zevi es quien traduce el texto de Brockner del alemán al castellano. Lo hace para Turba, una editorial progresista en la que más allá de su orientación de izquierda, puertas adentro actúa como cualquier empresa con precarización y despidos. Desde que había empezado a traducir al filósofo reaccionario alemán, Zevi se enfrentó a “una sensación muy parecida a la que había tenido de chico al leer los análisis de Marx sobre el capitalismo. Pero aquello había sido un deslumbramiento. Ahora la revelación era un espanto. Brockner reconocía en el capitalismo la forma más perfecta de perpetuación de las diferencias de clase, a las que su libro entronizaba como la quintaesencia del progreso humano”.

Edición de Eterna Cadencia

Benesdra escribió mientras caía la Unión Soviética, con el imperialismo norteamericano y el capitalismo en general a la ofensiva en toda la línea. Desde la primera página del libro el traductor Zevi marca su estado de ánimo: “Me dije que tal vez era cierto después de todo que las ideologías están muertas. Me regodeé mirando por la ventana del bar cómo el sol caliente de la primavera de Buenos Aires comenzaba a fundir todas las convicciones del invierno. Sospechaba por primera vez que podía haber un placer en el vértigo de flotar en ese caldo uniforme que se había adueñado hacía tiempo de todos los espacios del planeta. El sol volcaba su fiesta de distinciones sobre todos los objetos de esa esquina, pero yo sentía que por todas partes estaba drenando una noche gris de gatos universalmente pardos, una apoteosis de la indiferenciación que por primera vez no lograba despertarme miedo”.

En ese clima de derrota, el traductor empieza una particular relación con una adventista que se acercó a su mesa del bar a llevarle “el mensaje del Señor”. Para Avaro, Romina, la salteña de la que se enamora Zevi, “podría ser una votante típica de Milei”.

Al poco tiempo de que se publica El Traductor ese capitalismo a la ofensiva empieza a sufrir cuestionamientos en distintos puntos del globo. En el propio Estados Unidos, en Seattle, en 1999 toma forma con centenares de miles de manifestantes el movimiento antiglobalización. En Latinoamérica se sucedieron rebeliones populares que pusieron en jaque al neoliberalismo reinante. El “que se vayan todos” del 2001 en Argentina incluía al Fondo Monetario Internacional, los bancos, las empresas privatizadas y la Corte Suprema de Justicia, además de los políticos que defendían esos intereses. Opuesto a los valores desde los cuales Milei agitó en el cierre de su campaña antes de las PASO su “que se vayan todos”.

Uno de los que analiza cómo cambió la situación política en estas dos décadas para que Milei quedara primero en las recientes elecciones es Pablo Stefanoni, autor de “¿La Rebeldía se volvió de derecha?”. En Nueva Sociedad, donde es jefe de redacción, analizó que “si al comienzo de sus apariciones públicas Milei sólo hablaba de Economía, de a poco comenzó a incluir una serie de tópicos de las nuevas derechas”, entre los que incluye el anticomunismo, el rechazo a la llamada corrección política y la adhesión al antiprogresismo.

Salvador era periodista de Página/12, en donde escribía en la sección Internacionales.

Stefanoni ubica a Milei como seguidor del estadounidense Murray Rothbard, que se definía como “paleolibertario”, quien ya en el 92 llamaba a impulsar al populismo de derecha como estrategia política. Sentó las bases teóricas de la derecha radical que luego cristalizó en el Tea Party y el trumpismo.

“Nunca en la Argentina la derecha dura sacó tantos votos”, analiza Stefanoni. Suma las votaciones de Milei y la de Patricia Bullrich, lo que totaliza un 47 por ciento. Biografías no autorizadas como la de Juan Luis González eligen “El loco” como titular para referirse a un político reaccionario en carrera por la presidencia.

En El Traductor, Zevi admitía que “Brockner dejaba por momentos de aparecérseme como un delirante, y si no lo hacía como un completo lúcido era sólo porque atribuimos lucidez a quienes encarnan el bien, o al menos alguna forma oscura del bien. Su cinismo no me aparecía encomiable, pero sí empezaba poco a poco a presentárseme como una imagen bastante ajustada de lo que estaba pasando o por pasar en el mundo”.

Un libro de hace 25 años con la ofensiva de un teórico reaccionario que promueve pasar al ataque ya no con golpes de estados, sino en democracia. Una novela que, tras dos tiradas de Ediciones de la Flor, lleva desde 2012 siete reimpresiones más de Eterna Cadencia y que, en parte, anticipó fenómenos políticos como el de Milei.

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