La familia Balbi: imprimen boletas desde 1983 y son custodios de las historias menos conocidas de las elecciones

En el mundo político todo el mundo los conoce. La empresa familiar tomó una decisión drástica con la vuelta de la democracia: inclinar buena parte de su producción a las boletas electorales. La mayoría de los partidos recurren a ellos antes de cada comicio.

31 de julio, 2023 | 00.07

Alicia, de 87 años, llega cada jornada entre las 13 y las 14 horas dispuesta a tratar con clientes y proveedores. Previamente comparte la comida que trae de su casa en un almuerzo con sus hijos Julio, de 67, y Néstor, de 65, que a esa altura del mediodía ya llevan algunas horas de trabajo en la planta en la que imprimen cerca de 3 millones de boletas electorales por día para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias del 13 de agosto.  Entre las máquinas de la fábrica se acumulan historias no contadas de cada uno de los comicios de los últimos 40 años de la historia argentina.

Los hermanos Balbi están inmersos en el proceso de producción de ese insumo indispensable para la democracia. “Te puede faltar un afiche, un pasacalle, pero no la boleta porque te quedás afuera del comicio”, es consciente Julio. En la media manzana que ocupan en Wilde, está la computadora en la que descargan los archivos; también las chapas de los cuatro colores base y las tres rotativas que giran a toda la velocidad. A su alrededor están las dos máquinas planas y el trabajo guillotinado. El paisaje se completa con pilas de bobinas de 500 kilos, por un lado, y boletas ya impresas y listas para entregar al partido correspondiente.  “Acá vas a ver azul y rojo; amarillo, nada”, remarcó Néstor en diálogo con El Destape

Los Balbi arrancaron con su empresa en 1979 en el garage de la casa familiar en el límite entre Wilde y Bernal, localidades vecinas de Avellaneda y Quilmes. Por ese entonces, Severo Manuel Balbi trabajaba como gráfico en la planta en donde se imprimía el diario alemán “Argentinisches Tageblatt” en pleno centro porteño, en 25 de Mayo y Tucumán. En la empresa de la familia Alemann tenían bobinas para imprimir en cantidad, pero no contaban con una máquina para tapas de revista. Así fue que el nacimiento de la empresa de los Balbi fue como proveedor de su patrón. Así surgió Impresora Balbi con papá, mamá y los hijos, que cursaban el secundario en la Escuela Gráfica de Martín García y Montes de Oca. “A la mañana imprimía y a las 19 entraba al colegio”, recordó Néstor.

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La vuelta a la democracia en 1983 los encuentra ya con una máquina a dos colores y en un galpón en Wilde, al 5900 de la avenida Belgrano. Y con las elecciones les llega un primer cliente: la Unión Cívica Radical de la provincia de Buenos Aires. “Un colega tenía contacto con ellos pero no tenía la máquina para imprimir boletas, entonces nos pasó el trabajo a nosotros”, contó Julio. Néstor agregó que de la misma manera se contactaron para ese mismo comicio con el Partido Justicialista. “En el 83 imprimimos tanto para los peronistas como para los radicales, aunque hicimos algunas secciones electorales, no la totalidad de las boletas”, puntualizó Julio, quien agregó que también trabajaron para la Izquierda.Eran tiempos de boleta en blanco y negro y en papel diario.

Nunca fue un problema imprimir al mismo tiempo para peronistas y radicales, que por entonces se disputaban la presidencia y los principales cargos. “Lógicamente había que tener tacto y saber que podía existir el recelo de a quién se le entrega boletas primero que al otro, pero siempre lo manejamos bien”, explica Néstor.

El día en que se inclinaron por las boletas electorales

Esa primera elección del 83 los llevó a tomar una decisión: especializarse en boletas electorales. La empresa familiar empezó a crecer y durante la década del ‘80 ese primer galpón, tuvo dos anexiones en la avenida Belgrano. “Siempre fuimos gráficos pero de alguna manera, a través de papá, siempre habíamos estado relacionados con la política porque el diario de los Alemann tenía algo de eso”, apuntó Julio.

Así fue que junto con el crecimiento de la empresa tuvieron que aprender de política y a relacionarse con los partidos que en definitiva son sus clientes. Néstor sonrió cuando recordó que a Jorge Landau, el apoderado histórico del peronismo muerto hace dos años, “había que imprimirle la boleta de su municipio Escobar antes que la de La Matanza”. Los Balbi aprendieron que quien manejaba políticamente los asuntos nacionales del justicialismo al mismo tiempo siempre tenía su corazoncito en su distrito.

Otro de los yeites del oficio es saber que los recelos mayores muchas veces no son entre partidos rivales sino al interior de una misma organización. Los hermanos recuerdan que una vez un radical de Bragado les anunció que estaba en camino a la imprenta con un revólver porque creía que en localidades vecinas ya contaban con la boleta mientras que ellos aún no la habían recibido. Néstor le recuerda a Julio que tuvieron que pedirle a César Martucci, el responsable en ese entonces del radicalismo en esta delicada tarea y posteriormente dirigente de Boca, que le explicara a su correligionario que el orden de impresión era una decisión del propio partido y no de la imprenta. “El que nos venía a matar terminó acá a las dos de la mañana comiendo pizza con nosotros”, festejó Julio.

“El tema es el territorio, cada responsable local quiere tener la boleta con la parte municipal para repartir casa por casa, en los paseos públicos, en las mesitas de la militancia. Ese trabajo gana mucho más votos que salir en la televisión”, está convencido Néstor. Julio, en el mismo sentido, entiende que el próximo fin de semana “el trabajo con la boleta va a explotar en todos los barrios”.

El día que la imprenta se llenó de policías

En 1989 la imprenta sufrió un allanamiento. “Por la ventana veo patrulleros. Un despliegue bárbaro. Cortaron la avenida Belgrano. Entran a la planta y uno me arrincona apuntándome. Había policías caminando por los techos. Venían a buscar material del Partido Obrero en el que supuestamente incitaban a los saqueos. Habían detenido a Altamira y a otros dirigentes del partido. Era jueves porque ese día sale Prensa Obrera. Nos robaron las películas que hacíamos en ese tiempo para imprimir. Apenas se fue la policía hicimos de vuelta las películas e imprimimos el periódico”, rememoró Néstor. Los jueves a la tarde los hermanos jugaban al fútbol en GEBA. Ese jueves, después de lo vivido, Néstor escucha por la radio en el auto como un periodista decía que en ese allanamiento lo habían detenido. “Una cosa de locos, informaban que estaba en cana cuando lo único que terminó pasando es que nos hicieron firmar un acta y se fueron”. Julio explica que “días después nos dijeron desde el juzgado que nos fijáramos qué es lo que imprimimos pero eso no corresponde. Hay jurisprudencia internacional al respecto. Además, la gente de la izquierda siempre fue gente muy seria. Desde el 83 que empezamos a trabajar con el MAS y el PO hasta hoy que le imprimimos a las dos listas de la interna del Frente de Izquierda, siempre fue un trato muy correcto”.

La página de internet de Balbi consigna que imprimen “afiches, diarios, revistas, folletos, libros y mailing”. Ni siquiera se habla de boletas electorales. Es que en el mundo político todo el mundo los conoce. “Si tomamos un período de cuatro años, el 40 por ciento de nuestra facturación es por boletas electorales”, puso en números Julio la importancia para la empresa de su trabajo en elecciones. Néstor aclara que tienen 3 guillotinadoras “que las usamos a full sólo cuando hacemos boletas, el resto del tiempo con una nos alcanza”.

A cuarenta años de su primera elección, Balbi sigue con su trabajo de imprimir boletas peronistas y de izquierda. Con los radicales trabajaron hasta que se unieron con el PRO. En esta elección también le hacen trabajos “a Libres del Sur que le producimos para todo el país, al MIJD de Castells y a Nueva Unión Celeste”, según contaron.

Como buenos empresarios, los hermanos Balbi imprimen para quien los contrate. Pero tienen posición política. Julio cuenta que vota en las elecciones generales al kirchnerismo y en las PASO a alguna fuerza de izquierda “para que pasen el piso del 1,5%”. Dice que su simpatía por Cristina Kirchner “es por las ideas pero también por interés. En los cuatro años de Macri se vio que pasa con la industria, en particular con las pymes, con la política neoliberal. Yo nunca voté a Menem”. En la planta en la que Néstor avisó que sólo se iban a encontrar materiales azules y rojos, Julio se divierte al recordar que en definitiva siempre votó con boletas que hicieron en su imprenta: “a Alfonsín, a la izquierda en las PASO y al peronismo”.

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