Paco Jamandreu es un nombre que todavía hoy resuena en la historia de la moda argentina, no solo por su talento y creatividad como diseñador, sino también por su relación única y profunda con Evita, de quien fue su modisto y amigo personal. Su figura se entrelazó con la de Evita de tal manera que su legado va más allá de los vestidos que creó para ella.
En un nuevo aniversario de su nacimiento, recordamos su vida, su trabajo como diseñador de moda y su relación personal con Evita.
La vida de Paco Jamandreu
Paco Jamandreu, cuyo nombre completo era Francisco Vicente Jaumandreu, nació el 27 de agosto de 1919 en Mamaguita, un caserío en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Fue diseñador de moda, escritor, biógrafo y actor, pero es más conocido por su amistad personal con Evita y su trabajo como vestuarista en el cine argentino.
Nacido en una familia de dinero pero que atravesaba dificultades económicas, Jamandreu sobresalió en dibujo desde niño. Su adolescencia fue marcada por la soledad y el rechazo, y a los 15 años reveló su homosexualidad a su padre. A los 18 años, viajó a Buenos Aires con una carpeta de diseños, soñando con triunfar entre vedettes, actrices y cineastas.
Vivió en pensiones miserables y fue protegido por las coperas de los cabarés, fascinadas por los vestidos que diseñaba. Su vinculación con el director de cine Bayón Herrera le permitió acceder a actrices de la época que lucieron sus diseños. Trabajó en prensa gráfica, radio, y en el diseño de modas para cine y teatro.
Jamandreu tuvo un veloz ascenso en la industria del espectáculo y de la moda. Vistió a las actrices más importantes de esos años, como Zully Moreno. En 1942, hizo su debut como vestuarista cinematográfico, y en 1944 diseñó los vestuarios de El muerto falta a la cita. Pudo comprarse un departamento en el exclusivo barrio de Palermo, en la calle Billinghurst y avenida Santa Fe. Así conoció a Evita y comenzó a trabajar con ella, entablando luego un profundo vínculo personal. En la década del 50 solo trabajaría en otras dos películas, Marihuana (1950) y Enigma de mujer (1956).
En 1958, siendo perseguido políticamente por su relación con Perón y Evita, migró a Brasil, pero luego regresó a Buenos Aires, donde se refugió en su atelier y atendió a actrices famosas y desconocidas por igual. Durante los años sesenta, se volvió más activo como diseñador de moda cinematográfico, colaborando en películas como La diosa impura y Lujuria tropical. En 1969, una muestra y desfile en la Sociedad Rural de Buenos Aires lo catapultó nuevamente como inventor del "gaucho look", y entre 1969 y 1970, sus diseños se hicieron reconocidos en Estados Unidos.
Además de su trabajo en la moda, Jamandreu también se involucró en la escritura y la actuación. Publicó sus memorias, "La cabeza contra el suelo", en 1975, y un segundo libro, "Evita fuera del balcón", en 1983. Actuó en películas como Una viuda descocada y Soy paciente, y su testimonio se incluyó en la película Evita, quien quiera oír que oiga.
Falleció el 9 de marzo de 1995, a los 75 años, a causa de un infarto agudo de miocardio. Su legado como diseñador de moda y su cercanía con personajes importantes de la época lo convirtieron en una figura destacada que se sigue recordando todavía hoy.
La relación de Paco Jamandreu y Evita
A principios de 1944, Jamandreu conoció a Evita. Al principio, su relación era meramente laboral, pero con el tiempo, él se volvió su confidente, y viceversa. Evita y Perón se casaron el 22 de octubre de 1944, y Jamandreu fue una figura cercana a ambos en esa época. Sobre la primera vez que se conocieron, Paco recordó: "He conocido muy pocas mujeres con una piel semejante, como de marfil. Era rubia, de pasos largos y muy decididos".
A Jamandreu le ocurrió algo similar a lo que le sucedió a Miguel de Molina, el artista español. Los dos fueron perseguidos por la moralina de la época, pero fueron "amablemente tolerados" por la cercanía de ambos a Evita. Paco era el único varón que tenía acceso irrestricto a la residencia presidencial, y su presencia era una constante en la vida de Evita.
El fallecimiento de Evita dejó una profunda marca en Jamandreu, como él mismo confesó tiempo después. A eso se le debe sumar que después del sangriento golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955, sufrió personalmente la persecución por su vínculo cercano, lo que lo obligó a exiliarse temporalmente en Brasil.