No cabe duda que, desde que se conoció que el presidente Javier Milei clonó a su perro Conan en cuatro copias que actualmente viven la Quinta de Olivos, las dudas sobre este proceso, sus riesgos y sus implicaciones morales son discusiones que se tienen en en el marco de la crianza animal. Si comprar perros era una actividad criticada por los organismos que resguardan a estos animales, la clonación se volvió una versión extrema de ello.
No obstante, saber cómo es el proceso causa una gran intriga en la sociedad. La forma en que los perros se crean a partir del ADN de otro y qué parecido pueden tener despertó enérgicos debates, sobre todo sobre la salud de los perros.
Cómo se realiza la clonación canina
La clonación de perros es un proceso científico complejo que implica la extracción del núcleo de los óvulos del donante original y la inyección de material genético del animal que se desea clonar. Este procedimiento se realiza en laboratorios especializados, como los de empresas como Sooam Biotech y ViaGen, que confirman en sus páginas web que utilizan partos para crear clones de perros. Una vez inyectado el embrión clonado, el desarrollo del feto puede tardar alrededor de 60 días en completarse, en algunos casos, requiriendo una cesárea para el nacimiento del cachorro.
Aunque los animales clonados comparten exactamente los mismos genes que sus donantes, pueden presentar ligeras variaciones en la expresión de dichos genes. Por ejemplo, características físicas como manchas o el color de los ojos pueden diferir entre el donante y su clon. Además, la personalidad de los perros clonados puede no ser idéntica a la del original, ya que está influenciada por el entorno en el que se crían los cachorros. Esto hace difícil replicar completamente la misma personalidad en un laboratorio.
La controversia y las preocupaciones sobre la clonación de perros
A diferencia de otros animales, la clonación de perros está actualmente más regulada. En el pasado se propusieron leyes para prohibir esta práctica, como en el caso de California, Estados Unidos, en 2005, donde se intentó aprobar una ley debido a preocupaciones sobre la salud de los animales clonados y el control de la población. Sin embargo, este proyecto de ley fue rechazado. Grupos de defensa de los animales, como la Humane Society, se oponen firmemente a la clonación de mascotas, argumentando que es innecesaria y plantea problemas de bienestar animal.
Según se conoce, los perros tienen sistemas reproductores un poco más complejos, por lo que son más difíciles de clonar, y cuando se clonó a perros por primera vez, la preocupación se vinculaba a que los clones envejecieran más rápido que los perros engendrados de forma natural. Asimismo, en la mayoría de los casos, los clones están tan sanos como los perros no clonados.
A pesar de las preocupaciones éticas y de bienestar animal, la clonación de perros continúa en algunos lugares sin una regulación adecuada. Aunque en la Unión Europea propuso medidas de control, estas se centran principalmente en los alimentos, dejando la clonación de animales con fines comerciales en un terreno poco regulado y sujeto a críticas.