El 29 de mayo de 1969, en la provincia de Córdoba se desató un acontecimiento que marcaría un hito en la historia argentina: el Cordobazo. Esta huelga política de masas, liderada por una coalición de fuerzas de izquierda y sectores del peronismo, desencadenó una serie de eventos que debilitaron la dictadura militar encabezada por Juan Carlos Onganía y tuvieron repercusiones duraderas en la vida política y laboral del país.
Para comprender la magnitud del Cordobazo es fundamental tener en cuenta el contexto en el que se desarrolló. En 1969, Argentina estaba bajo el régimen militar de Onganía, quien había llegado al poder tres años antes tras el derrocamiento del presidente radical Arturo Illia. Durante su gobierno, Onganía impuso políticas restrictivas y adoptó medidas económicas que afectaron negativamente a los trabajadores.
Una de estas medidas fue el congelamiento de salarios, promovido por el ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena, quien derogó la Ley del "sábado inglés", un beneficio laboral que establecía el pago doble por las horas trabajadas después de las 13:00 los sábados. La provincia de Córdoba, reconocida por su industria automotriz y metalmecánica, fue uno de los principales epicentros de resistencia contra estas políticas. El rechazo a la cancelación del "sábado inglés" se generalizó y el movimiento obrero, a pesar de sus divisiones internas, logró unificar fuerzas y acordar una huelga general.
La cronología del Cordobazo
La huelga y la movilización fueron gestadas por líderes sindicales como Agustín Tosco, dirigente de Luz y Fuerza y referente de la CGT de los Argentinos, quien se alió con Elpidio Torres del sindicato de mecánicos (Smata) y Atilio López del sindicato de transporte (UTA), ambos de extracción peronista. El 16 de mayo, los trabajadores llevaron a cabo un paro de 24 horas para protestar contra la dictadura. Posteriormente, en un plenario celebrado el 21 de mayo, los dirigentes sindicales decidieron convocar a un paro activo de 37 horas, que tendría lugar el 29 de mayo.
El día del Cordobazo, la ciudad de Córdoba amaneció sitiada por la policía, que se ubicó estratégicamente en los puentes sobre el río Suquía. Los primeros enfrentamientos ocurrieron en torno a estos puentes, pero la movilización fue incontenible. A pesar de la represión policial, con el uso de gases lacrimógenos y ráfagas de armas de fuego, la protesta desbordó los bloqueos.
Ante la creciente agitación social, Onganía ordenó al Tercer Cuerpo de Ejército que retomara el control de la ciudad. Aviones de la Fuerza Aérea sobrevolaron Córdoba, y aunque el enfrentamiento directo fue evitado durante la noche, el ejército recuperó el control barrio por barrio en las primeras horas del viernes 30. Varios dirigentes sindicales, incluyendo a Agustín Tosco, fueron detenidos y sometidos a consejos de guerra, resultando condenados a largas penas de prisión.
Sin embargo, la represión no pudo sofocar la lucha. Después de 17 meses de encarcelamiento, los líderes sindicales fueron liberados y regresaron a Córdoba para retomar su actividad sindical.
Las consecuencias políticas del Cordobazo fueron significativas. La dictadura de Onganía perdió legitimidad y, menos de una semana después de este evento, el ministro Krieger Vasena renunció a su cargo. El Cordobazo dejó en claro que los trabajadores argentinos estaban dispuestos a luchar por sus derechos y a enfrentar a las autoridades opresoras.
Pero las implicaciones del Cordobazo no se limitaron al ámbito político. Como resultado de este proceso de lucha, se negociaron la mayoría de los convenios colectivos de trabajo, que aún hoy tienen un impacto en la legislación laboral del país. Estos acuerdos, a pesar de las múltiples modificaciones a lo largo del tiempo, continúan siendo objeto de debate y disputa, ya que algunos sectores políticos y económicos los consideran un obstáculo para la modernización o, según otros, una oportunidad para "flexibilizar" las relaciones laborales.