Hace 95 años, en un rincón de la mente creativa de Dante Quinterno, un joven dibujante argentino con menos de 20 años, nació un personaje que dejaría una huella imborrable en la historia de la historieta argentina. Ese personaje fue Patoruzú, un indio noble y bondadoso que se convirtió en el héroe ficticio más querido y emblemático de Argentina. Hoy repasamos su historia y cómo surgió la clásica historieta.
Los inicios de Dante Quinterno
Dante Quinterno, desde temprana edad, demostró su pasión por el arte y la creatividad. Su primer trabajo en el mundo de la historieta se remonta a cuando tenía tan solo 9 años, con su primera colaboración en la revista "Caras y Caretas", en la que se publicaban dibujos de niños. Desde ese momento, su destino quedó sellado en el mundo de la ilustración y la narración gráfica.
En 1926, un evento significativo marcó el camino de Quinterno: la muerte del Mono Taborda. Esta trágica pérdida le abrió una oportunidad única, la de dibujar para "Crítica", el diario más influyente de Argentina y Sudamérica en aquellos días, con la mayor tirada. Este periódico, inspirado en el modelo estadounidense, ya publicaba caricaturas en su portada, pero nunca antes había presentado una serie de historietas con continuidad. Esto cambiaría con Quintero.
José María Gutiérrez, curador de la muestra de Patoruzú y director del Centro de la Historieta y el Humor Gráfico Argentino de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, destaca este momento clave: "Crítica fue un medio que apostó fuerte a la gráfica, siguiendo el modelo norteamericano. Pese a que desde el comienzo publicaba caricaturas en tapa, desde 1914 hasta 1927 nunca había publicado una serie con continuidad, publicaba historietas pero sueltas... Quinterno tiene 17 años y va a hacer esta serie que se llama Don Gil Contento, un porteño optimista, que es una especie de cambio de paradigma".
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En un contexto en el que los personajes de historietas eran a menudo pícaros, vivos, o trepadores, Don Gil Contento era una figura optimista que enfrentaba la adversidad con una sonrisa. Esto marcó un giro en la narrativa de la historieta argentina.
El nacimiento de Patoruzú
Pero la historia de Patoruzú comenzaría más tarde, cuando el personaje vio la luz en las páginas de "Crítica", dentro de la serie Don Gil Contento. Sin embargo, esta primera aparición de Patoruzú fue efímera, publicándose solo durante dos días. Se rumorea que Quinterno decidió abandonar la serie porque no estaba dispuesto a ceder los derechos de autor de su nueva creación. Ese acto de confianza en su invento daría lugar a Patoruzú, un personaje que pronto se convertiría en un ícono.
Pero, como apunta el curador Gutiérrez, esta es solo una de las teorías. La vida de Quinterno estuvo envuelta en un aura de misterio, y apenas concedió tres entrevistas en toda su vida, la última 50 años después de la segunda. El propio Quintero era enigmático, reacio a las fotografías y las entrevistas. Una muestra de uno de sus raros escritos, realizada por Ezequiel Martínez, director de Cultura de la Biblioteca Nacional, se exhibe en la muestra.
El significado de Patoruzú
El nombre del personaje en sí mismo es un enigma. Patoruzú fue bautizado con el nombre de una golosina popular en la Argentina, lo que lo hace aún más interesante. Este indio, a pesar de ser una figura nueva y diferente al gaucho ya mitificado, compartía el lenguaje gauchesco del siglo XIX. A pesar de esta novedad, Quintero logró que el personaje reflejara la pureza y la moral en una época en la que la mayoría de los personajes eran todo lo contrario.
Una característica distintiva de Patoruzú fue su fuerza, que no provenía de ningún poder mágico, accidente en un laboratorio o condición extraterrestre, sino de su pura moral. Su fuerza estaba arraigada en su nobleza y su carácter, lo que lo hacía único en el mundo de los cómics. De hecho, Patoruzú precedió en cinco años al primer superhéroe estadounidense de cómic, lo que le otorga un lugar especial en la historia de la historieta.