La figura de Miguel Etchecolatz, exjefe de investigaciones de la policía provincial de Argentina durante la última dictadura militar, está marcada por la brutalidad de sus crímenes y su aparente indiferencia ante la justicia. Sin embargo, un episodio en particular, ocurrido durante el final de su sentencia en 2014, destacó sobre su inquietante presencia en la historia del país.
El viernes 2014, en un tribunal argentino, se escucharon las últimas palabras de la sentencia por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención conocido como "La Cacha". El juez Carlos Rozanski pronunciaba la condena a perpetua para Miguel Etchecolatz, quien se mantuvo imperturbable ante los aplausos del público que celebraba la decisión.
El papel que tenía en sus manos
Lo que sucedió a continuación dejó perplejos a los presentes. Etchecolatz tomó un pequeño papel y trató de entregárselo al tribunal, pero se le impidió hacerlo. El contenido del papel, según se informó, llevaba escrito a mano el nombre "Jorge Julio López", una figura clave en la historia de las desapariciones forzadas en Argentina.
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Los fotógrafos presentes lograron captar que el mensaje contenía además las palabras "secuestro" y el verbo "secuestrar". Este incidente provocó que Etchecolatz fuera imputado, ya que los fiscales argumentaron que su intención era generar alarma, temor y confusión entre las víctimas y los testigos presentes en el tribunal. Sin embargo, la investigación nunca avanzó, y el misterio en torno a las intenciones detrás de ese mensaje persistió.
La segunda desaparición
La presencia de Jorge Julio López en este episodio es particularmente inquietante. López fue visto por última vez el 18 de septiembre de 2006, después de declarar en el juicio contra Miguel Etchecolatz. Tenía 76 años en ese momento y se dirigía al Palacio Municipal de La Plata, donde se llevaría a cabo el juicio. Sin embargo, nunca llegó a su destino y su desaparición ha permanecido sin resolver.
Rubén, hijo de Jorge Julio López, ha expresado su creencia de que Etchecolatz tenía conocimiento de lo que había sucedido con su padre. En ese momento, cuando Etchecolatz mostró el papel con el nombre de Jorge Julio López, las autoridades no tomaron medidas adicionales para investigar el asunto, lo que ha generado preguntas y preocupaciones persistentes.
La figura de Miguel Etchecolatz estuvo marcada por múltiples condenas a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. Estas sentencias se emitieron en 1986, 2004, 2006, 2014, 2016, 2018, 2020 y 2021, y todas se unificaron en su condena final. Su fallecimiento a los 93 años en una clínica de la provincia de Buenos Aires marca el fin de una era para muchos, pero su sombría influencia en la historia argentina y las preguntas sin respuesta sobre su papel en la desaparición de Jorge Julio López seguirán siendo un recordatorio constante de los horrores del pasado.