Hoy es el Día de la Tierra, una fecha para centrarse en la conciencia ambiental y tomar medidas para proteger nuestro planeta. Se originó a partir de protestas en 1970 por daños ambientales, y se convirtió en un gran movimiento global con más de mil millones de personas participando en más de 190 países.
El tema de este año es "Invertir en nuestro planeta" con un enfoque en la reducción de la contaminación plástica. Además, las organizaciones ambientales advierten que la fecha límite está muy cerca y hay que tomar medidas urgentes.
El límite: 2050
Un estudio alarmante publicado en la revista Nature señaló que la selva amazónica podría llegar a un punto crítico debido al cambio climático. Los científicos de la Universidad Federal de Santa Catalina lideraron la investigación, y estimaron que para el año 2050 podría desaparecer la mitad de este vital ecosistema, considerado uno de los principales pulmones del planeta.
El informe destaca que las alteraciones climáticas, como el aumento de la temperatura y la disminución de las precipitaciones, desencadenan un desequilibrio sin precedentes en la Amazonía. Esta situación provoca un aumento de sequías durante las estaciones secas y, simultáneamente, un incremento de las lluvias en las estaciones húmedas, exacerbando los extremos climáticos.
El nivel alarmante de deforestación también juega un papel crucial. El límite seguro de deforestación se estableció en el 10 por ciento, pero lamentablemente ya se superó el 13 por ciento. Los científicos advierten que el punto de no retorno se aproxima rápidamente, situándose cerca del 20 por ciento de deforestación.
Impacto devastador en la biodiversidad y la población
La crisis climática ya está cobrando un alto precio en la región amazónica. Un artículo reciente en la revista Science revela la crítica escasez de lluvias en Manaos, una ciudad con dos millones de habitantes situada en el corazón de la Amazonía. Esta sequía excepcional, combinada con olas de calor extremas, dejó a la ciudad paralizada, con graves repercusiones en el suministro de agua, la navegación fluvial y la economía local.
Además, investigaciones recientes, como la llevada a cabo por Jochen Schöngart del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (INPA), revelan un preocupante desequilibrio hidrológico en la región. Este desbalance, caracterizado por inundaciones y sequías extremas, amenaza la supervivencia de especies emblemáticas como el tucuxi, un delfín de agua dulce.
El desequilibrio hidrológico no solo afecta la biodiversidad, sino también las economías regionales. La pesca y la agricultura, pilares de la subsistencia local, se ven amenazadas por la disminución de los caudales de los ríos y las condiciones climáticas extremas.