Cuánto tiempo duró la radiación en Hiroshima

Aunque la explosión nuclear en Hiroshima duró solo unos pocos segundos, su impacto en forma de radiación persistió durante décadas. La radiación dejó un legado de enfermedades y sufrimiento que afectó a múltiples generaciones. 

06 de agosto, 2023 | 00.20

El 6 de agosto de 1945, Hiroshima, Japón, se convirtió en el epicentro de un evento que cambiaría la historia: el bombardeo atómico. La detonación de la bomba "Little Boy" liberó una devastadora cantidad de energía nuclear, que resultó en la pérdida de innumerables vidas y una destrucción sin precedentes. Sin embargo, el impacto del ataque no se limitó solo a la explosión inicial y la onda expansiva. Uno de los aspectos más insidiosos y duraderos del bombardeo fue la radiación, cuyos efectos continúan resonando en la ciudad y en la conciencia global hasta el día de hoy.

La radiación y sus efectos

La radiación liberada por la explosión fue una mezcla mortal de rayos gamma, neutrones y partículas alfa y beta. Estas partículas ionizantes tenían el poder de alterar el ADN y dañar células vivas. En el momento de la detonación, se liberó una intensa radiación que afectó a las personas y estructuras cercanas. Quienes sobrevivieron al bombardeo pero quedaron expuestos a altos niveles de radiación sufrieron síntomas agudos como quemaduras, náuseas, vómitos y diarrea. Muchos fallecieron en los días y semanas posteriores debido a la exposición a esta radiación inicial.

Persistencia a largo plazo

La radiación no se desvaneció con la explosión. Los materiales irradiados y la contaminación radiactiva persistieron en la zona afectada durante mucho tiempo después del ataque. La radiación residual continuó afectando a los sobrevivientes y a quienes se mudaron a Hiroshima en los años siguientes. La exposición crónica a la radiación provocó un aumento en los casos de leucemia, cáncer y otros problemas de salud relacionados con la radiación.

El espectro invisible: radiación fantasma

La ciudad fue destruida en gran parte por una bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial.

Uno de los aspectos más insidiosos de la radiación es su invisibilidad. A diferencia de las secuelas físicas inmediatas del bombardeo, la radiación no puede ser percibida por los sentidos humanos. Esto hizo que la amenaza fuera aún más difícil de entender y mitigar en los días y meses posteriores al ataque. La falta de comprensión sobre la radiación llevó a muchos a exponerse inadvertidamente a niveles peligrosos de radiación, ya que no podían detectarla ni evitarla.

Los efectos generacionales

La radiación no solo afectó a quienes vivieron el bombardeo, sino que también dejó su huella en las generaciones futuras. Los sobrevivientes expuestos a la radiación antes de concebir a sus hijos transmitieron posibles mutaciones genéticas a las siguientes generaciones. Esto generó preocupaciones sobre la salud y el bienestar de las futuras descendencias de los sobrevivientes.

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