Hoy, 15 de abril, se cumple un nuevo aniversario desde aquel día de 1953, cuando la tranquilidad de la Plaza de Mayo en Buenos Aires se vio abruptamente interrumpida por el estruendo de dos explosiones. Durante un acto sindical organizado por la Confederación General de Trabajo (CGT), el presidente Juan Domingo Perón se dirigía a la multitud cuando las bombas detonaron, sembrando el caos y tragedia entre los presentes que recuerdan esta efeméride con tristeza y dolor.
El atentado, perpetrado en un momento de agitación política y crisis económica, dejó un saldo desgarrador: 6 personas muertas y más de 90 heridas. Este acto de violencia extrema marcó un punto de inflexión en la historia argentina, sumiendo al país en un clima de temor y desconfianza.
Represalias y búsqueda de Justicia
Los responsables del atentado, en su mayoría jóvenes profesionales y universitarios de familias acomodadas, fueron identificados y llevados ante la justicia. Entre ellos destacaban los hermanos Lanusse y Roque Carranza, quienes jugaron un papel clave en la organización del ataque.
A pesar de las duras condenas y los procesamientos, la historia daría un giro inesperado para algunos de los perpetradores. Roque Carranza, uno de los involucrados, emergió años más tarde como una figura destacada en la política argentina y ocupó cargos ministeriales durante las presidencias de Illia y Alfonsín.
La amnistía otorgada tras el Golpe de Estado de 1955 permitió la reintegración de antiguos miembros del grupo terrorista en la sociedad argentina, un hecho que generó controversia y debate en torno a la justicia y el perdón.
A pesar de que el atentado de 1953 a menudo queda eclipsado por eventos posteriores, como el bombardeo de la Plaza de Mayo en 1955, su legado perdura como un recordatorio de los tiempos tumultuosos en los que la violencia se convirtió en la única forma de expresión para algunos sectores de la sociedad argentina.
Contexto peronista
Cabe recordar que la primera presidencia de Juan Domingo Perón se desarrolló en un contexto histórico marcado por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, con una economía argentina en auge y una creciente clase obrera. En las elecciones presidenciales de 1946, Perón, líder del Partido Laborista, triunfó junto a su compañera, Eva Duarte de Perón, al formar una alianza con sectores sindicales y populares.
Las principales medidas de Gobierno, que generaron más antipatía, fueron la expansión de derechos laborales, ya que se implementaron medidas como el salario mínimo vital y móvil, la jornada laboral de 8 horas, las vacaciones pagas, el aguinaldo y la seguridad social. La nacionalización de empresas y la estatizaron sectores estratégicos como ferrocarriles, puertos y servicios públicos.
Además, el fomento de la industria, porque se impulsó la industrialización del país a través de planes quinquenales y políticas proteccionistas y el sufragio femenino, al concederse el derecho al voto a las mujeres en 1947.