Mujeres de cooperativas textiles producen y donan los súper barbijos del Conicet

Son trabajadoras textiles del Frente Popular Darío Santillán. Donan la mitad de la producción a comedores populares y el resto los venden a un tercio del valor de mercado.

07 de febrero, 2021 | 00.05

“Para nosotras es un orgullo confeccionar y acercarles estos superbarbijos a nuestros vecinos y vecinas a un precio accesible, realizados por investigadores argentinos del Conicet, por científicos de nuestras universidades públicas. Estamos muy contentas de que lleguen a los barrios populares”, dice Silvia Cano, responsable de las textiles del Frente Popular Darío Santillán, en diálogo con El Destape.

Son sesenta mujeres que trabajan en uno de los varios polos textiles que tiene la organización, en este caso ubicado en la estación Darío y Maxi, en Avellaneda. La mitad de la producción se distribuye mediante donaciones a comedores populares y espacios recreativos de los barrios, y el otro cincuenta por ciento es vendido a un tercio del precio de mercado a través de su comercializadora MeCoPo.

En la textil de Avellaneda reciben las telas tricapa con activos antivirales, bactericidas y antihongos, desarrolladas por el Conicet, gracias a la articulación con la Universidad de San Martín y una pyme ubicada en La Matanza, la textil Kovi S.R.L., que tiene la licencia para su fabricación pero bajo el requisito de que donara el 10 por ciento de sus telas a talleres textiles cooperativos.

Comenzaron hace cuatro meses y van por los 20 mil barbijos confeccionados, a un ritmo de 5 mil por mes. No venden al por mayor y solo se pueden comprar hasta veinte unidades por persona. El objetivo es evitar la reventa con el precio multiplicado en kioscos y farmacias. También confeccionan kits sanitarios y guardapolvos.

La primera donación fue hacia la villa 21-24, que tuvo un pico de contagios en los primeros meses de la pandemia. Luego siguieron por barrios de La Matanza, la Villa Itatí en Quilmes, de San Martín, Merlo y distintos puntos del Área Metropolitana de Buenos Aires.

Ahora coordinan con los gremios docentes para que la próxima entrega solidaria llegue a maestras y maestros, y así ofrecerles mayor seguridad sanitaria en el regreso de las clases presenciales.

El rubro es una de las principales ramas de la economía popular, con fuerte presencia de los movimientos populares. “Las textiles ya veníamos muy golpeadas y llegó la pandemia, las compañeras no tenían laburo para llevar un mango a la casa. Con este trabajo podemos ayudarlas”, explica Silvia.

Cuenta que hay mujeres de todas las edades, muchas jóvenes y algunas que todavía no se pudieron reincorporar a la actividad porque son mayores de sesenta años, aunque colaboran desde sus casas generarse un ingreso que complemente la jubilación.

La mayoría son madres solteras. En muchos casos, luego de trabajar ocho horas en las máquinas textiles continúan con actividades solidarias en los barrios. “Tuvimos que activar muchas ollas para la merienda y la cena, hay un montón de familias que no llegan a fin de mes y que en plena pandemia ni siquiera llegan a un plato de comida en la casa”, explica Silvia Cano, que es además referenta del FPDS en la Villa 21-24 del barrio de Barracas.

Las cooperativas textiles de las organizaciones sociales lograron ser incluídas como proveedoras del Estado, y firmaron convenios con el ministerio de Desarrollo de la Comunidad bonaerense. La rama textil del FPDS trabaja desde hace más de 20 años, y con más de 350 mujeres y hombres de Argentina, Bolivia, Perú y Paraguay, entre otros países.

Los barbijos se pueden comprar a través de la web de Me.Co.Po. (Mercado de Consumo Popular), un esquema con el que la organización promueve la compra de productos de la economía popular y la autogestión. Ahí explican que la iniciativa surge de Pueblo en Marcha, como una nueva experiencia de economía y modelo de consumo responsable, colaborativo y solidario que ofrece un precio justo para productores y consumidores.

El CONICET anunció en agosto del 2020 que habían desarrollado telas antivirales para barbijos de uso social. Según detallaron, sus propiedades antimicrobianas fueron testeadas con éxito por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y su acción antiviral por el Instituto de Virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).