La comunidad de la Escuela 12 de la localidad platense de Gonnet, junto a familiares de Horacio Ungaro, uno de los estudiantes secuestrados y asesinados durante la última dictadura cívico-militar en el hecho conocido como La Noche de los Lápices, reclamaron que se restituya su nombre al colegio. La decisión se había tomado por unanimidad en homenaje a su lucha estudiantil, pero en 2015 la institución cambió su estructura y volvió a cambiarse.
La escuela está ubicada en 495 entre Centenario y 15 bis, de Gonnet y, en el 2006, por decisión de la comunidad, se decidió llevaría el nombre de Horacio Angel Ungaro, lo que en ese momento fue avalado por resolución de la Dirección General de Educación y Cultura bonaerense, firmada por Adriana Puiggrós, la titular de la cartera provincial de ese momento.
En la resolución se tuvo en cuenta que Horacio había sido alumno del establecimiento y se destacó "su conciencia crítica que lo llevó a sostener una activa militancia en pos de una sociedad justa y solidaria". También se consideró que la imposición de su nombre a un establecimiento escolar suponía mantener viva "la memoria de hechos que enlutaron el corazón de todo el país, memoria viva que impedirá su repetición".
En 2015, la escuela modificó su estructura, en el marco de cambios en el nivel medio impuestos por el Gobierno provincial, y pasó a llamarse "Manuel B. Gonnet", exministro de obras públicas bonaerense de 1884 y diera nombre a esa localidad.
Ahora, la comunidad educativa junto con Suteba y familiares del joven reclamaron a la Dirección General de Educación y Cultura bonaerense, a cargo de Alberto Sileoni, que sostuviera la decisión tomada en conjunto en conmemoración del estudiante secundario secuestrado y desaparecido el 16 de septiembre de 1976.
Marta Ungaro, hermana de Horacio, recordó que el joven de 17 años "estaba terminando la escuela secundaria y quería estudiar Medicina; era extremadamente lector, estaba desde chico en el Club Estudiantes de La Plata y era muy comprometido con lo social, tenía la sensibilidad de la militancia de buscar un mundo mejor". Y destacó: "Él iba caminando al colegio, no necesitaba el boleto estudiantil, lo mismo María Claudia Falcone (otra de las estudiantes desaparecidas en esa jornada), que vivía a media cuadra, pero lucharon por un boleto para todos y eso es lo importante, la solidaridad que ellos encarnan y que es importante que los jóvenes la sientan y la interpreten".
Consideró que el colegio lleve el nombre de su hermano, como se había elegido en el 2006, "es honrar a los hombres, niños, adolescentes que marcaron la historia, a quienes les fue quitada la vida por sus ideales, ideales que no están cumplidos". En ese sentido, dijo la mujer al reclamar que se restituya a la Escuela número 12 el nombre de su hermano: "Los lápices siguen escribiendo ´Memoria, verdad y justicia´ y son ellos los jóvenes estudiantes secundarios los que sostienen esos lápices".
La noche del 16 de septiembre de 1976 las fuerzas represivas secuestraron a Horacio Ungaro junto a un amigo que se había quedado a dormir en su casa: Daniel Alberto Racero. Además de ellos dos, fueron secuestrados Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone y Francisco López Muntaner. Al día siguiente, los represores apresaron a Emilce Moler y Patricia Miranda y cuatro días después fue detenido Pablo Díaz. Una semana antes habían secuestrado al estudiante Gustavo Calotti.
Las y los estudiantes fueron conducidos al centro clandestino de detención Arana, donde se los torturó durante semanas y luego se los trasladó al Pozo de Banfield. Moler, Díaz, Miranda y Calotti sobrevivieron y recuperaron la libertad. El resto, aún están desaparecidos.
Nora, otra de las hermanas Ungaro, fue secuestrada 15 días después que Horacio. La liberaron 20 días después tras pasar por los centros clandestinos de detención Arana y el Pozo de Quilmes.
Con información de Télam.