En el marco de la primera JAM de videojuegos (espacio donde se crean equipos y desarrollan juegos en un período corto) enfocada en derechos humanos, organizada por Women In Games Argentina y el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex Esma), se desarrolló Naná. En él, el jugador o jugadora encarna a Adri Lewi, la hija de Ana María Sonder y Jorge Claudio Lewi, víctimas del terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar de Argentina. De descarga gratuita, el apunta a que las personas conozcan y vivencien cómo fue la búsqueda de información, fotos y datos de los padres de Lewi. Levanta así la bandera de la memoria, la verdad y la justicia.
Jorge Claudio Lewi era técnico químico y Ana María Sonder era maestra, ambos militantes de la Juventud Peronista que vivían en la clandestinidad. El 8 de octubre de 1978 un grupo de personas irrumpió en la casa donde vivían y se los llevaron junto con su hija de 18 meses. A los días, Adri Lewi fue devuelta a sus abuelos: la dejaron con una nota prendida en la ropa escrita por su mamá y una foto de su papá. Después de 45 años de su secuestro, la pareja continúa desaparecida.A medida que fue creciendo, Lewi comenzó un proceso de búsqueda y reconstrucción de los hechos. De sus padres le habían quedado muy pocas cosas y tuvo que recopilar algunas otras a partir de familiares o compañeros de la facultad de la pareja. Es esta búsqueda y los hallazgos lo que se plasma en el videojuego Naná.
El jugador o jugadora encarna a la bebé Lewi quien recorre los espacios de la casa, como el living, la cocina y el patio. En ese camino, se cruzará con los padres y con sus fotos, objetos y pertenencias y, mediante un clic, podrá encontrar más información sobre el material.
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“El juego se sitúa antes del secuestro, Adri es bebé y los padres están ahí. La idea es traerlos a la vida de alguna manera y contar quiénes eran ellos y cómo fue su juventud. Eran dos personas muy animadas, ella tocaba la guitarra y cantaba y él era muy estudioso. Eran dos personas inteligentes que tenían un montón de cosas para decir y que se las arrebataron”, explica Marti Vercelli, diseñadora del juego y animadora de fondos en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
Y agrega: “Se trata de, no sólo contar el horror y las desapariciones de aquella época, sino también un costado más bello de lo que podría haber sido y no fue”.
Una vida de búsqueda
En coincidencia, Lewi narra ante este medio: “Me gustaría que los pibes y pibas que jueguen Naná se lleven la humanización de mis padres. La desaparición de personas son situaciones muy violentas, entonces sucede que lo que contamos queda muy marcado en la muerte y en la violencia. Creo que hay que humanizarlos, pensarlos como los jóvenes que fueron, los sueños que tenían, las cosas que les gustaban. Eso hace que podamos traerlos al presente y conservar su memoria“.
Además, rememora cómo fue la averiguación de información sobre sus padres, lo que permite que hoy eso esté plasmado en un videojuego. “Es una búsqueda de toda la vida. Mis viejes desaparecieron cuando yo tenía un año y medio y mi familia quedó en silencio. De ellos no se hablaba, como si no hubiesen existido, fue la desaparición en su máxima expresión“.
“Cada detalle de información fue una lucha contra el olvido, suena épico pero es así. Por ejemplo, hace diez años apareció un rollo fotográfico y resultó que eran las fotos de casamiento de mis papás. Ahora que mis abuelos fallecieron, mi tía me compartió cosas que ellos tenían y había fotos que nunca había visto, por ejemplo, de mi papá de chico. También, pasó que recién este año me senté a hablar con la prima de mis papás sobre el tema y la conozco de toda la vida. Yo tengo 46 años y recién en el último tiempo empezaron a aparecer cosas.”.
Un juego para una amiga
Vercelli cuenta que ya hace tiempo deseaba hacer un juego interactivo que permita contar historias y que eligió la de Lewi, quien de hecho es la contenidista del juego y quien proporcionó las fotografías y objetos. Ambas trabajan en el Espacio Memoria y Derechos Humanos y son amigas. “Un poco el sentido del juego es devolverle a ella la oportunidad de poder interactuar con sus papás de alguna manera, aunque sea de forma fantasiosa”, apunta.
“Cuando Marti me dijo que había que pensar el diálogo entre mis dos papás fue emocionante. No me acuerdo la voz de ellos, es algo que nos suele suceder a les hijes de desaparecides, pero darles una interacción entre ellos aunque no sea hablada fue hacerles recuperar esa voz. Realmente es algo muy fuerte, emocionante y hasta tierno“, explaya Lewi.
A su vez, Vercelli señala que desde el Espacio Memoria y Derechos Humanos siempre se piensa cómo llegar al público más joven. “El videojuego es uno de los mejores lenguajes para lograrlo porque te obliga a interactuar y la interacción es un modo muy efectivo de compartir y transmitir algo. Es un recurso pedagógico muy importante hoy en día que quizás no lo encontramos en otros lados, como en el libro”.
Y ejemplifica: “No es lo mismo jugar un juego que me cuenta que un chico perdió a su familia en el Holocausto que leerlo en un libro. No porque estos no sean efectivos sino porque hoy en día les pibis tienen esta cuestión tecnológica de querer todo de manera inmediata y rápida. Entonces, el juego te permite eso”.
Además de Adri Lewi y Marti Vercelli, Naná fue realizado por Carolina da Fonseca, Lis Valle y Laura Guevara y se puede descargar y jugar de manera gratuita.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas