La historia del nieto 133 que recuperaron las Abuelas de Plaza de Mayo

Abuelas de Plaza de Mayo confirmaron la recuperación de un nuevo nieto. Se trata del hijo de la familia Santucho y nieto de Néida Navajas, histórica referente de la organización. "Estoy flotando en el aire", dijo el padre de quien ahora conoció su verdadera identidad.

28 de julio, 2023 | 20.01

El nieto recuperado 133, cuya restitución de identidad fue presentada este mediodía por Abuelas de Plaza de Mayo, es el hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, nieto de la abuela Nélida Navajas -ex secretaria de la organización, fallecida en 2012- y hermano de Miguel “Tano” Santucho, también miembro de la organización. El "Tano" fue quien continuó con su búsqueda junto a la institución hasta el día de su identificación, en una nueva victoria por la democracia.

Según informaron, el nieto 133 -de quien no dieron su nombre- tiene dos hijos y fue anoticiado de su identidad el 26 de julio pasado por la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). Ya se reunió con su padre y sus hermanos, Miguel y Camilo. Tal como reconstruyeron, su mamá estaba embarazada de él cuando fue desaparecida el 13 de julio de 1976, por una patota del Ejército conducido por el gobierno militar de facto.

La historia de Navajas y Santucho

Cristina Navajas, madre del Nieto 133, nació en 1949 en la Ciudad de Buenos Aires. Tenía 26 años al momento de su secuestro, era maestra y estudiante de sociología en la Universidad Católica Argentina (UCA). En dicha universidad conoció a Julio Santucho,  séptimo hijo de una familia de 10 hermanos proveniente de Santiago del Estero y cuyo miembro más reconocido fue Mario Roberto Santucho, dirigente clave del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Para Julio se esperaba una carrera religiosa. Fue pupilo, se recibió de teólogo y estuvo a punto de ordenarse cura, hasta que en los pasillos de la Facultad, conoció a Cristina. En 1971 se casaron, en 1973 tuvieron a su primer hijo, Camilo, y en 1975 a Miguel.

Ella fue desaparecida, embarazada, el 13 de julio de 1976. El operativo fue en un departamento de la familia Santucho, en Avenida Warnes 735, donde estaba viviendo su cuñada, Manuela, con su hijo Diego, de un año. Cristina se encontraba allí con sus hijos de casualidad. Además, estaba con ellas otra compañera de militancia, Alicia D’Ambra, también embarazada en aquel momento; todavía Abuelas sigue buscando al niño/a.

Los militares ingresaron al lugar, secuestraron a las tres mujeres y dejaron a los tres niños solos en el departamento. Una vecina avisó a Nélida sobre lo ocurrido y la representante histórica de Abuelas fue a buscar a los chicos con su hijo menor, Jorge. En una cartera, perteneciente a Cristina, encontró una carta que no llegó a enviarle a Julio, donde le mencionaba un atraso y manifestaba estar embarazada. Tiempo después, por testimonios de sobrevivientes, pudieron confirmar que el embarazo siguió su curso.

Julio se enteró del secuestro de su mujer al día siguiente del hecho y de inmediato inició gestiones para sacar a sus hijos del país -dejaron el país tiempo después junto a dos compañeros que se hicieron pasar por sus padres-. Mientras tanto, Nélida movió cielo y tierra para encontrarla. Contactos políticos, religiosos, militares. No consiguió nada. Tampoco supo si buscaba un nieto o una nieta solo que debía haber nacido en febrero de 1977. Se unió a Abuela y se puso al servicio de la búsqueda colectiva.

Según cuenta la organización, Cristina estuvo primero en la sede de Coordinación Federal y luego fue vista en Automotores Orletti, centro clandestino bajo las órdenes del Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE) en el barrio porteño de Floresta. Estuvieron menos de un mes en Orletti, donde fueron torturadas con brutalidad -en especial Manuel y Cristina, por pertenecer a los Santucho-. El 13 de agosto fueron llevadas al centro Proto Banco, donde permanecieron hasta el 28 de diciembre de ese año: allí, según el testimonio de otra detenida, Cristina seguía embarazada.

Llegó al Pozo de Banfield con un embarazo avanzado y por el testimonio de la sobreviviente Adriana Calvo, se estima que estuvo allí hasta el 25 de abril de 1977. En ese momento, a Cristina ya le habían robado a su hijo

La búsqueda incansable y la restitución del Nieto 133

Miguel, hijo de Cristina y Julio, retornó a la Argentina en 1985 cuando su abuela Nélida ya era secretaria de Abuelas. En 1993 se radicó finalmente en el país y comenzó a reconstruir la historia de su familia. "Entre detenidos, asesinados y exiliados, los Santucho suman casi una veintena: diez de ellos, aún desaparecidos y un niño o niña, aún buscado", explican desde la organización.

Dos años más tarde, se unió a H.I.J.O.S. y fundó la comisión Hermanos, que acompaña la búsqueda de Abuelas. Nélida le entregó toda la documentación que había reunido y falleció el 2 de mayo del 2012. Se integró a la Comisón Directiva y trabaja hasta el día de hoy en la Casa por Ia Identidad, donde da charlas y visitas guiadas al servicio de la búsqueda.

El Nieto 133 se acercó a Abuelas de forma espontánea, indican desde la organización. Según informaron fue anotado como hijo propio de un integrante de las fuerzas de seguridad y una enfermera, el 24 de marzo de 1977. Siempre tuvo dudas de su identidad, ya que fue criado como hijo único y con una hermana 20 años mayor que él, que ya no vivía con su familia. Fue ella quien le confesó que no era hijo de quienes decían ser sus padres. Se enfrentó con su apropiador dos veces, nunca le dijo la verdad.

Tras presentar toda la información correspondiente de la CONADI, se realizó la investigación y el abril de este año, se hizo el examen de ADN corroborando sus datos en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). El 26 de julio pasado fue citado para comunicarle que es hijo de Cristina y Julio y se le notificó a la familia Santucho de la noticia. "Entre todas y todos, cada día, debemos defender, sostener y garantizar nuestra democracia, erradicando el odio, el negacionismo, la construcción del otro como enemigo, y poniendo el amor y el bien común como horizonte. ¡Bienvenido querido nieto, sos un triunfo de nuestra democracia!", cierran las Abuelas en el comunicado.

El reencuentro con su papá Julio

Julio Santucho, su papá, estuvo presente en la conferencia de prensa junto a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y mostró su alegría por la restitución del Nieto 133. "Son dos días que vengo flotando en el aire porque de golpe recibo una videollamada de que esta persona se hizo el análisis de ADN y que el resultado era que era hijo de Cristina y mío", expresó en diálogo con El Destape Radio.

"Fue sorpresivo, conversamos por videollamada y para ser más fuerte la impresión, es como si me mirara al espejo con 40 años. Me encontré a una persona muy serena, que había sufrido mucho para conseguir la verdad porque se dio cuenta hace cuatro o cinco años que no era su familia", señaló. Y sostuvo: "Antes de la pandemia tuvo contacto con Abuelas, estaba atormentado por la situación. Hasta que pudo superar esos conflictos, siguió avanzando y se hizo la prueba".

Según los testimonios, Cristina estuvo en cautiverio junto a la hermana de Julio, Manuela. "Los últimos tres meses, de diciembre a marzo de 1977, no hay testimonios ni sobrevivientes del Pozo de Banfield", expresó sobre la falta de información sobre qué había sucedido con el embarazo de su esposa. "Imaginate lo que significa, en esas condiciones de infierno que eran los campos de concentración, que ella haya tenido la fuerza para mantener un embarazo y para tener a este hijo. Es un milagro de la fuerza de voluntad", dijo.

"Es un daño de la dictadura, como todos los desaparecidos y los asesinados. Nos robó 46 años de la vida de mi hijo. Por otro lado, al mismo tiempo, es una victoria. Nos quisieron quitar a nuestros hijos y nosotros los estamos recuperando, para mí es un día de alegría, felicidad y agradecimiento", manifestó Julio.

Sobre los pasos a seguir, Santucho sostuvo que su hijo recuperado quiere conocer a su madre. "Quiere saber quién fue su madre y yo quiero saber cómo fue su vida. Me contó la parte más difícil, la más dura, donde más sufrió. Para mí es un misterio también, él dice que se crió en medio de la mentira", añade. Además confirmó que es abuelo de otros dos nietos, que recuperó también con la restitución aunque todavía no los pudo conocer.

"En la primera conversación que tuvimos, me dijo 'hola pa', entonces él ya está en el papel de hijo. Espero que podamos recuperar los años perdidos", sentenció emocionado por el momento que le tocó vivir.