Tehuel Delatorre es un joven trans de 22 años que vive en San Vicente (provincia de Buenos Aires) y que fue visto por última vez el 11 de marzo, cuando se dirigía a la localidad bonaerense de Alejandro Korn para una entrevista de trabajo. Según el relato de su hermana Verónica, Luis Ramos le había ofrecido trabajar como mozo en un evento “que nunca existió”. Desde ese momento no se supo más nada de él.
La investigación está a cargo de la fiscal Karina Guyot, de la UFI descentralizada de San Vicente. Hasta el momento, hay dos hombres detenidos que, por el momento, no declararon. Uno de ellos es Luis Ramos, en cuyo domicilio se encontraron restos del celular y ropa de Tehuel, y el otro es Oscar Alfredo Montes, un amigo de Ramos. De hecho, según información judicial a la que accedió este medio, en el celular de Ramos apareció una foto en la que aparecen los tres (Tehuel, Montes y Ramos).
Estas semanas se realizaron allanamientos, rastrillajes y se están investigando los celulares de los dos hombres que están detenidos. Una de las últimas novedades es que en el celular de Ramos apareció una foto de Tehuel junto a los dos hombres en la casa de Montes.
La familia se reunió con la ministra de las mujeres de la Provincia de Buenos Aires, Estela Díaz y con el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, que hace pocos días emitió un comunicado en el que ofrece una recompensa de hasta 2 millones de pesos para quien pueda aportar información sobre Tehuel.
El 11 de abril se cumplió un mes desde la última vez que fue visto y distintas organizaciones sociales, políticas, feministas, LGBTTTIQ+ y activistas travestis, trans y no binaries salieron a las calles a exigir la aparición con vida de Tehuel. Se trató de una acción federal, con modalidades virtual y presencial, que tuvo réplicas en más de 15 manifestaciones en distintos puntos del país. Este domingo 18 de abril se realizará una convocatoria virtual abierta para continuar organizando las acciones para acompañar la búsqueda de Tehuel.
“Lo único que quiero es que aparezca mi hermano cuanto antes. La familia está destrozada y desesperada buscándolo. Necesitamos encontrarlo”, declaró su hermana Verónica.
Quién es Tehuel
Tehuel vive con su novia Michelle en la casa de su mamá y trabaja haciendo “changas”: vende la comida que su novia cocina y corta el pasto. Le gusta jugar al futbol y suele frecuentar la canchita del barrio. Desapareció cuando se dirigía a rumbo a una entrevista para trabajar como mozo en un evento.
Hace poco más de un mes que a Tehuel lo busca su compañera, su familia, sus amigos y todo el vecindario. Algo que muchas veces no sucede en casos de población travestis, trans y no binaries.
El caso de Tehuel no es un hecho aislado. Los varones trans son una población invisibilizada y su desaparición se da en el marco de una sociedad que avala hechos de violencia hacia las identidades travestis, trans y no binaries.
Para Fernando Martín, referente de la organización social Hombres Trans Argentinos, los varones trans muchas veces trabajan “de lo que pueden y donde nos dejan”, en espacios que muchas veces pueden ser violentos o peligrosos para quienes se reconocen en esas identidades.
La cobertura mediática
Ese tipo de violencia es perpetuada también a través de los medios de comunicación. Para Ese Montenegro, activista trans masculino, cuando se hizo pública la desaparición de Tehuel, en los medios se produjeron una serie de violencias como la de negar su identidad, nombrarlo en femenino, llamarlo por su “nombre asignado al nacer", que es distinto al que el eligió para sí, y se lo intentó responsabilizar de los motivos de su desaparición.
Esas acciones, además de violar lo establecido por la Ley de Identidad de Género, sancionada en 2012, son el reflejo de esa violencia estructural que se expresa a través de sus sesgos y prejuicios.
“A diferencia de lo que muchos dicen —y no dudo hasta creen— no es que de las experiencias de vida de las personas trans ‘se sabe poco’ o ‘es todo muy nuevo’. Al contrario, el problema es que se sabe, se impone y se interpreta desde la experiencia de las personas cisgénero, es decir, aquellas personas que se identifican con el mismo género que les fue impuesto al nacer”, enfatiza Montenegro.
“Y ahí fracasan, dañan y entorpecen búsquedas como la de Tehuel. A la comunicación, como al sistema judicial, como a la educación, la salud, etc. le falta desnaturalizar la heterocisexualidad, dejar de proponerla como la única mirada posible (y deseable, lo cual es peor) y empezar a entender el mundo desde otras perspectivas”, reclama.
Otra de barreras que intenta romper el caso en los medios tiene que ver con su alcance y difusión, algo que reclaman fuertemente desde las militancias travestis, trans y no binaries. “Esto sucede en una sociedad donde algunas vidas valen menos que otras, donde algunos duelos se lloran más que otros y donde algunas injusticias se admiten más que otras”, agrega Montenegro.
Cómo investigar estos casos
Celeste Perosino, integrante de la Colectiva de Intervención Ante las Violencias (CIAV), asegura que el mayor problema en la búsqueda de una persona travesti, trans o transgénero está vinculado a que muchas veces las instituciones no toman las denuncias realizadas por personas del entorno trans. “No se toman seriamente y eso redunda en una mala o nula investigación”, detalla Perosino en diálogo con El Destape.
Desde el 2013, CIAV trabaja junto a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) en un proyecto de identificación de personas desaparecidas por el delito de trata de personas y otros fenómenos.
A raíz de todo este trabajo, Perosino destaca que otros de los grandes problemas en este tipo de casos son el registro binario de la burocracia estatal, las leyes de protección, protocolos de investigación y metodología de trabajo de los cuerpos forenses. “El servicio de justicia sabe poco de las violencias contras las personas TTT por lo que se las lee e investiga en la lógica de las violencias contra las mujeres cis. El sistema de protección de las personas LGBTTIQ+ no tiene el mismo grado de desarrollo que el de las mujeres CIS”.
“Las representaciones corporales que se utilizan en morgues son binarias; no se han desarrollado métodos específicos desde el ámbito médico legal o desde la antropología forense para las identificaciones de personas TTT”, sintetizó.