Las cortinas de baño son un elemento indispensable en casi cualquier hogar, pero existe una nueva tendencia que la supera en beneficios, y además de aportarle un toque moderno, ayuda a que el espacio se vea más grande. Por esta razón, las cortinas de baño podrían quedar atrás muy pronto.
Mientras muchas personas optan por no usar cortinas de baño, otros sí prefieren colocarlas, ya que ayuda a que a la hora de ducharse, el baño no se inunde de agua. Además, ofrecen más privacidad, especialmente si se convive con personas dentro del hogar. Sin embargo, también poseen grandes desventajas: se decoloran, se llenan de hongos o se desintegran con el tiempo. Por esta razón, surgió una nueva alternativa para reemplazarlas.
Los expertos en decoración de interiores están optando por una nueva opción que sustituye a las cortinas de baño. Por esta razón, son cada vez más las personas que eligen reemplazarlas por mamparas de vidrio, que además de no acumular humedad, no necesitan ser cambiadas constantemente. Si bien son más caras, son una inversión, ya que duran años o incluso de por vida. Además, son mucho más higiénicas, modernas y estéticas.
Cortinas de baño vs. mamparas de vidrio: qué es mejor para poner en el baño
Cortinas de baño
Pros de las cortinas de baño
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Son mucho más económicas.
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Son fáciles de instalar.
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Son fáciles de transportar a cualquier lado.
Contras de las cortinas de baño
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Duran apenas algunos meses, ya que se desgastan, decoloran o rompen con el uso.
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No ofrecen tanta privacidad como las mamparas.
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Pueden acumular hongos o moho con el uso.
Mamparas de vidrio
Pros de las mamparas de vidrio
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Duran muchos años, ya que el vidrio es un material resistente en el tiempo.
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Tienen una estética más moderna.
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Ofrecen más privacidad que las cortinas.
Contras de las mamparas de vidrio
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Son más caras y necesitan ser instaladas por un profesional.
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No tienen tantos diseños disponibles como las cortinas de baño.
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Según cómo quieran colocarse, requieren más espacio.
Cuántas veces hay que bañarse por semana: qué dicen los expertos de Harvard
Según Robert Shmerling, integrante de la Facultad de Medicina de Harvard remarcó que una ducha diaria puede afectar en gran medida al sistema inmunológico de nuestro cuerpo y además recomendó que en lo posible se realice con un poco de menor frecuencia durante una semana.
Shmerling sostuvo que bañarse todos los días no es bueno ya que, esto impide que la piel pueda trabajar correctamente y además se fortalezca. Si bien asearse a diario genera grandes beneficios, también implica algunas desventajas teniendo relación al olor corporal que puede varias teniendo en cuenta el plano cultural y social.
Es importante añadir que el aseo ayuda a que una persona se despierte y además se mantenga activa, ya que el baño elimina los olores y la transpiración tras una larga jornada. El especialista además remarcó que este tipo de higiene ha sido influenciada por el consumismo y que en varios casos no existen razones convincentes para seguir al pie de la letra lo que se promociona.
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¿Bañarse diariamente afecta a la piel?
Sobre este tema, el experto apuntó: "La piel normal y sana mantiene una capa de grasa y un equilibrio de bacterias buenas y otros microorganismos que son eliminados al lavar y refregar, especialmente si el agua está muy caliente. Hay varias reacciones como piel reseca, irritada, agrietada o desprotegida. La piel seca, por su parte, puede provocar que la barrera que protege la piel se debilite, facilitando la entrada de bacterias y alérgenos que generan infecciones o reacciones alérgicas. Además, el uso de jabones antibacterianos puede alterar el equilibrio de la dermis".
En la misma línea, Shmerling añadió que probablemente afecte al sistema inmunológico. "La limpieza absoluta no le permite trabajar y fortalecerse. De hecho, algunos pediatras y dermatólogos no recomiendan los baños diarios para los niños”. Por último, a nivel de medio ambiente esto puede generar un impacto negativo y significativo teniendo en cuenta el medio ambiente. Esto se debe a la cantidad de agua que se utiliza en cada baño y además los productos de limpieza que se mezclan con el agua. De este modo, ante una reducción se podría conservar más agua.