Señor Iupy es una particular heladería que se inauguró hace cuatro años en Chascomús y hoy cuenta con 18 sucursales en distintos puntos del país. Su crecimiento vertiginoso se basa en la variedad de sabores con gustos de golosinas, apelando a un público joven y también de nostálgicos. “El concepto es convocar a que la gente venga como quien va al kiosco”, explica Matías Ruiz, impulsor del emprendimiento junto a su esposa Valeria Fernández a El Destape.
Al acercarse al local, no es fácil la elección entre los diversos gustos de helados que proponen, inspirados en los chicles Bazooka y Bubaloo; en los caramelos Flynn Paff, Fizz, Sugus y Palitos de la Selva; en los chocolates Tofi y Dos Corazones. La lista, que crece día a día, incluye también a la tradicional Rodhesia y al Biznikke. “El que más se vende es el del alfajor Capitán del Espacio blanco”, precisa Ruiz.
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Señor Iupy se convirtió en franquicia y se hizo fuerte en el sur del conurbano con sucursales en Burzaco, Calzada, San José, Solano, Quilmes, Wilde, Lomas de Zamora, Lanús Este, Lanús Oeste, Banfield, Luis Guillón, Loma Verde y Ezeiza. El éxito en San Luis llevó al cuñado a la apertura de un local también en Mendoza.
Ruiz asegura tener planes ambiciosos, como llegar a tener locales en todo Argentina, en países limítrofes y en el país del helado: Italia. Pero al mismo tiempo dice no estar desesperado por concretarlos inmediatamente. “Queremos seguir creciendo, pero a nuestro ritmo, este año vamos a abrir cinco nuevas sucursales, alguna posiblemente en la ciudad de Buenos Aires en donde todavía no desembarcamos, y en la costa atlántica, donde todavía no contamos con ninguna”, adelanta.
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La heladería con alma de kiosco apunta principalmente a un público joven “de 10 a 30 años”. A partir de esa definición, le da suma importancia al trabajo de difusión en redes sociales. “En Tik tok tenemos más de 300 mil seguidores, algunos de nuestros videos tienen más de 7 millones de reproducciones”, ejemplifica el dueño.
Pero no sólo los jóvenes concurren a la heladería. “Mucha gente grande disfruta de los gustos de golosinas porque le remiten a su infancia”, cuenta Ruiz, quien define que su búsqueda es que cada uno que viene viva una experiencia: "Lo invitamos a degustar. Lo tratamos bien”.
Gustos a tragos alcohólicos y a mate
Además de los gustos de golosinas, Señor Iupy tiene otros tres rubros de sabores. Uno está basado en bebidas alcohólicas como Fernet con Coca, Gancia, Gin Tonic, vodka y Cerveza Quilmes.
También hay gustos específicos para fechas especiales. Para celebrar el Día de la Tradición, elaboran helados con gusto a yerba mate, a pastelitos, a queso y dulce. Para las fiestas de Navidad y Año Nuevo es el turno de sidra, pan dulce y ananá fizz.
Por supuesto, no todo es originalidad y Señor Iupy cuenta con los sabores tradicionales. Sin embargo, en este ítem también tienen su particularidad. “Lo que más vendemos es sambayón, que lo hacemos con materias primas de los campos de alrededor”, se enorgullece el dueño.
Cómo empezó todo
Matías Ruiz tenía un salón de fiestas y Valeria Fernández era gerenta de una concesionaria de autos en Temperley. "Un día me compré una moto de agua y empezamos a venir a Chascomús algunos fines de semanas con nuestra hija a hacer deportes náuticos en la laguna. Hasta que decidimos dar el paso de mudarnos y nos vinimos a empezar otra vida”, cuenta Ruiz sobre su llegada inesperada a la ciudad ubicada en el interior de la provincia de Buenos Aires en donde posicionó su negocio.
Pensaron en poner una mueblería, oficio que conocían ya que es el rubro familiar. Finalmente, el 18 de enero del 2000 inauguraron una heladería en un pequeño local. A los dos meses, se desató la pandemia. Pero lejos de achicarse redoblaron la apuesta: como quien los proveía del helado no podía cumplirles con los pedidos decidieron empezar a elaborar ellos. Y a mediados de ese año también inauguraron un local más grande en el centro comercial de Chascomús.
“A partir de la creación de sabores que Valeria fue haciendo y de mi trabajo en la parte comercial empezamos a crecer. Mi cuñado abrió la primera sucursal en San Luis. Después ya se inauguró un local en Ranchos y otro en Brandsen. Desde entonces ya en tres oportunidades tuvimos que agrandar la fábrica. A todas las sucursales las proveemos desde Chascomús”, cuenta Ruiz sobre cómo fue la expansión de Señor Iupy.
Del trabajo a escala familiar pasaron a profesionalizarse. Hoy cuentan con 40 empleados, varios de ellos dedicados al trabajo de redes y marketing. “Vinimos a estar tranquilos y ahora estamos a full”, dice y sonríe Ruiz. “Así y todo acá duermo siesta”.
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Además de los gustos de golosinas, del trabajo en redes y de la atención, Señor Iupy jerarquiza la realización de eventos. Las inauguraciones de locales congregan a centenares de personas, lo que incluye juegos a cambio de helados gratuitos, música pasada por DJ’s, magos y zanquistas. Convierten en un paseo la decisión de ir a la heladería.
"La necesaria profesionalización que debimos encarar es tan importante como el trabajo artesanal que nos tiene todo el tiempo en tensión. Es muy importante continuar con ideas, lanzar nuevos gustos”, recalca y aclara que “si no alcanzamos el nivel que buscamos, algunas iniciativas quedan en el camino. Queremos mantener la excelencia. No falta quién viene a pescarnos un error para poder decir que el gusto no tiene nada que ver con la golosina en la que nos basamos. Pero la verdad es que la gente se va contenta porque nos dedicamos a hacer las cosas bien”.
El local que más vende, cuenta Ruiz, es el de Wilde ubicado en la estratégica avenida Mitre y Las Flores. Pero más allá de lo céntrico de la zona, pudieron encontrar un local grande, cosa muy difícil en otros puntos. “Lamentablemente ahora con la crisis económica hay comercios con muchos años en una zona que cierran. A nosotros nos abre la oportunidad de tener más sucursales amplias y céntricas como las de Wilde, pero la verdad es que no me pone contento”, contrasta.