Un día como hoy pero hace ochenta años, el terremoto de San Juan sacudió a la Argentina, dejando una profunda huella en su historia. Este evento, ocurrido el 15 de enero de 1944, no solo se convirtió en un hito por su magnitud sino también por las lecciones aprendidas y las transformaciones que impulsó.
Este artículo explora cómo fue ese devastador terremoto, su impacto en la reconstrucción de San Juan, y cómo otros terremotos de similar magnitud han impactado en distintas partes del mundo.
¿Cómo fue el terremoto de San Juan y cómo se reconstruyó la ciudad?
El terremoto de San Juan de 1944 marcó un antes y un después en la historia de los desastres naturales en Argentina. Ocurriendo a las 20:52 del 15 de enero, este sismo tuvo su epicentro cerca de La Laja, en el departamento Albardón, a unos 20 km al norte de la ciudad de San Juan. Con una magnitud de momento estimada en 7,6, este evento se caracterizó por su intensa destrucción. La magnitud de este terremoto lo posicionó como uno de los más destructivos en la historia argentina, alcanzando una intensidad máxima de 9 en la escala de Mercalli modificada.
Este cataclismo no solo causó una devastación física, sino que también transformó la percepción y gestión de desastres en Argentina. La magnitud del daño, exacerbada por la mala calidad de las construcciones, la mayoría de adobe, evidenció la necesidad de una legislación en construcción antisísmica. Esta tragedia fue un punto de inflexión en la urbanística y la planificación estratégica del país, llevando a la creación del Sistema de Prevención de Catástrofes Naturales (SIFEM) en Argentina.
El proceso de reconstrucción de San Juan fue monumental. La ciudad, que había perdido el 80% de sus construcciones, enfrentó el desafío de renacer de sus cenizas. Se estableció un Consejo de Reconstrucción, que no solo se centró en la construcción de edificios resistentes a sismos sino también en la reconfiguración urbanística de la ciudad. Bajo este nuevo enfoque, San Juan se convirtió en un modelo de ciudad antisísmica, con un Código de Edificación que marcó un antes y después en las prácticas de construcción en zonas sísmicas de Argentina.
Además de la reconstrucción física, el terremoto también tuvo un profundo impacto social y cultural. La tragedia, que se cobró cerca de nueve mil vidas, modificó la dinámica social y económica de la región. El proceso de reconstrucción no solo implicó la reedificación de estructuras físicas, sino también el renacer de una comunidad golpeada por una de las mayores catástrofes naturales de la historia argentina.
Otros terremotos de la misma magnitud que el de San Juan
A lo largo de la historia, varios terremotos alrededor del mundo han alcanzado magnitudes similares al de San Juan, cada uno con sus propias consecuencias y lecciones. Por ejemplo, el terremoto de Tangshan en China, en 1976, tuvo una magnitud de 7,6 y resultó en una de las catástrofes más mortales de la historia moderna. Este evento no solo provocó una masiva pérdida de vidas, sino que también llevó a cambios significativos en las políticas de construcción y gestión de desastres en China.
Otro ejemplo es el terremoto de Kashmir en Pakistán, en 2005, que también registró una magnitud similar. Este sismo destacó la importancia de la respuesta internacional y la cooperación en situaciones de desastre, así como la necesidad de construcciones más resistentes en regiones propensas a terremotos. Estos eventos, al igual que el terremoto de San Juan, subrayan la importancia de la preparación, la construcción adecuada, y la gestión de desastres para mitigar los efectos de estos fenómenos naturales.
Por último, el reciente terremoto de magnitud 7,6 que azotó la costa oeste de Japón el 1 de enero de este año ha sido clasificado como un "desastre de gravedad extrema" por el Gobierno de Japón. Con un saldo de al menos 213 muertos y más de 50 desaparecidos, la prefectura de Ishikawa ha sido la más afectada, sufriendo una gran destrucción de infraestructuras. Las autoridades japonesas se están enfocando en la reconstrucción y en la asistencia a las aproximadamente 25.000 personas alojadas en centros de evacuación. Además, se están tomando medidas para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas entre los evacuados. El gobierno ha asignado fondos significativos para la ayuda y la reconstrucción, en medio de desafíos adicionales como el aislamiento de comunidades y la falta de suministro de agua en algunas localidades.