En Argentina las personas travesti-trans viven, en general, en una situación de extrema vulnerabilidad. Si bien se trata de una problemática a nivel mundial, que incluso se profundizó con la pandemia de Covid-19, en nuestro país a las experiencias biográficas dolorosas y la falta de acompañamiento institucional se suman la crisis económica, la pobreza, los altos niveles de desocupación y la dificultad generalizada para acceder a derechos como el trabajo, la educación o la vivienda.
Sabiendo esta compleja realidad en 2018 Daniel Coletti (47), empresario tecnológico, y Vanesa Perelló (49) profesora en letras fundaron Trans-TI, una empresa argentina de servicios digitales que se propone generar un impacto social al brindar herramientas a miembros del colectivo trans para mejorarles las posibilidades de conseguir más y mejores trabajos. La firma brinda trabajo dentro de la empresa, y también capacita a personas en herramientas informáticas básicas e intermedias. Desde su creación por la empresa ya han pasado más de 40 personas trans haciendo diferentes tareas y trabajos, algunos eventuales, y además han entrenado y capacitado a más de 200.
La cruda realidad de las personas trans en Argentina
En los últimos años se ha avanzado muchísimo en términos de políticas públicas de inclusión social, y en el ámbito legislativo a partir de leyes trascendentales como la Ley 26.743 de Identidad de Género, o la recientemente aprobada Ley “Diana Sacayán - Lohana Berkins”, de Promoción del Acceso al Empleo formal para Personas Travestis, Transexuales Y Transgénero. Sin embargo en los hechos ser una persona trans implica no ser considerado sujetx de derecho en muchas situaciones simples de la vida cotidiana, y en aspectos más trascendentales como el acceso a la educación, el trabajo o la salud. La invisibilización de la existencia del colectivo trans y su estigmatización permanente terminan reproduciendo violencia y corriendo a lxs sujetos hacia los márgenes, la pobreza y la indigencia, e incluso a la muerte prematura. La esperanza de vida que tiene este colectivo en Argentina es de entre 35 y 41 años. Dicho promedio es el resultado de un proceso continuo de vulnerabilización, que suele comenzar en las instituciones vertebrales como la familia, la escuela y el Estado.
Según datos de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA) y la Fundación Huésped, las personas trans durante la adolescencia incluso suelen desarrollar con frecuencia patologías mentales e ideas suicidas por la falta de contención y los procesos de fragmentación y marginalización social que atraviesan su vida ordinaria. Muchas personas trans suelen ser violentadas y rechazadas en sus propixs hogares, por su identidad autopercibida, o quedan excluidas del sistema formal de educación, lo que posteriormente puede confluir en un bajo nivel de formación, la imposibilidad de cursar una carrera universitaria, y menores posibilidades de acceder a un puesto de trabajo y desarrollarse profesionalmente . No casualmente, para sobrevivir, el 90% de las mujeres trans en nuestro país termina ejerciendo trabajo sexual, y en malas condiciones, expuestas a violencia de género y violencia institucional.
Trans-TI, una empresa con propósito
Trans-TI es la primera empresa de servicios digitales que capacita y contrata a personas del colectivo Travesti/Transgénero. Cuando Trans TI se creó en septiembre de 2018 Daniel Coletti y Vanesa Perelló contrataron a las primeras 4 mujeres trans. Previamente ya venían trabajando con miembros del colectivo, y diferentes organizaciones como La Nelly Omar y No tan distintas, con quienes se vincularon para profundizar en sus demandas y necesidades. Coletti expresa: “elegimos impactar en el colectivo trans porque es un colectivo muy golpeado, las estadísticas hablan por sí solas y son espantosas. Si bien deben estar mejorando por las conquistas en derechos que consiguió la militancia trans después de tantos años de lucha, la realidad del país hace que cualquier empleador tenga inclinación por conseguir nuevos empleados en la población no-trans (población cis) que dentro del colectivo, por desconocimiento, miedos infundados, estigmatización, etc”.
Daniel cuenta que en general el nivel de formación educativo de la gran mayoría de las personas trans es secundario completo. E identifica que en general las experiencia biográficas se ven suspendidas por la expulsión temprana del hogar “especialmente en hogares donde hay poco conocimiento de diversidades directa o indirecta. Esto genera una imposibilidad de muchísimas cosas, en lo relacionado a lo laboral se hace imposible una formación, poder elegir qué profesión perseguir, falta de formalidad en la contratación, entre otras cosas”. Luego de la promulgación de la Ley de Identidad de Género esta fotografía comenzó a cambiar y se puede observar en la diversidades más jóvenes que infancias y adolescencias menos traumáticas”.
Sus servicios se dividen en tres grandes categorías: servicios de Infraestructura (NOC - Network Operation Center; QA - Testing de Software); Backoffice (asistentes virtuales, auditoría de llamadas, Call/Contact Center); y Talento diverso (asesoramiento en género, Outsourcing Diverso, reclutamiento). El CEO cuenta que suelen ser muy requeridos por sus tareas: “es un trabajo voluminoso, no requiere de un entrenamiento intenso, y nadie lo quiere hacer, o mejor dicho, los empleados de la empresa que nos contrata tienen un recorrido académico y/o una experiencia muy amplia que hace que su empleador prefiera que hagan tareas con mayor valor agregado para la compañía. En rigor hacemos trabajos administrativos, atención de consultas de clientes, subtitulado, auditoría de llamados de call centers, generación de demanda (conseguir clientes) y otros servicios que son un poco más tecnológicos como monitoreo de redes y testing de software”.
Actualmente la firma tiene 18 personas trans contratadas, pero en 3 años han interactuado con más de 250. “Todas las personas que nosotros contratamos están desocupadas por lo que el cambio que les produce el trabajo es muy intenso y rápido. Hemos visto mudanzas inmediatas, viajes deseados por mucho tiempo, y también restablecimientos de lazos rotos con familiares que por el miedo a “no vas a encontrar nunca un trabajo”, “vas a vivir súper mal” se habían quebrado. Es realmente muy satisfactorio y reconfortante ver el impacto que producimos y se va produciendo con el hacer”, expresa Coletti. Asimismo subraya que “el mundo viene cambiando mucho, los clientes y consumidores tienen otras miradas y necesitan puntos de vista novedosos, diversos. Los miembros del colectivo trans, la comunidad LGBTIQ+ en general aporta una mirada más colorida, por lo menos con colores diferentes”.
Además la empresa realiza capacitaciones y entrenamientos gratuitos destinados al colectivo trans, pensando en colaborar en su formación educativa y profesional. “Nuestro propio andar genera un boca a boca que nos resultó muy ventajoso para que nos fueran enviando muchos currículos luego de estos 3 años de proyecto. Actualmente tenemos cerca de 250 de los cuales hacemos nuestra selección cuando abrimos nuevos puestos de trabajo o se libera alguno”, relata Coletti. Las capacitaciones giran en torno al buen uso del navegador, entender las plataformas online, el uso de planillas de cálculo, procesador de texto y plataformas de retoque de fotos. Pero en caso de una empresa lo demande se generan herramientas particulares asociadas a los contratos que van consiguiendo comercialmente.
Experiencias en primera persona
Marina Varela tiene 23 años y trabaja en Trans TI como operadora de NOC de turno noche y los fines de semana, haciendo reportes de errores para el software de los clientes. Es de Buenos Aires y tiene educación secundaria incompleta. “Empecé la transición a los 21 años, después de una ola de depresión, falta de identidad y propósito de vida. Y medio que empecé la transición pensando que si no funcionaba no sabría qué hacer. Por suerte funcionó perfecto”, relata. Por su identidad auto percibida ha tenido problemas familiares, la han acosado y golpeado en la calle, la han discriminado, y ha sufrido abuso sexual. Marina llegó al proyecto luego de hacer un curso de capacitación y sumarse a la lista de CV’s que se usa tanto para contratar gente como para recomendar otras empresas que buscan personas trans en sistemas.
Cuenta que este es su primer trabajo: “en realidad es la primera oportunidad en la que he recibido siquiera una respuesta y propuesta”. “Hace poco por transfobia me echaron mis familiares del departamento donde vivía. En ese momento me apoyaron bastante en Trans-TI dándome tiempo libre en el trabajo para enfocarme en encontrar un nuevo hogar y Daniel hasta me ayudo llevando mis pertenencias a mi nueva residencia. También me están ayudando en avanzar en mi carrera con capacitaciones y encontrando mejor empleo. La verdad que estoy más que agradecida por el trabajo que me dieron, y encima quieren conseguirme algo mejor que lo que ellos pueden ofrecer”, cuenta.
Tatiana Ivana Ávila tiene 22 años, es de Boedo, y forma parte de Trans Ti como administrativa hace poco más de un año. Recuerda que siempre desde muy chica, desde los seis años fantaseaba con ser nena, o mujer, y el hecho de no serlo le provocaba mucho sufrimiento y dolor: “Es algo que reprimí durante varios años, no lo aceptaba. Hasta que a los 20 me di cuenta que no podía negarlo más. A los 21 tuve el valor y la voluntad de empezar a transicionar, y por suerte tuve el acompañamiento hermoso de mi vieja y parte de mi familia. Y después de mi viejo, mi padrastro, que fueron pilares muy importantes”.
Con secundario completo afirma que eventualmente le gustaría estudiar en la Facultad. Con respecto a las dificultades para lograr un desarrollo profesional identifica que uno de los mayores inconvenientes a nivel institucional son las cuestiones administrativas, los trámites muy complicados y engorrosos que suelen dejarla afuera. “Además a veces la gente asume cosas de mí que me complican en el ámbito profesional y académico. Para salir de eso lo que hago es armarme de un grupo de personas copadas que no tengas esos prejuicios o estén dispuestes a replanteárselos”, cuenta.
Tatiana conoció Trans TI en 2020, cuando recién empezaba a transicionar, a través de un grupo amigas del Hospital San Martin donde hacía su tratamiento. “Yo les contaba que estaba buscando trabajo, que quería hacer algo en sistemas, que tenía conocimiento. Ahí me contaron lo que hacía Trans Ti que es una iniciativa copada que ayuda a la gente trans a que se inserte en el mercado laboral, regularizado. Ahí vi un par de cursos y capacitaciones. Después llegué a partir de una entrevista de trabajo que hice para Lenovo, donde no quedé pero les gustó mi perfil y me contrataron”, recuerda.
“La vida me cambió desde que entré porque estoy mucho más tranquila y me es mucho más fácil organizarme, acceder a un montón de cosas, Obra social y el tratamiento que estoy haciendo que es primordial. Trabajo horas fijas y tengo tiempo para poder estudiar y hacer otras cosas que antes no podía – expresa - la verdad ya para mí tener un laburo en blanco es un montón, y el lugar me hace sentir muy cómoda. Me gustaría quedarme y crecer. Me haría muy feliz “. Tatiana rescata el hecho de trabajar con otras personas trans: “en general en otros trabajos he estado siempre rodeada de personas hetero cis y si bien eso no significa que haya animosidad, estoy más tranquila con gente con experiencias similares a mí. Es menos probable que me discriminen, porque hay un nivel de complicidad y entendimiento que no encuentro en otro lado”.
“Yo creo que el Estado debería imponerle a las empresas privadas tener mayor conciencia social y desarrollar más políticas inclusivas. Mas allá de la cuestión ético y moral de que deberían brindar oportunidades para cualquier persona sin importar género, sexualidad, lugar de nacimiento, me parece que se están perdiendo además de beneficios económicos importantes”, remarca Tatiana sobre la importancia de la Ley N° 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgénero, impulsada por el Ejecutivo, que prevé múltiples incentivos económicos para el sector privado como la posibilidad de tomar el pago en concepto de contribuciones patronales o beneficios impositivos.