Criado en Balvanera y rozando los 34 años, Francisco es Pesky. Pero también es Eduardo Feinmann, Baby Etchecopar, Ginés González García, Martín Guzmán o Lilita Carrió. Uno de los humoristas del momento que logra sacar lágrimas de risa en estos tiempos difíciles. Es hincha de Boca, su familia no se dedica al mundo artístico salvo por un bisabuelo que fue director de orquesta en Bilbao, España. Empezó a hacer imitaciones en el colegio, vio que sus compañeros se divertían con eso y “es por acá”.
La vida a veces da sorpresas y es lo que le pasó a él. Como un juego, en una reunión de amigos empezó a hacer sus imitaciones, una constante entre sus íntimos. Alguien las grabó, allá lejos en el tiempo, subió el video a redes sociales, gustó y entró a la radio. Así de una. Con una guitarra, la voz de Ricardo Arjona y una canción modificada con chistes. Fue como “entrar a la NASA”. Hoy es figura en El Destape Radio y charló con nosotros sobre su vida, la construcción de los personajes y dos cosas que todos quieren saber: si se guiona y cómo es trabajar con Roberto Navarro.
¿Siempre hiciste imitaciones o entraste al humor por otro lado?
Comencé con imitaciones, en el secundario más que nada. Los primeros años empecé imitando a relatores o a Guillermo Francella (en ese entonces estaba de moda el programa 'Poné a Francella'). Después me animé con algunos profesores y me di cuenta que mis compañeros se reían, entonces como que más o menos iba por ahí. También tocaba mucho la guitarra y nos poníamos a boludear con mis amigos, a imitar a cantantes como Cerati, Fito Páez, Charly García, un montón más. Esa fue como la primera incursión. No hay una escuela para aprender a imitar. A vos te sale o no te sale, yo no se si puedo enseñar eso.
En su grupo de amigos también está Nacho Bulián, que se dedica a lo mismo y comenzaron a trabajar juntos. ¿Cómo la imitación se convirtió en un trabajo?
Tuve mucha suerte. Había arrancado a estudiar Comunicación Social en la UBA, hice tres años y después me cambié porque la Carrera era infinita. Me puse a estudiar el profesorado de Historia que no lo terminé y me puse a estudiar música. Estaba trabajando en la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. En ese momento me fui de vacaciones con cinco amigos a Uruguay. Uno de ellos era Nacho. Él estaba trabajando en Radio Mitre como asistente de producción y me comentó que el programa de (Ernesto) Tenembaum iba a pasar a la tarde. “¿Te imaginás si nosotros dos hiciéramos imitaciones ahí?”, me dijo. Le respondí “vos estás en pedo, ¿por qué nos van a llamar a nosotros?”. Volvimos a Buenos Aires a la mañana y a la noche me llamó para decirme que uno de los productores había visto un video nuestro en Youtube y que le gustaría tener una entrevista conmigo. Fui a la entrevista, quedé y al otro día salí con una canción que me escribió un guionista. Eso fue en 2010, yo tenía 23 años.
¿Cómo fue ese primer día en la radio?
Para mí era entrar a la NASA. Entré con la guitarra, veía las fotos de todos los periodistas, toda gente que veía por la tele y decía “¿qué hago yo acá?”. Estaba muy nervioso. Subí por un ascensor, nos encerramos en una habitación con dos productores, probamos los personajes, canté una canción como Arjona y me dijeron 'mañana vamos con ésto'. Yo no iba todo el programa, tenía un trabajo a la mañana, después iba a la radio dos horas y después a cursar guitarra. Mi vida era un flash. Al año siguiente me dijeron que les gustaría que participe todo el programa y tenía que dejar el otro trabajo. En términos económicos en ese momento salí perdiendo pero gané por otro lado, que es una profesión, un oficio al cual me dedico ahora. Fue una apuesta que la pude hacer porque mis viejos me pudieron bancar. No tenía que pagar el alquiler de un departamento, no tenía hijos, en ese momento no tenía pareja, era joven, hubo una posibilidad y salió. Pero no fue que dije “quiero ser imitador y ganarme la vida con ésto” ni fui a la Universidad de imitadores.
¿O sea que un día hiciste una imitación con amigos, la grabaron y salió?
Todo el mérito fue de Nacho, casi lo asesino cuando vi el video. Estábamos tomando cerveza un viernes antes de irnos de vacaciones, haciendo personajes con un micrófono de esos que se enchufan en la computadora. Al otro día lo subió a Youtube, a Facebook. Le dije “vos estás loco, la gente va a pensar que soy un boludo, sacá eso ya”. Pero me dijo que “no, vas a ver, eso está buenísimo, alguien lo va a ver y le va a gustar”. Creo que todavía está dando vuelta en las redes, qué vergüenza. Pero al final tenía razón Nacho.
Los personajes que hacías eran más de la farándula, ¿cómo te volcaste al humor político?
Fue re natural. Pasé de Mitre a Radio 10 en 2013 – hasta 2019 -. Una AM donde se prioriza mucho más la información y la política. Entonces, por una cuestión de adaptarme al lugar de trabajo, tenía que empezar a moverme en la política, sacar personajes que se dediquen a eso y me sentía cada vez más cómodo. Me gusta leer el diario, ver televisión, escuchar radio, me gusta informarme entonces tampoco me costaba. Está clarísimo que si no estás informado, no podés hacer personajes políticos. Es necesario hacerlo para saber lo que piensan, lo que opinan, la construcción del personaje, qué chistes podés hacer. Es una cosa que disfruto, me gusta, no descarto hacer otro tipo de humor que no cruce tanto la política, pero todo tipo de humor es político.
¿Cómo elegís el personaje que vas a hacer?
Primero me fijo cuál me sale y en base a eso me voy adaptando. A Guzmán lo escuché en un primer momento y me di cuenta que era sacable. Después va madurando, lo voy escuchando, lo voy internalizando y voy interpretando. Trato de hacer a todos (oficialistas y opositores) porque me parece que el personaje cobra vida propia y los oyentes después se crean uno propio. Por ejemplo, a Ginés le inventé un perro que se llama Pandemia. Con Feinmann hago un programa que se llama De Derecha para contraponerlo al de Víctor Hugo Morales que se llama De Zurda. Es un poco de ficción, si querés. Lo que hago son grotescos de los personajes, pero a veces la realidad supera la ficción que trato de hacer yo.
¿Practicás los personajes en tu casa? ¿Hacés sus voces?
A veces me grabo para escucharme y perfeccionar algunas cosas. Uno saca un personaje y lo va mejorando cuando lo hace al aire, le va encontrando más cosas y va saliendo mejor. Yo hago más hombres que mujeres. Hay un déficit de imitadoras trabajando en los medios. Me llama mucho la atención porque tenemos una vicepresidenta que fue ocho años presidenta y una de las principales figuras del oficialismo. Hasta hace unos meses teníamos una gobernadora en la provincia. Para la cantidad de mujeres que hay en la política, sería interesante que se le de la posibilidad a las mujeres imitadoras. Hay personajes de la política muy importantes que son mujeres y que un hombre no tiene por qué imitarlas, además porque es más difícil y menos creíble.
¿Cómo te llevás con ser muchas personas en una?
Soy más tiempo Pesky que los otros personajes. Cuando los hago, me gusta ponerme en posición. Antes me costaba un poco más, imagino que eso se debe estudiar un montón. Concentrarse y meterse en el cuerpo de una persona. Hoy en día, cuando hago a Feinmann, soy Feinmann. Y cuando lo hago a Pichetto, soy Pichetto. A veces, cuando me voy al pasto, me sale reírme a carcajadas, es el grotesco que te decía antes. Me voy un poco del personaje pero automáticamente vuelvo. Lo llevo bien, me divierte. Por ahora no siento que me esté volviendo loco
La gente en la calle me para y me dice: ¿Pesky está guionado?
Sí, claro. Obviamente hay cosas que se improvisan, porque de eso se trata también la espontaneidad de la radio. Pero sí. Uno tiene que tener previamente algunas cosas pensadas, algunos chistes pensados, para qué lado ir y también un remate. Hoy laburo un montón la parte creativa y artística con Daniel “el Tano” Gentili. Vamos peloteando, nos vamos poniendo de acuerdo y armando la situación
¿Qué opinás del humor en tiempos de pandemia?
Es fundamental. Nos salva porque es una vía de escape sobre temas tabúes. Siempre estoy a favor de que se puede hacer humor sobre todo, después la responsabilidad es del medio de comunicación masivo y desde el lugar en que se dice. Pero en una mesa de cuatro personas, tomando una cerveza, se puede y se hace humor sobre todo. Es una forma de comunicarnos y abordar temas que son jodidos o que cuesta charlarlos seriamente. En momentos de pandemia, es fundamental porque hay gente que no la está pasando bien, no podés ver a tu familia. Yo extraño a mis hermanos, a mis viejos, a mis amigos pero es lo que nos toca vivir ahora. Con humor todo se lleva mucho mejor
Lo que todo el mundo quiere saber, ¿cómo es Navarro?
Es un maestro. Lo conocí en 2016 cuando llegó a Radio 10 y pegamos una re buena onda. Compartimos un humor muy parecido. A veces yo conozco cosas de otra época, hablo con mi viejo y miro mucho el humor de la década del 70 u 80 para ver qué se puede reconvertir o qué cosas no se usan más. Entonces Roberto se ríe y me dice “¿Qué edad tenés? ¿Tenés 70 años? ¿Cómo podés saber eso?”.