Ángeles Rawson tenía 16 años, era fanática del animé y los comics japoneses. La apasionaba el rock y además, era el mejor promedio del cuarto año del Instituto Virgen del Valle de Colegiales. Vivía junto a su familia en el departamento "A" de la planta baja del edifcio ubicado en la calle Dr. Emilio Ravignani 2360, en el barrio porteño de Palermo, cuando el 10 de junio de 2013 fue vista por última vez a horas de la mañana ingresando a su edificio y nunca más se supo nada de ella.
"Mumi", como le decían sus amigos y familiares más cercanos, había asistido a su clase de gmnasia en el colegio y según lo acreditado durante el juicio, no logró ingresar a su departamento. La Justicia indicó que se topó en el hall con el portero, Jorge Néstor Mangeri, quien con algún engaño la llevó a un sitio del edificio -para la fiscalía, el sótano y para la querella, la portería del octavo piso- para iniciar un ataque sexual no consumado debido a la resistencia de la joven.
Frente a la fortaleza y lucha de Ángeles, para no ser abusada, el ahora condenado Mangeri decidió asesinarla. Murió estrangulada y sofocada, en menos de cinco minutos. Además, el asesino le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra. Según indica la sentencia, la ató y acondicionó el cuerpo de la adolescente dentro de bolsas de residuos para luego desecharlo en algún contenedor de basura. Al día siguiente, fue hallado en la planta de la CEAMSE de José León Suárez.
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Si bien en un principio se sospechó de que el autor del femicidio fue una persona que la interceptó en la calle camino a su casa, la aparición del video que probaba que había llegado a su casa a las 9.50 hs del 10 de junio y no había abandonado el edificio, posó la mirada sobre el entorno familiar de la víctima. El principal apuntado por la fiscalía, la prensa y parte de la sociedad, en ese momento, fue su padrastro Sergio Opatowski.
Cuatro días más tarde, en la noche del 14 de junio, Mangeri fue llevado a la fiscalía para una declaración testimonial y se autoincriminó al decir que era "el responsable" frente a la fiscal María Paula Asaro. Dicha confesión no tuvo valor legal pero la posterior evidencia hallada direccionó la causa: debajo de la uña del dedo índice de la mano derecha de Ángeles, se halló el perfil genético del portero y esto probó que la chica lo rasguñó en un intento de defensa ante el ataque. El hombre, a la hora de ser detenido, tenía 34 lesiones -más de 20 eran arañazos-.
Dos años después, el 15 de julio de 2015, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 9 de Capital Federal condenó a Mangeri a prisión perpetua como autor de los delitos de "femicidio en concurso ideal con abuso sexual y homicidio agravado criminis causae", sentencia que fue confirmada hasta por la Corte Suprema. Según los argumentos de los jueces Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas, el crimen fue un "femicidio" porque el asesino "cosificó" a la víctima y la mató en un contexto de violencia de género.
"No tuve ni tengo nada que ver con la muerte de 'Mumi' y que se haga justicia, nada más", había dicho el ex encargado ante el Tribunal, en aquella mañana del 15 de julio, antes de conocer la sentencia. Actualmente se encuentra en el Complejo Pernitenciario de Ezeiza y recién podría recuperar su libertad en el 2048, con 80 años y tras haber pasado 35 años en prisión. Podría pedir domiciliaria en 2038.
Si bien en diciembre del 2016, Mangeri tuvo la posibilidad de apelar la condena a prisión perpetua, decidió renunciar a la audiencia ante los jueces de la Cámara Nacional de Casación Penal (quienes debían confirmar o revertir el fallo). "Los 20 o 30 minutos que dan para exponer, no alcanzan para explicar todas las irregularidades y arbitrariedades que ocurrieron en esta causa", dijo su abogado Adrián Tenca en aquella ocasión.
En septiembre de ese año, la defensa había presentado un recurso basado en cuatro ejes: la parcialidad del Tribunal, la nulidad de la revisión corporal a la que fue sometido el condenado la noche de su detención, la nulidad de los estudios de ADN y la absolución por el beneficio de la duda.
Finalmente, la Cámara Nacional de Casación Penal -dictado por los jueces de la Sala II Fernando Niño, Daniel Morín y Eugenio Sarrabayrouse- confirmó la condena de prisión perpetua y rechazaron la apelación mencionada, en junio del 2017. Tras meses más tarde, por decisión unánime, los mismos magistrados declararon "inadmisible" el recurso extraordinario presentado por Mangeri para que se revise su sentencia.
El mensaje de la mamá de Ángeles, a 10 años del crimen
Como en cada aniversario de su muerte, Jimena Anduriz, mamá de Ángeles Rawson, se expresó en redes sociales y compartió una imagen de la adolescente de 16 años. "La primera década, porque es menos doloroso decir década que 10 años, que no te tengo mi amor... Elijo que ese tiempo no sea sólo de descuento en la espera por volver a abrazarte y llenarte de mimos. Elijo transmitir tu legado", manifestó.
"Mientras mi cuerpo sabe que esa elección cuesta más y mi boca se enferma por lo que no puedo decir, mis mejillas se llenan de lágrimas no lloradas que parecen aferradas por miedo a que el día que las suelte, me desintegre", escribió. Y añadió: "Qué difícil es esta ecuación, porque la variable de no tenerte me mata".
"Un día volveré a la carga. Hoy no mi amor, la tristeza y el horror me superan. Te amo hasta el cielo de las nubes, Mami", cerró.
Durante el 2020, a siete años de su muerte, Aduriz manifestó que espera que Mangeri reconozca lo que hizo "porque eso lo dignificaría como ser humano" y aseguró que "sería para mí una actitud muy reparadora" saber lo que ocurrió. A pesar de que siga negando el asesinato, no pierde la esperanza de que "algún día pueda arrepentirse", según dijo a Télam.
"Hay momentos en los que me enojo mucho, pero trato de tener una mirada de perdón", marcó. Si bien no se engancha "con el odio y el rencor", pidió "ni un día menos de cárcel" para el ex encargado: que se cumpla toda la condena perpetua, de 35 años. Y sostuvo: "La muerte de un hijo se resignifica, es el único duerlo que nunca pierde vigencia. Es un dolor muy cruel con el que tenés que convivir y para poder sobrevivir, tenés que encontrarle un sentido".
Sobre el cierre de la nota, aseguró: "Tengo la certeza de que me voy a reencontrar con ella el día que yo parta, el tema es el mientras tanto".