El crup o tos laríngea es una afección común de las vías respiratorias superiores generalmente asociada con el virus de la influenza. Sin embargo, tanto en Estados Unidos como en Sudáfrica se registró en los últimos un aumento considerable de estos síntomas coincidentes con el incremento de casos de la variante Ómicron de coronavirus. En las clínicas y hospitales argentinos también se empezaron a ver estos diagnósticos en pacientes que se contagiaron durante el pico de casos que comenzó en diciembre, cuando la situación epidemiológica hizo colapsar los centros de testeos en el AMBA.
Los estudios preliminares sobre el crup surgieron en Sudáfrica, donde se detectó que el 2,4% de los niños de 13 años que fueron hospitalizados con la variante Ómicron también tenían un diagnóstico de crup o laringitis aguda. Luego se avanzó sobre esta relación en Estados Unidos, más precisamente en un hospital de Seattle, donde se confirmó “un fuerte aumento en los casos de crup asociados con la variante Ómicron”.
El crup es resultado de una inflamación alrededor de la laringe, la tráquea y los tubos bronquiales. Cuando un chico tose, las cuerdas vocales inflamadas producen un ruido de tos que suena extremadamente seco, que a veces puede estar acompañado de voz ronca. Lo bueno es que, si bien es un síntoma que antes no se asociaba con el SARS-CoV-2 en esta franja etaria, no es grave y la mayoría de los casos son leves. Solo en muy pocos casos podría llegar a requerirse la administración de esteroides.
En el hospital Garrahan por el momento no hay ningún caso. No obstante, Oscar Trotta, integrante del Consejo Directivo del hospital, contó a El Destape que ya están advirtiendo al equipo médico sobre su aparición. El pediatra se explayó sobre los síntomas a los que tanto doctores como padres deben prestar atención, con la salvedad de que pueden ser asociados también con alguna virosis estacional común de otoño o invierno: “comienzo de tos perruna, en forma repentina, malestar general del chico, disfonía y dificultad respiratoria”.
El 1 de febrero el Instituto Malbrán confirmó que se detectó en la Argentina el primer caso de una persona con el sublinaje BA.2, una nueva versión de origen común a la variante de coronavirus pero con otras mutaciones distintivas que ya se encuentra en otros 57 países, de acuerdo a la OMS. Según Trotta, “se presume que el crup sea una nueva consecuencia de la subvariante de Ómicron”, aunque, según aclaró, la comunidad médica aún no define su origen porque por el momento “se detectaron pocos casos”.
De acuerdo a Carolina Marotta, médica del Hospital de niños Ricardo Gutiérrez y miembro del Comité Nacional de la Sociedad Argentina de Pediatría, es importante destacar que Sudáfrica no tiene vacunación pediátrica y que Estados Unidos no tiene altos niveles de vacunación entre su población, por lo que es más frecuente detectar formas graves de la enfermedad entre sus pacientes. A diferencia de la Argentina, donde ya recibieron al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus 8.256.497 niños de entre 3 a 11 años, de acuerdo al Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud. Precisamente este jueves llegaron las primeras 218 mil vacunas Pfizer pediátricas para seguir impulsando la vacunación en los más chicos antes del comienzo de clases.
“Lo que sí estamos notando en los consultorios es que esta última ola de Ómicron está generando síntomas relacionados con las vías respiratorias altas, como laringitis y laringotraqueaditis. Son cuadros de tos seca, muy seca o crup, que se registra cuando se produce un espasmo de la glotis”, explicó la médica a este medio.
Estos cuadros se solían descartar durante la primera ola de covid como indicios de la presencia del virus en el organismo, pero las nuevas mutaciones impactaron en los paradigmas de diagnósticos. “Como los síntomas son tan inespecíficos, para hacer el diagnóstico nos guiamos más que nada por el índice de positividad en el testeo y la regla pasa a ser testear todas las toses, más allá de sus características”, detalló Marotta.
El robot que creo el Gobierno de la Ciudad, que fue bastante cuestionado por expertos en los últimos días, tampoco sirve para diagnosticar casos de tos laríngea relacionada al virus, dado que este solo sirve para identificar si se trata de una tos productiva o no productiva (con o sin catarro), pero no para identificar si es covid, según los especialistas consultados.
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En el caso de la tos laríngea, esta aparece en el momento agudo del contagio y se calcula que en los niños la sintomatología de todo el cuadro de covid puede durar de una a dos semanas, de acuerdo a Marotta. “Lo que sí registramos son pacientes con tos residual, que terminaron de cursar el covid y siguen con este síntoma, pero no tos laríngea”, aclaró. Los síntomas también difieren en la edad del paciente, dado que los menores de tres años no tienen indicada la vacunación. Y, lógicamente, también pueden padecer cuadros graves de covid aquellos mayores de tres años no inmunizados. Por eso, y de cara al comienzo del ciclo lectivo, tanto Trotta como Marotta resaltaron la importancia del avance de la campaña de inmunización entre los más chicos.