Se restringió la circulación, pero no las actividades. Esa idea fuerza es la que intentó aplicar la provincia de Santa Fe para bajar al territorio el decreto nacional que dispuso una nueva etapa de restricciones sanitarias, pero la flexibilización del horario ante la queja de los representantes del sector gastronómico y comercial hizo que las limitaciones queden desdibujadas, y los médicos están enojados porque creen que no servirá para frenar la curva de contagios: "Es insuficiente y poco efectivo", se quejaron.
Mientras que Nación habló del segmento que va de las 23 a las 6, la prohibición a los desplazamientos vehiculares y peatonales nocturnos para actividades no esenciales que comenzó a regir esta semana en Rosario arranca a las 0.30 de lunes a viernes; y sábados, domingos y feriados a la 1.30. El municipio de Rosario y la provincia dispusieron un refuerzo de agentes de Control Urbano y de la policía para supervisar las calles, más un trabajo conjunto con los fiscales para combatir las fiestas clandestinas, pero lo cierto es que a esa hora ya había de por sí poco movimiento, ya que es el horario en el que termina la actividad de bares y restaurantes desde hace casi dos meses.
Presiones
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Ni bien conocida la medida nacional, levantó polvareda en el sector gastronómico, quienes temían que perjudique su funcionamiento, luego de un 2020 negro producto de las restricciones y la depresión económica que impuso la pandemia del coronavirus. En Rosario, como en otros lugares del país, los empresarios criticaron con dureza la decisión y argumentaron que el aumento de los contagios se produjo por los encuentros por las fiestas de fin de año y las fiestas ilegales donde la gente se aglomera sin distanciamiento ni barbijo. Así, lograron que las restricciones no impacten en el horario vigente, y puedan desarrollar su actividad como lo venían haciendo.
"Creo que en primer término afectó lo político de CABA, Córdoba y Mendoza, que dijeron que no iban a adherir, y luego la reacción de las cámaras en todo el país. Esto hizo que la restricción llegue muy deshilachada, afortunadamente, porque era un error", analizó Alejandro Pastore, secretario de la Asociación Hotelero Gastronómica de Rosario consultado por El Destape. "El origen del problema son los encuentros clandestinos, las fiestas en los paradores de las islas frente a Rosario y las reuniones familiares. Dentro de los locales se respetan los protocolos, con responsables que sufren las consecuencias si se incumplen, como multas y clausuras. La gastronomía tiene que estar abierta para que haya opciones para los jóvenes sin otro lugar para contener esa demanda", opinó el referente.
Desde la Casa Gris subrayaron que si las condiciones epidemiológicas empeoran, pueden llegar a disponer mayores restricciones o la suspensión temporaria de actividades habilitadas en alguna localidad santafesina. Previa consulta con el Ministerio de Salud provincial, los Ejecutivos municipales y de comunas están habilitados para poder disponer en sus distritos cambios más severos en los horarios de circulación nocturna si la situación sanitaria así lo exige. Las autoridades provinciales deslizaron que la decisión regirá, como mínimo, hasta fines de enero.
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Preocupados
La decisión tuvo repercusiones inmediatas entre los médicos, que pusieron el grito en el cielo ante la concesión que hizo la provincia. "Hay un rebrote descontrolado y los números son preocupantes, lentamente día a día estamos peor, subió la tasa de transmisión y bajó el tiempo de duplicación. Las nuevas restricciones son medidas totalmente insuficientes e ineficaces porque no disminuyen la circulación necesaria para detener la transmisión comunitaria", advirtió a El Destape Jorge Kohen, integrante de la Asamblea de los Trabajadores por la Salud Colectiva y docente universitario.
El profesional afirma que "una parte de la ciudadanía, por distintos motivos, se ha declarado que ya estamos en post pandemia y no tiene en cuenta ninguna recomendación de cuidado". Por eso, cree que "restringir actividades sin un aislamiento programado, selectivo e intermitente, es dejar librada la suerte a la buena voluntad de cada uno, y eso no va a dar resultado positivo. Estamos en una situación complicada, porque de lo que se trata es de contener el rebrote y evitar una segunda ola, demoliendo la curva de contagios y no simplemente aplanándola", subrayó. Y detalló que, según proyecciones del Conicet, el año pasado podían haberse evitado 600 muertes en Rosario si las autoridades hubieran tomado las medidas que pedía la asamblea.
"Hay que tomar medidas más enérgicas como las que han tomado los países que tuvieron una segunda ola. Además, hay que organizar el cuidado colectivo alrededor de los centros de atención primaria de la salud, convocando a participar a las organizaciones sociales y civiles para que se fomente el uso el barbijo, el distanciamiento, y el lavado de manos", consideró Kohen. El investigador, también, fue crítico de la política de comunicación de la provincia: "Ha dicho cosas como que hay que acostumbrarse a convivir con el virus. Es confusa e invita a no cuidarse, ya que eso solo puede hacerse teniendo a la mayoría de la población vacunada, y hoy estamos lejos".
El marco en el que se dan las críticas a la decisión de Perotti no es el mejor: esta semana los médicos rechazaron el aumento salarial de 10% ofrecido por la provincia. Desde el Sindicato de Profesionales Universitarios de la Salud (Siprus) realizan un paro de 48 horas con concentración en Rosario. La seccional Santa Fe de la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra) también había lanzado una medida de fuerza en repudio a la oferta hecha por el Ejecutivo santafesino, pero fue dictada la conciliación obligatoria. "El gobierno provincial sigue guardando el dinero en un plazo fijo, mientras ajusta el salario de los trabajadores y no se invierte lo necesario en la salud pública de la población", se quejaron los agentes sanitarios, que esperaban un reconocimiento a su laboral en pandemia. La tensión sigue.