Preocupa en Rosario el alto porcentaje de camas ocupadas

Con casi 1.000 contagios por día, hace un mes que ronda del 90% y está al borde. Un plan de emergencia prevé derivar pacientes a la capital provincial y al norte bonaerense.

13 de octubre, 2020 | 19.53

Hace un mes que en Rosario el porcentaje de camas críticas ocupadas ronda o supera el 90%. El alto número de contagios diarios, sostenido casi siempre alrededor de 1.000 positivos por jornada en los últimos días, pone al sistema sanitario al límite, y preocupa a las autoridades del gobierno provincial, que ya definió estrategias de contingencia para evitar el desborde. Las opciones más osadas incluyen derivar pacientes a otras ciudades de la provincia y también del territorio bonaerense.

El número mágico, para los especialistas, sería menor al 80%. Ese sería un escenario deseable que no representaría riesgo de colapso. Pero el 20 de agosto el sector público pasó esa cifra, y luego solo fue hacia arriba. Una semana después tocaría el 88 por ciento, y luego ya solo se movería alrededor o por encima del 90%. En el medio, las camas con pacientes Covid pasaron en solo dos meses de representar un 5% hasta escalar a un 49%, de un total de 87% de ocupación en el sector público que hay en la actualidad, con un leve descenso esta semana respecto del peligroso 96% en el que se ubicó hace unos días.

"Cuando el número pasa el 80% ya se habla de saturación del sistema, porque empieza a flaquear la disponibilidad de camas", explica Rodrigo Mediavilla, coordinador de Atención Sanitaria del Tercer Nivel del Ministerio de Salud provincial. Esto se debe a que el número es un promedio, por lo que puede que en ese escenario algunos efectores ya estén completos al 100 y ya no tengan plazas disponibles.

Si bien el sistema, con un estrés considerable, aún responde, hay temor por la cada vez mayor saturación de los efectores de Pami, lo que tarde o temprano obligará a que se tenga que apoyar en el sistema público. “Es prioridad de la salud pública responder a todos, tengan obra social o no. La salud es un derecho y hay que garantizarlo”, aseguró Mediavilla a El Destape.

La semana pasada salieron a la luz imágenes fuertes de uno de los policlínicos donde se internan los adultos mayores, en las que se veía una morgue rebalsada de cadáveres, que debieron ser conservados en salas comunes con aire acondicionado para preservarlos. Desde la dirección ejecutiva aclararon que se debió a las demoras de las casas fúnebres en retirarlos por la gran cantidad de fallecimientos sucedidos en pocas horas, y que los hospitales de la obra social estaban funcionando con un 75% de ocupación.

Medidas de alivio  en Rosario

Con este difícil panorama, las autoridades sanitarias de Santa Fe ya definieron y planificaron diversas estrategias para evitar un colapso del sistema que termine con la triste postal de las ambulancias dando vueltas sin encontrar cama en ningún efector. En primer lugar, en Rosario se suspendieron todas las cirugías programadas. Las intervenciones que no eran urgentes fueron pospuestas para liberar esos lugares para pacientes infectados con el virus. La entrega de respiradores en comodato a efectores privados y la readecuación de camas realizada por las instituciones públicas hicieron que la oferta de camas se amplíe.

El siguiente paso implicaría la derivación regional de personas dentro de la provincia, que en el caso de Rosario tendría como destino a la ciudad de Santa Fe. Sin embargo, y afortunadamente, todavía no ha sido necesario aplicar esta medida. “Son todos planes de la contingencia, la idea es adelantarnos y que las situaciones no nos sorprendan. El objetivo es que cuando se empiecen a destrabar las alarmas, el sistema solo se pueda ir acomodando para responder en una situación adversa”, desarrolló Mediavilla.

La tercera medida comprende utilizar los quirófanos que quedaron liberados tras el levantamiento de las cirugías para tratar allí a enfermos de Covid. De esta forma, haciendo una ingeniería de readecuación de los espacios, se pueden ubicar camas para internar personas al cuidado de las dos enfermeras que ya estaban asignadas, la instrumentadora y la circulante que la asiste, que reformulan así sus tareas. Esta estrategia, que aún no se llevó a cabo en Rosario, si fue implementada en el Hospital Gutiérrez de Venado Tuerto para ampliar la capacidad del efector.

El cuarto recurso representa la última jugada posible a la que se apelaría solo en caso de extrema necesidad, y consiste en el traslado de enfermos a otra jurisdicción. En ese sentido, según fuentes del Ministerio de Salud de la Nación, Santa Fe ya tiene firmados convenios para derivar a Buenos Aires a pacientes del sur de la provincia en caso de que se produzca un colapso sanitario. De esta forma, quien se quede sin cama de internación en Rosario podrá ser derivado a hospitales de San Nicolás, Pergamino y Junín.

De todos modos, el acuerdo no es unidireccional, sino que funciona en ambos sentidos, porque la situación del norte de Buenos Aires es parecida a la del sur de Santa Fe, en cuanto a números que muestran sistemas sanitarios funcionando a tope. “Estamos monitoreando constantemente e intercambiando la información de cuál es la disponibilidad de camas. En Rosario estamos al límite, está toda la ingeniería pensada y calculada para implementar los otros planes de contingencia de ser necesario. Se van disparando según la necesidad”, detalló el coordinador del Tercer Nivel.

Liberar y nuevas aperturas

Sobre las medidas de apertura gradual y progresiva que viene implementando el gobierno de Santa Fe, el médico dijo que “el coronavirus se va a quedar mucho tiempo”, por lo que “hay que intentar aprender a construir una nueva normalidad en la que se pueda convivir con el virus”. Para Mediavilla, “los casos no van a desaparecer por varios meses, y lo importante es que el sistema pueda responder a ellos”, aunque hay preocupación porque desde hace un mes la ocupación de camas críticas en la ciudad no baja del 90 por ciento.

“Nosotros vamos a repetir la película de Europa, donde hay una segunda ola de contagios”, advirtió. Y dijo que si bien los equipos de salud se fijan en el aspecto sanitario, el gobernador “tiene que equilibrar todos los aspectos”. “No se puede estar en fase 1 durante 10 meses, por una cuestión de caída de la economía. El mundo juega a un vaivén entre aperturas y cierres”, consideró.

En este marco, el funcionario de Salud trazó un panorama “crítico y preocupante”, y pidió a la población “acentuar el compromiso social”, mientras con la llegada del calor se vieron comportamientos desafortunados con personas aglomerándose en las playas de la costa rosarina y en algunas salidas gastronómicas. De lo contrario, advirtió que “la disponibilidad de camas va a empezar a menguar, y después va a ser tarde, ya que no va a haber más planes de contingencia para aplicar”.

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Mientras tanto, cada vez aparecen más voces de médicos que piden una vuelta a fase 1. Muchos de ellos se conformaron en la Asamblea de Trabajadores por la Salud Colectiva, y han mantenido reuniones con el municipio y la provincia pidiendo que "toquen el botón rojo" para detener los contagios. "Estamos profundamente preocupados. La cantidad de casos no está bajando, sino todo lo contrario", manifestó a El Destape el generalista Ricardo Cordone, integrante de la organización.

Según datos recabados por los profesionales, debido a demoras en la carga en el sistema, creen que los positivos y fallecimientos serían un 50% más que los que se informaron públicamente. "Estas demoras están reconocidas por las autoridades. Lo paradójico es que los funcionarios tienen un diagnóstico coincidente con nosotros, pero a la hora de tomar decisiones, que es entrar en una fase de aislamiento selectivo e intermitente, aparecen las discrepancias. Cuando el gobernante dice que sabe que tiene que hacer eso, pero no tiene la legitimidad social para llevarlo a cabo, estamos en un problema", advirtió.

"Los mensajes contradictorios generan más confusión. Necesitamos que las autoridades municipales y provinciales recuperen el rol fundamental de cohesión social que debe tener el Estado en una situación de catástrofe que estamos viviendo. La sociedad necesita una conducción clara. No podemos decir que no se pueden imponer restricciones porque la gente no las va a cumplir. Los casos no bajan porque el aislamiento no se está cumpliendo", remarcó el docente de la Universidad Nacional de Rosario.