Marcos, el primer reinfectado por coronavirus en Argentina

Es enfermero y el 17 de junio se contagió por primera vez, con síntomas leves. Ahora, en agosto, volvió a contraer el virus.

27 de agosto, 2020 | 21.08

Marcos Robaina se convirtió en un caso único: es el primer recontagiado por coronavirus en la Argentina. Es enfermero de lunes a lunes. Trabaja en espacios cerrados, como lo es una terapia intensiva. La primera vez que contrajo el virus fue a mediados de junio, con síntomas leves, y volvió a dar positivo la semana pasada después de que su mujer, también enfermera, se infectara. Está aislado, la segunda vez fue peor que la primera y los especialistas buscan analizar y detectar las posibles causas para una situación de este tipo. Si bien al principio se pensó que no habría situaciones de este tipo, se sabía que era posible. El caso informado el martes en Hong Kong abrió la puerta a ese universo. Sin embargo, se desconoce si se trata de situaciones excepcionales o si pueden convertirse en comunes.

En diálogo con El Destape, Marcos contó que contrajo COVID-19 el 17 de junio. O ese fue el día en que se lo confirmaron. Cree que se contagió trabajando, pero no tuvo muchos síntomas, sólo dolor de garganta y cansancio. Sin embargo, uno de sus compañeros dio positivo y eso llevó a un hisopado general donde se detectaron más casos. Fueron aislados “en un hotel y después de 7 días nos mandaron a la casa de cada uno para terminar" la cuarentena.

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Después de la recuperación, la vida siguió normal, volvió al trabajo y no hubo demasiados sobresaltos hasta que el lunes 17 de agosto su mujer comenzó con síntomas. Ella es enfermera en el sector de unidad coronaria del Hospital Italiano. Ese fue el momento del recontagio. Marcos avisó en el Hospital Santojanni (donde trabaja de lunes a viernes, los fines de semana y feriados lo hace en el CEMIC) pero le dijeron que él ya había tenido el virus, así que podía ir a trabajar igual. El martes, o sea al día siguiente, fue con mucha tos al igual que el miércoles, lo que lo llevó a guardar una distancia importante con sus compañeros. Esa noche volvió a su casa pero el termómetro marcó 37º de temperatura.

Ante ese panorama, se fue a hisopar el jueves a la mañana. A todos “les parecía extraño, decían que no podía ser”. Así que esperó 40 minutos hasta que llegó la infectóloga, se anotició de la situación y procedieron con el examen. Al día siguiente, se volvió a confirmar el positivo. Al ser una reinfección, le hicieron varios estudios para ver si no había algún otro virus presente en su cuerpo y, por otro lado, testearon sólo COVID-19. El resultado fue que sólo había contraído coronavirus. “Esta vez me agarró peor, fiebre, dolor de garganta, tos, malestar general, perdí el gusto y el olfato completamente. Es horrible. Comés porque tenés hambre y el estómago está vacío pero no disfrutás nada, es todo lo mismo”, contó a este medio entre tos y tos.

“Hipótesis hay un montón”, dijo sobre la causa de esta situación tan particular y explicó: “Puede ser que la primera vez que me infecté no fue tan grave la carga viral y no hice anticuerpos”, aunque le dieron varias opciones más. “Me van a hacer un par de estudios de inmunoglobulina para ver la cantidad de anticuerpos” presentes en su cuerpo y detalló que sirve para conocer “la capacidad del organismo de generar anticuerpos”. O sea, si lo contrajo porque es una característica del virus o porque su cuerpo no tiene la capacidad de generar las defensas para combatirlo. Sin embargo, dijo no tener patologías previas y estar bien de salud, sin un sistema inmunodeprimido.

Su caso es seguido de cerca, en principio por las autoridades de los lugares donde trabaja pero también dijo haber recibido un llamado de un médico del Gobierno de la Ciudad para seguir de cerca la situación. “Quieren hacer un par de estudios con mi sangre para ver si el virus tiene alguna modificación, pero queda como precedente que existe el recontagio”, manifestó.

Las condiciones de trabajo

Uno de los problemas más graves que tienen que enfrentar los profesionales de la salud son las condiciones de trabajo. Algo que reconoció el propio Alberto Fernández la semana pasada. “Desde que arrancó ésto nunca paramos. Una locura física, psicológica, mucho cansancio, mucho estrés, mucho dolor de cabeza y maltrato hacia enfermería porque hablan mucho de los medios, de la salud pero nosotros somos personal administrativo para la Ciudad”, dijo Marcos a El Destape.

Además, contó que al principio, cuando comenzó la pandemia, les “daban los barbijos a cuenta gotas. Por ejemplo, en el CEMIC trabajo doce horas y nos daban tres barbijos para reemplazarlos cada cuatro horas”. Después de alguna de las movilizaciones opositoras, “empezaron a haber más casos en el personal de enfermería, limpieza y no sabían de dónde venía el brote. En el área cerrada somos más o menos 80 enfermeros de los cuales 7 nada más no se infectaron. El resto estuvieron todos aislados, algunos más graves y otros menos graves”. A partir de esa situación, “mejoraron un poco las condiciones, por lo menos aparecieron más materiales, pero en realidad no hay una mejora en la condición. También trabajo en la terapia del Santojanni y tengo mejores materiales”, comparó.

En el caso de su mujer, que trabaja en la unidad coronaria del Italiano, “la infraestructura de los servicios no es muy buena. Ahora en el CEMIC nos obligan a estar con el barbijo N95 todo el tiempo y arriba uno quirúrgico. En el Italiano sólo les dan el quirúrgico que te cubre un 60%” ante el virus. Una situación que los preocupa a ellos y a todos los profesionales de la salud que se arriesgan día a día por elección, como dijo Marcos, y porque también “falta plata”, para garantizar la salud de la población. A veces en sectores sobrecargados de pacientes y con poco personal para atenderlos, otras veces con el ya tristemente célebre "pluriempleo".