Los colegios privados comenzaron a pagar en cuotas por la crisis y los trabajadores están en alerta

Con la excusa del coronavirus y falta de pago por parte de las familias, los empresarios definieron golpear el ingreso de los trabajadores.

14 de mayo, 2020 | 18.35

El problema se veía venir. La educación privada atraviesa una compleja situación producto de la pandemia del coronavirus y el consiguiente aislamiento social. Si bien las clases siguen, de forma virtual, y los docentes trabajan más que antes, las empresas (porque son eso, empresas dedicadas a la formación) comenzaron a pagar en cuotas, dejándolos muy por debajo de la línea de la pobreza. Las instituciones se amparan en la falta de pago por parte de las familias, que también viven una situación económica complicada porque no todos pudieron seguir trabajando, pero desde Sindicato Argentinos de Docentes Privados (SADOP), refutaron que el único responsable del pago de los haberes es el propietario del establecimiento educativo. Mientras tanto, el ministerio que conduce Nicolás Trotta habilitó líneas de ayuda para los colegios que no puedan hacer frente a las erogaciones, pero eso demanda estar al día con los papeles y no todos lo están.

Inés Busso, secretaria general del SADOP bonaerense, manifestó a El Destape su preocupación “por la situación que están padeciendo los docentes de gestión privada porque algunos empleadores no están pagando el salario completo en tiempo y forma, hay amenaza de cierre de establecimientos, sobre todo jardines maternales y también por las condiciones de trabajo”.

Ante la falta de cumplimiento con los sueldos, remarcó que los trabajadores “tienen que cobrar el 100% de forma normal y habitual”, con los adicionales incluidos, como el material didáctico, los incentivos, la antigüedad o el presentismo. “Los docentes estamos trabajando y mucho más que antes, hay una sobrecarga muy grande, estamos poniendo nuestra fuerza de trabajo y nuestros elementos a disposición de las escuelas. No hay horario de trabajo, estás las 24 horas del día pendiente”, sostuvo Busso y remarcó que más del 60% de los educadores manifestó estar bajo estas condiciones.

Si bien es cierto que “hay familias que no pueden pagar las cuotas, ese no es un problema que el sindicato pueda resolver y cada responsable de las escuelas tiene que pagar lo que corresponde, no importa si tienen o no subvención del Estado”, remarcó la secretaria general de SADOP bonaerense. Ante esta situación, ellos definieron recibir las denuncias en cada una de las delegaciones que tienen para elevar el reclamo al Ministerio de Trabajo y concretar audiencias.

Hoy en día, el sueldo promedio de un docente privado es igual al de un estatal y está en $29.000 sin los adicionales. Muy por debajo de los más de $41.000 necesarios para cubrir la canasta básica, según datos del INDEC. Pese a ello, no sólo pagan en cuotas sino que los sobre exigen y terminan trabajando prácticamente las 24 horas. Pero esa demanda viene de parte de las empresas y no del Gobierno que comprendió la delicada situación que atraviesa el país producto del coronavirus.

Gabriela es preceptora en una escuela privada ubicada en un barrio de Merlo, provincia de Buenos Aires, y contó que recibieron una comunicación oficial de las autoridades explicándoles que, poco a poco, les iban a informar cuándo cobrarían sus sueldos. Según explicó a El Destape, los trabajadores que están subvencionados por el Estado ya lo hicieron, porque es plata que no pone la empresa. Pero los que dependen del colegio tienen una situación más complicada.

Si el trabajador tiene un solo cargo, las autoridades intentaron pagar todo junto pero también ocurrió, sobre todo en quienes tienen dos cargos, que los haberes comenzaron a depositarse en cuotas. La mitad del sueldo proviene de un préstamo tomado ante la AFIP y la otra mitad de parte de la empresa. Al considerar que el dinero estatal fue depositado en tiempo y forma, el del colegio suele demorarse. De hecho, actualmente muchos todavía no cobraron la totalidad de los haberes y esperan poder hacerlo esta semana. Ni hablar de los adicionales por material didáctico e incentivo docente, cuyo depósito está demorado pese a que siempre suele cobrarse con retraso, aunque no debería ser así.

Ante la crisis y la merma en el pago de las cuotas por parte de las familias (la institución asegura que tienen más de mil alumnos y sólo 25 abonaron), les pidieron a los preceptores y maestras que graben audios para incentivar a los padres. “Todo lo que sea publicidad para llegar a ellos, invitarlos a Instagram, a la radio que tiene el colegio, como para que sientan que pagan la cuota y que el trabajo continúa”, contó Gabriela.

El problema es que la conectividad no es sencilla y hay muchas realidades. No todos tienen computadora, celulares o un buen servicio de Internet, lo que demora la entrega de trabajos o, incluso, que los alumnos se sumen a las clases, las cuales siguen respetando los horarios habituales.

Analía es profesora secundaria en Bariloche y contó a El Destape que en esa ciudad hay muchos colegios privados, fundaciones que no tienen subsidio estatal. Empresas, lisa y llanamente, armadas por familias locales que vieron en la educación un negocio y que también se convirtieron en una solución para las familias porque pueden enviar a sus hijos bajo la modalidad de jornada completa.

Los colegios suelen ser chicos y el sueldo de los profesores sale, básicamente, de la cuota que pagan las familias, que “son bastante altas porque sostener la institución requiere de un aporte importante”. De hecho, para la primaria se abonan $12.600 y cerca de $15.000 para la secundaria, y no es uno de los colegios más caros.

La situación es complicada para todos, no sólo los productos son más caros en Bariloche sino que la ciudad se sostiene por el turismo, que está parado, las personas no pueden salir a trabajar y los colegios se sostienen por la cuotas. Si bien hay morosidad, explicó Analía, también hay “voluntad de bicicletearnos porque los dueños lo entienden como un negocio y los profesores somos el fusible”.

La semana pasada la institución les envió un mail explicando que no habían podido pagar en tiempo y forma y les mencionaron que los padres que pagan las cuotas lo hacen gracias a las clases virtuales. Pero pese a que los docentes no dejaron de trabajar, les depositaron un 40% del sueldo primero, se suponía que hoy les iban a dar otro 35% que no apareció y el resto la semana que viene. Sin pagar el presentismo porque no están yendo a los colegios, como si no siguieran con los cursos desde sus casas.

Actualmente, un sueldo de 28 horas cátedra (que no todo el mundo tiene esa carga horaria) es de $45.000, apenas por arriba de la línea de la pobreza. Un haber que se abona en tres cuotas. “Lo que quede sin pagar, lo pagaremos cuando volvamos al colegio”, les informaron desde la institución. “¿Cuándo vamos a volver? Mientras tanto ¿de qué vivo?”, se preguntó Analía y remarcó que “hay mucha gente a la que se le está complicando mucho, también a las familias” que no pueden pagar una escuela privada en este contexto.

Lo más grave es que “la administración dijo que si no siguen haciendo clases virtuales, los padres no van a pagar y ellos no van a abonar el sueldo”, lo que interpretaron como una amenaza. “Se arman como una empresa y cuando ocurren estas cuestiones, como pandemias o las cenizas que azotaron la ciudad, la educación no para. En ese momento es cuando se ve que la escuela no puede ser un negocio, pero los dueños lo consideran como tal, no como vocación para educar a los chicos por un mañana mejor”.

Algo similar ocurre en La Plata. Un profesor de secundaria, que pidió el resguardo de su identidad, contó a El Destape que les pagaron el sueldo en dos cuotas, un 70% el lunes de la semana pasada y otro 30% hace tres días, cuando el ingreso que él percibe es de menos de $8.000 por cuatro horas cátedra semanales.

Explicó que los sobre exigen constantemente para armar videos, videollamadas y que se comunican con los docentes para apurarlos con los contenidos a dar. “Todos los días, a toda hora, mandan tareas por mensajes de Whatsapp, están súper demandantes y vos tenés que estar todo el tiempo a disposición”, por lo que ya no hay horarios de trabajo.

“Buscan que la clase virtual sea como una presencial, como si fuera lo mismo, pero no es así”. Los maestros y profesores se manejan con las herramientas que tienen a disposición “pero suben la vara de exigencia a los docentes, pero a los alumnos los justifican”.

Para las familias tampoco es fácil afrontar los costos de las cuotas de los colegios privados. Nieves vive en Lomas del Mirador y su hija va a una escuela secundaria. El costo es de $3.500 por mes, algo que podría afrontarse, con esfuerzo, en un contexto normal pero la pandemia frenó todo y su situación empeoró “cuando arrancó la cuarentena, sin laburo no pude pagar”. Llegó a abonar la matrícula pero no pudo afrontar los gastos de marzo y abril.

Considerando que su hija no asiste al colegio, intuyó que la institución haría algún descuento en concepto de la cobertura médica que pagan mes a mes. Pero eso no ocurrió y sólo recibirán una bonificación del 40% en mayo, algo así como $300 menos.

Nieves trabaja para una fábrica desde su casa, pero estuvo sin trabajo. Sólo pudo cobrar una de las facilidades otorgadas por el Gobierno y recién la semana pasada le enviaron trabajo, pero estima que no recibirá más hasta junio. La situación es compleja pero su hija siguió con las clases por Zoom o por Whatsapp. “Voy a pagar porque se que el maestro tiene que cobrar”, dijo a El Destape.