La pandemia del COVID-19 no solo generó el colapso sanitario en todo el mundo sino que arruinó economías enteras en muchos países. Según el informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la enfermedad mundial ya sumergió en la pobreza a 108 millones de trabajadores más a causa la desaparición de horas de trabajo y del acceso a empleos de buena calidad.
"Se han arruinado cinco años de progresos hacia la erradicación de los trabajadores pobres", detalla un informe de la OIT, publicado este miércoles, que además advirtió que esta crisis está lejos de finalizar y no se espera que el empleo retorne al nivel anterior a la pandemia hasta 2023.
Pandemia del COVID-19 no es solo un problema de salud
En este marco, el director general de la OIT, Guy Ryder, indicó que "recuperarse de la Covid-19 no es solamente un problema de salud", por lo que insistió en que "será también necesario sobreponerse a los graves daños provocados a las economías y a las sociedades". Y vaticinó: "Sin un esfuerzo deliberado para acelerar la creación de empleos decentes y apoyar a los miembros más vulnerables de las sociedades y la reactivación de los sectores económicos más afectados, los efectos de la pandemia podrían sufrirse durante años bajo la forma de pérdida de potencial humano y económico y mayor pobreza y desigualdad".
En comparación con 2019 unos 108 millones de trabajadores más en el mundo fueron recalificados como pobres o muy pobres
Asimismo, la pandemia generó que el número total de horas trabajadas se derrumbe. En 2020, se evaporó el 8,8% de las horas trabajadas en comparación con el cuarto trimestre de 2019, es decir, el equivalente a 255 millones puestos de trabajo a tiempo completo.
Esta crisis está lejos de finalizar y no se espera que el empleo retorne al nivel anterior a la pandemia hasta 2023.
Según el informe, en tanto, se prevé que en 2022 el número de personas desempleadas en el mundo se sitúe en 205 millones, muy por encima de los 187 millones de 2019. Esta cifra equivale a una tasa de desocupación del 5,7 por ciento. Antes del periodo de crisis de la COVID-19, solo se había registrado una tasa similar en 2013.
Mujeres y jóvenes, las/os más golpeados
Según el estudio, las mujeres se vieron excesivamente afectadas por la crisis. En 2020, la contracción del empleo femenino fue del 5 por ciento frente al 3,9 por ciento del empleo masculino. También fue más elevado el porcentaje de mujeres que quedó fuera del mercado laboral y pasó a la inactividad. Por otra parte, el aumento de las responsabilidades domésticas derivadas del confinamiento por la crisis ha planteado el riesgo de un “retorno a lo convencional” con respecto a los roles de género.
A nivel mundial, en tanto, el empleo juvenil se redujo en un 8,7 por ciento en 2020 con respecto a la reducción del 3,7 por ciento del empleo de adultos; la caída más pronunciada se registró en los países de ingreso mediano. Las consecuencias de este aplazamiento y de la perturbación de la experiencia temprana en el mercado laboral de las personas jóvenes podrían prolongarse durante años.
Zonas más afectadas por la pandemia
Las regiones más afectadas en el primer semestre de 2021 han sido América Latina y el Caribe, y Europa y Asia Central. En ambas, la pérdida estimada de horas de trabajo superó el 8 por ciento en el primer trimestre, y el 6 por ciento en el segundo, mientras que a nivel mundial y en los mismos periodos las tasas fueron de 4,8 y 4,4 por ciento.
Se prevé que la recuperación del empleo a nivel mundial se acelere en la segunda mitad de 2021, siempre y cuando la situación pandémica general no se agrave. Ahora bien, habida cuenta de la desigualdad de acceso a las vacunas y la limitada capacidad de la mayoría de las economías desarrolladas y emergentes para respaldar medidas de estímulo fiscal fuertes, la recuperación será despareja. Además, es probable que la calidad de los nuevos puestos de trabajo en esos países sea inferior.
En este sentido fue que para finales de marzo de este año, los países del G20 -que reúne a las naciones desarrolladas y algunos países en vías de desarrollo, como la Argentina- invirtieron cerca de 16 billones de dólares para reactivar sus economías, sin embargo, muchas otras naciones no pudieron hacerlo.
Es por eso que el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a la comunidad internacional a implementar "un nuevo mecanismo" destinado a aliviar la deuda de los países más pobres en el contexto de la pandemia. Guterres sostuvo que el mecanismo del G20 para la suspensión del servicio de la deuda, que vence a fines de junio, debe prolongarse hasta 2022 y ser propuesto a los países de ingreso medio que lo necesiten.