13 de mayo, 2020 | 13.33

Exclusivo: el tratamiento argentino contra el coronavirus que puede salvar millones de vidas

La semana que viene comenzará una de las investigaciones más promisorias en la lucha contra el coronavirus. Es una iniciativa argentina y se pondrá a prueba en CABA y el conurbano bonaerense. 

El mundo científico corre, por estos días, una carrera global para encontrar una respuesta a la pandemia. Todos los días se prueban vacunas y tratamientos, novedosos o conocidos, complejos o sencillos, costosos o económicos, con la esperanza de encontrar una fórmula que garantice resultados en la lucha contra el coronavirus, seguridad para quienes deban usarlo y escalabilidad para que pueda llegar de manera eficiente y veloz a una cantidad masiva de pacientes alrededor del planeta.

Un equipo argentino comenzará en pocos días a probar un procedimiento inédito, basado en tecnología del siglo diecinueve que ya se utiliza en el tratamiento de otras enfermedades, pero con una aproximación diferente que podría tener la llave para prevenir los casos más complejos de la enfermedad, reducir la mortalidad y la carga sobre el sistema de salud y salvar millones de vidas en todo el mundo sin depender de procesos complejos, patentes prohibitivas o problemas de escasez.

El estudio se realizará en el marco de un convenio con el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires que permitirá desarrollarlo en cuatro hospitales del conurbano, además del Hospital Militar Central, el Sanatorio de Los Arcos y el CEMIC, en la ciudad de Buenos Aires. La ejecución está a cargo de la Fundación Infant, especializada en la lucha contra enfermedades respiratorias, y cuenta con el apoyo que brinda la Fundación Gates a los proyectos más promisorios en la lucha contra la pandemia. 

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Para el infectólogo Fernando Polack, jefe de la investigación, el trabajo puede cambiar el escenario mundial: si se comprueban los resultados que él y su equipo esperan, mediante un tratamiento sencillo ante la aparición de los primeros síntomas podrán evitarse las consecuencias más graves de la enfermedad, aquellas que requieren internación y que puede causar la muerte. “Queremos emboscar al virus para neutralizarlo antes de que llegue a causar daño”, explicó, consultado por El Destape. 

La base del estudio es el “plasma de convaleciente”, extraído de la sangre de pacientes que cursaron la enfermedad, están curados y en el proceso desarrollaron anticuerpos. En muchas partes del mundo, comenzando por la castigada Lombardía italiana, se está utilizando este plasma para tratar a pacientes graves, logrando una baja sensible de la mortalidad. En Europa y en Estados Unidos ya comenzaron las campañas masivas para buscar donantes de sangre que hayan sido positivos por coronavirus.

Sin embargo, el estudio propone que si ese tratamiento se aplica al paciente ni bien desarrolla los primeros síntomas, es probable que pueda interrumpirse la infección antes de que la enfermedad lo lleve a una cama de terapia intensiva, salvando vidas y cuidando los recursos sanitarios disponibles. “El anticuerpo está diseñado para prevenir que el virus ingrese a las células”, explica Polack. Por eso, es optimista respecto a la posibilidad de que una intervención temprana mejore los resultados vistos hasta ahora en pacientes graves.

“La profilaxis post-exposición al virus y el tratamiento en fases tempranas de enfermedad, a través de defensas obtenidas en plasma de convalecientes, es una práctica extendida con antecedentes exitosos en la historia de la medicina a nivel nacional y global”, sostiene el protocolo del estudio, que por estas horas está siendo evaluado en comités de bioética y al que tuvo acceso este medio. La varicela, el sarampión, el tétanos, la hepatitis B y la rabia fueron tratadas exitosamente con esta terapia desde hace más de cien años.

Estos antecedentes hacen posible que, si se comprueba su eficacia, el tratamiento pueda replicarse en todo el mundo sin tener que superar complejos exámenes de seguridad, que a veces toman muchos meses. “La eficacia de una preparación terapéutica contra el SARS-CoV2 económicamente accesible (...) permitiría escalar de inmediato su aplicabilidad a nivel nacional e internacional mediante campañas masivas de donación de plasma de convalecientes a la espera de soluciones definitivas”, agrega el protocolo.

Si no surgen contratiempos no previstos, a partir de la semana que viene comenzará a buscarse voluntarios entre pacientes en grupo de riesgo que se presenten antes de que pasen 48 horas de los primeros síntomas. En total, se evaluarán a 294 pacientes durante un período de entre 15 y 28 días. Habrá un análisis interino una vez que se haya evaluado a 102 casos. Los primeros resultados podrían estar en julio o incluso antes. Sería un logro monumental: en general, sólo escribir el protocolo de un estudio así puede llevar un año.

En el equipo de investigadores reina un optimismo con cautela. Una estimación razonable indica que, si los cálculos previos son correctos, esta terapia podría reducir entre un 40 y un 60 por ciento la cantidad de casos que desarrollan una enfermedad severa. Los últimos preparativos técnicos y logísticos se llevan a cabo por estas horas y pronto la hipótesis se pondrá a prueba.  “Uno siempre se enamora de su idea, pero no todas las ideas funcionan”, advierte Polack. Todo el mundo estará pendiente de lo que suceda con esta.