En medio del pico, Rosario restringió actividades nocturnas para evitar el colapso

Con el 80% de camas críticas ocupadas, no se descarta volver a Fase 1 y advierten que en un mes puede estallar el sistema sanitario. Los gastronómicos mostraron los dientes con un amparo.

01 de septiembre, 2020 | 07.37

A esta altura, ya no debe quedar una sola persona en Rosario que no tenga un conocido con Covid-19. Con más de 200 casos por día, este es el peor momento desde la llegada de la pandemia, y los infectólogos advierten que si todo sigue así en un mes el sistema sanitario puede colapsar. Sin embargo las fricciones entre los sectores económicos y las autoridades políticas está llegando a niveles de alto voltaje, aunque quienes gestionan no ceden todavía ante las presiones. Es que por la gran aceleración de la curva de contagios, el gobierno de Omar Perotti determinó que desde el sábado pasado y por el término de 14 días, las localidades del Gran Rosario, más otras ciudades del sur santafesino de menor densidad poblacional como Villa Constitución, Venado Tuerto y Firmat suspendieran las actividades comerciales desde las 19.30.

La medida, explican las autoridades, intentó sopesar un equilibrio entre la actividad económica y la salud. El tiempo de duplicación de casos se ubica en Rosario en 11 días, mientras que a nivel provincial es de 12 y a nivel nacional se ubica en 29. Se teme por la capacidad sanitaria; en la ciudad, si bien los casos Covid solo representan el 10%, la ocupación de camas críticas está por encima del 80%, por lo que comenzaron a suspenderse las cirugías programadas y otras prácticas no urgentes. "Hubo reuniones toda la semana pasada, lo que llevó a la decisión de restringir el horario de los comercios para disminuir la movilidad sin volver a Fase 1, aunque aun no está descartado", comentaron a El Destape desde la mesa chica del gobierno provincial. Preocupa la aceleración de la curva y tasa de contagios, respecto de la disponibilidad de camas y recursos humanos para hacer frente a la demanda.

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La decisión hizo estallar a los sectores rosarinos más perjudicados por las restricciones. Gastronómicos, gimnasios, hoteles, canchas de fútbol 5, taxistas, boliches bailables, proveedores, salones de fiestas, centros de eventos, jardines de infantes, artistas y algunos sindicatos se manifestaron ruidosamente -con los riesgos sanitarios que ello implica- en la esquina de Oroño y Jujuy, en pleno Pichincha. A metros del lugar donde se congregaron unas mil personas cerró hace semanas el emblemático local de Johnny B. Good en Rosario, ahogado por un alquiler en dólares y el peso de su gran estructura. Toda una foto del momento.

En efecto, la gastronomía es uno de los sectores más golpeados por la pandemia: desde marzo cerró un 10% del total de los 1500 bares y restaurantes que había en Rosario. Y la respuesta, además de volcarse a la calle, fue también judicial. Unos 50 comerciantes gastronómicos presentaron un recurso de amparo contra el horario de cierre. "Creemos que la medida es irracional e inconstitucional y nos vamos a defender hasta las últimas consecuencias", dijo consultado por este portal Reinaldo Bacigalupo, presidente de la Asociación Mercado Pichincha, polo gastronómico de la ciudad. "Es un atropello a la libertad de ejercer el comercio directamente. Estamos pidiendo trabajar. En el mundo se avanzó a una etapa de convivencia con el virus, a aprender a cuidarse y seguir. No podés esperar la vacuna encerrado hasta marzo", argumentó el dueño de El Club de la Milanesa y la hamburguería Ronnie.

No se mueve

Ante los reclamos, la respuesta de las autoridades fue firme. "Ratificamos la decisión. Se tomó en base al comportamiento de las variables sanitarias, en coincidencia entre los funcionarios de provincia y municipio. No hay posibilidad de revisarla hasta que no se evalúe el impacto en 14 días", reveló a El Destape Rubén Michlig, ministro de Gestión Pública de Santa Fe. El análisis es que "hay un sector de la sociedad que no está entendiendo la gravedad de la situación. Particularmente la franja etarea joven, que no está haciendo caso a las recomendaciones de los gobiernos". En ese sentido, dijo que "no hay otra alternativa para corregir esos valores que no impliquen restricciones económicas. Es entendible el malestar de los sectores, conocemos sus dificultades, pero no alcanza con medidas de profilaxis y prevención. Peor es una política de aislamiento total, que no está lejos si se conservan esos valores", advirtió.

Esto se debe a que la desesperación de los comerciantes choca con una complicada situación epidemiológica. Hasta hace un mes atrás, los casos estaban mayormente concentrados en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Hoy esas zonas entraron en una meseta y el mapa del interior del país está casi todo pintado de rojo. La preocupación de las autoridades sanitarias santafesinas es que la población no esté cobrando conciencia del delicado momento, producto del relajamiento producido por la extensión de 5 meses de distintas fases de aislamiento y una etapa relativamente larga de pocos casos. "El porcentaje de positividad subió del 13% al 44%. Una de cada dos personas que consulta al médico tiene Covid, y esto eleva las internaciones. El sistema está en situación de estrés. Si esto se sostiene en alza, en menos de un mes vamos a saturar el público y privado", expresó a este medio Carolina Subirá, infectóloga del grupo médico Oroño, uno de los más grandes de la ciudad.

Mientras tanto, los que están al frente de la gestión política de la pandemia resisten las críticas y aseguran que será lo mejor en el largo plazo, porque la reducción de la curva permitirá recuperar actividades. "Es una sábana corta, entre la salud, lo económico y la libertad. Estamos en un momento de mucha responsabilidad y tenemos la obligación de tomar decisiones, que no se toman de forma inconsulta, pero a veces no son las que pretende la gente", graficó a El Destape el secretario de Gobierno, Gustavo Zignago. El municipio ya habilitó un centro de aislamiento en el Hipódromo, que estuvo vacío en un principio y luego ocupado para personas en situación de calle, para derivar a pacientes leves y personas que no tengan un lugar donde aislarse. La búsqueda es no llegar al colapso del robusto sistema de salud rosarino. Pero para ello, hay que capear este momento álgido. Y algunos sectores insisten en que se les acabó el resto para aguantar. En ese equilibrio se mueve el Estado para coordinar esfuerzos y sacrificios