Absolutamente nadie se podría haber imaginado un escenario semejante. Como si se tratara de una película de ciencia ficción, el mundo entero se vio complicado por una enfermedad completamente desconocida: el COVID-19, denominación que rápidamente se instaló en el día a día de millones de personas. Pese a que su origen tuvo lugar en diciembre de 2019, en Wuhan (provincia de Hubei, en China), el primer caso en la Argentina se conoció el 3 de marzo de 2020. ¿Qué medidas se tomaron desde aquel entonces?
Aquel día, Ginés González García anunció el primer caso de coronavirus en el país. Así lo decía el entonces ministro de Salud de la Nación: “Tenemos el primer caso de coronavirus confirmado en el país. Es un paciente importado, que viene de Italia, estamos trabajando como desde el primer día, cumpliendo con todos los protocolos". Para ese entonces, las autoridades sanitarias del mundo ya alertaban a la sociedad mundial, pidiendo que ante la presencia de síntomas como fiebre, tos, dolor de garganta o pérdida del olfato o del gusto, acudieran a un médico.
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El "paciente cero" se trató de un hombre que llegó en avión procedente de Italia. Tras advertir que se sentía afiebrado, se dirigió a la clínica Swiss Medical -ubicada en el barrio porteño de Recoleta- y le hicieron una serie de estudios. Lo dejaron aislado y al día siguiente lo trasladaron al sanatorio Agote, donde superó la enfermedad sin complicaciones. Tal es así que, tras 10 días, le dieron el alta médica.
Pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia días después, las noticias procedentes de países como China, Italia y España no dejaban de hacer ruido en todo el planeta. Los contagios y las muertes en aquellos territorios aumentaban considerablemente, por lo que el Gobierno de Alberto Fernández tomó medidas inmediatas. Precisamente, el 19 de marzo y por medio del Decreto 297/2020 de necesidad y urgencia (DNU), el Presidente dio inicio a la cuarentena obligatoria para que millones de argentinos ingresen al "Aislamiento social, preventivo y obligatorio" (ASPO). Y las cadenas nacionales para informarle a la población se volvieron cotidianas.
Pese a que en la Argentina los casos aumentaban a paso lento, el Gobierno estableció el cierre de las fronteras el 27 de marzo, ya que los casos solían ser importados. En aquel momento, y por recomendación de la OMS, en todo el mundo se extendieron recomendaciones sanitarias para evitar el contagio del COVID-19: el lavado de manos, toser o estornudar en el codo, el distanciamiento social, la utilización de barbijo y de la tecnología como reuniones por videollamadas, no llevarse las manos a la boca, utilizar alcohol en gel en caso e higienizar los celulares y alimentos, entre otros detalles.
Si bien muchos imaginaron que el contexto podía durar algunas semanas o unos pocos meses, este tipo de costumbres se volvieron cotidianos en el día a día de millones de personas de todo el mundo. De manera inevitable, los casos positivos de coronavirus se terminaron disparando en todas partes. Mientras tanto, los científicos y especialistas en salud de todas partes emprendían una larga carrera para crear las vacunas en los laboratorios, donde la competencia fue creciendo con el tiempo.
Consciente de que millones de argentinos se vieron afectados económicamente, y que el golpe se sintió mucho más debido a las complicaciones que Mauricio Macri dejó durante su mandato, el Gobierno de Alberto Fernández lanzó diferentes medidas para sostener la difícil situación: congeló las tarifas de telefonía fija y móvil, Internet y TV paga; dispuso una doble indemnización para despidos; otorgó créditos a PyMEs para el pago de los sueldos, un plan de Ingreso Familiar de Emergencia; construyó 12 Hospitales Modulares de Emergencia, licencias y trabajo remoto para el sector público y privado; prohibió despidos y suspensiones de trabajo; y garantizó los servicios esenciales para que la sociedad pudiera, entre tantas otras medidas.
El 4 de junio, Fernández anunció que 18 provincias habían finalizado la cuarentena sobre todo su territorio y estaban bajo un régimen de "distanciamiento", con protocolos sanitarios y reapertura de algunas actividades. Y a fines de agosto, dio el visto bueno para las reuniones sociales de hasta diez personas.
Finalmente, y luego de una larga espera, la vacuna contra el coronavirus llegó a la Argentina. Gracias a la gestión del Oficialismo, el 24 de diciembre de 2020 se adquirieron 300.000 dosis de la vacuna desarrollada por Rusia: la Sputnik V. Pese a que los medios hegemónicos y la oposición intentaron deslegitimarla con campañas sucias, lo cierto es que la famosa revista Lancet de medicina la catalogó como una de las mejores opciones. En febrero de 2021 sostuvieron: "Este análisis intermedio del ensayo de fase 3 de Gam-COVID-Vac mostró una eficacia del 91,6% contra COVID-19 y fue bien tolerado en una gran cohorte. Confirman una eficiencia y seguridad altas de la vacuna".
Casos de coronavirus, cifras de muertes y cómo es la situación actual de la pandemia en la Argentina:
A un año del primer caso de coronavirus en la Argentina, el país cuenta con más de 2.100.000 casos positivos, con más de 1.920.000 recuperados y más de 52.000 muertes. En tanto, a nivel mundial, se registran 115 millones de casos positivos, más de 64.900.000 millones de recuperados; mientras que hay más de 2.550.000 muertes.
Las cifras de la campaña de vacunación en la Argentina:
Hasta el día de hoy, en la Argentina ya fueron vacunadas 1.126.108 personas. La primera dosis ya fue recibida por 823.446 personas; mientras que aquellos que ya tienen las dos dosis son 302.662 habitantes.