La pandemia del COVID-19 sigue generando efectos adversos en todo el mundo no solo por la infección del virus sino por las consecuencias de las medidas de restricciones a las que se vieron obligados a tomar los gobiernos nacionales para detener la propagación de la enfermedad que ya causó más de 3,7 millones de muertos en todos el planeta. Es que el confinamiento, por ejemplo, viene provocando consecuencias adversos en todas las poblaciones y según un reciente informe publicado por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), los jóvenes, principalmente las mujeres, son el grupo más afectado en el que se detectaron fuertes trastornos alimenticios.
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El estudio reveló que una de cada tres mujeres jóvenes padece patologías vinculadas a trastornos de la conducta alimentaria -como anorexia nerviosa o bulimia nerviosa-, cifras que muestran un "recrudecimiento" de esta patología como consecuencia de la pérdida de contacto con los grupos de pares y la falta de una red social de contención provocada por el aislamiento.
En este marco, desde la Sociedad Argentina de Pediatría alertaron que si bien no hay estadísticas oficiales, las consultas a especialistas y encuestas "auto administradas en las escuelas arrojan una prevalencia de patologías como Bulimia Nerviosa (BN) y/o Anorexia Nerviosa (AN) en casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes de las que presentan algún grado de disconfort previo en su imagen corporal que impacta en sus conductas referidas a la alimentación".
Los motivos del aumento de los trastornos alimenticios por la pandemia del COVID-19
La investigación puntualizó que el aislamiento social dispuesto para desacelerar los contagios de COVID-19 disparó una "serie de factores en jóvenes y adolescentes que hoy vemos reflejadas en las consultas a especialistas". Según señaló a Télam Rut Vanesa Mariñas, pediatra especialista en adolescencia, "son múltiples los factores que llevaron a este incremento en los trastornos".
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Algunas de los factores adicionales de los trastornos alimenticios en pandemia:
- temor al futuro,
- el miedo por la salud propia o de familiares, la situación económica (en el hogar),
- la falta de proyección,
- la incertidumbre.
La especialista remarcó que estos factores pueden provocar que "se disparen patologías preexistentes, trastornos de la personalidad, de la percepción de su estado físico" y que, en este sentido, la escuela funciona como "una red de contención; muchas veces el contacto entre pares que se da ahí es un escape de lo que sucede en el hogar".
Consecuencias del aislamiento y la virtualidad
Por otra parte, la pediatra integrante del Comité de Estudio Permanente del Adolescente (CEPA) remarcó que "el aislamiento exacerbó todo, los chicos pasan más tiempo solos, con sus pensamientos, comparándose todo el tiempo con algo que no es real, con imágenes retocadas con Photoshop, o gente que siempre es feliz", puntualizó.
En esta línea, destacó que "el contacto real es distinto al virtual, cuando ves a alguien te das cuenta de gestos y actitudes sin filtros. En cambio, en la virtualidad, uno ve lo que el otro quiere que veas" y pueden "dispararse distintos trastornos: de la autoestima a fobias, entre otros".
Es que el impacto de la "comparación con ese otro" que no ocurre sólo por el aspecto físico, "muchas veces produce mucha frustración también lo material, pensar que nunca vas a ser así de bueno porque no tenés la posibilidad de comprarte tal o cual cosa".
"Los y las adolescentes no viven en un mundo paralelo, la situación económica en los hogares, el miedo a la muerte, o la incertidumbre ante una enfermedad desconocida les afecta como a todos", reveló la especialista, quien remarcó la importancia de advertir determinadas conductas que puedan sugerir un trastorno en de la alimentación. "Los y las adolescentes no viven en un mundo paralelo, la situación económica en los hogares, el miedo a la muerte, o la incertidumbre ante una enfermedad desconocida les afecta como a todos", completó.