Diversos estudios científicos comprobaron que la deficiencia de vitamina D aumenta los riesgos de contagio de coronavirus, mientras que los niveles adecuados dificultan la infección. Qué alimentos se pueden consumir para incorporar este compuesto a la dieta.
Estudios en Estados Unidos, Israel y Argentina arrojaron interesantes resultados que vinculan los bajos niveles de vitamina D en sangre con la posibilidad de sufrir infecciones respiratorias y la capacidad de responder de forma favorable ante ellas. Para producirla y obtenerla se puede aprovechar la exposición a la irradiación UV del sol y consumir ciertos alimentos básicos.
Qué alimentos tienen vitamina D
Pescados ricos en aceite
Los pescados grasos, como el salmón, el atún, la caballa, el arenque o el bacalao son una buena opción para incorporar Vitamina D3 (la misma que se sintetiza a través de la luz solar). Además son ricos en omega 3.
Mariscos y frutos de mar
Los mariscos, las gambas, las ostras, las almejas y los langostinos también son una fuente propicia para obtener vitamina D.
Hígado
El hígado de origen natural también es un alimento con buena concentración de vitamina D. Se recomienda que sea de res.
Lácteos
La leche y los yogures enteros, el queso, la manteca también son comidas que pueden aportar esta vitamina. La manteca y los quesos grasos (como gouda, emental o parmesano). En el caso de los productos descremados es necesario comprobar que sean fortificados con vitamina D, ya que esta se encuentra en los contenidos grasos.
Huevos
Además de ser una gran fuente de proteínas, los huevos también aportan vitaminas. En este caso, la vitamina D se encuentra en la yema.
Hongos
Hongos y setas como los champiñones son otra opción. En este caso se recomienda ponerlos al sol porque siguen transformando la energía, según algunos estudios.
Productos fortificados
Cereales, jugos de naranja, bebidas a base de soja y otros productos son en muchos casos fortificados con esta vitamina, por lo que también son una alternativa.
¿Qué es la vitamina D?
La vitamina D se compone de dos compuestos liposolubles: vitamina D3 y la vitamina D2, que son fundamentales para generar efectos antivirales de forma indirecta, contribuir al metabolismo ocio, la autorregulación del calcio y las funciones del sistema inmunológico.
La D3 es la única que puede producir la piel al exponerse a la radiación de los rayos UV solares. En tanto que al D2 sólo puede obtenerse a través de alimentos.
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