El caso de Mabel Moreno, enfermera del Hospital San Roque de Córdoba es el ejemplo de cómo el Gobierno de Córdoba perdió el rumbo en el combate contra el Covid-19, no tiene un plan de acción, malgasta recursos y expone a su personal de la sanidad.
“Cuando en marzo se anunció la cuarentena, yo avisé a las autoridades del Hospital San Roque donde trabajo, que soy paciente con una enfermedad de base que es asma y por eso estaba comprendida en el grupo de riesgo, por lo que solicité la carpeta excepcional preventiva. Pero igual me mandaron a trabajar. Hay compañeros míos que son hipertensos, otros pacientes que tuvieron cáncer y otros con otras patologías, que sí les dieron carpeta. A mi no. La neumonóloga me dijo que como yo tengo asma severa y estoy controlada, debía seguir yendo al hospital. Hace 28 días que estoy infectada con COVID”, le cuenta a El Destape desde su casa de barrio Colón, a pocas cuadras del hospital donde trabaja.
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Mabel vive con su hija de 13 años, quién también se contagió de COVID-19: “El 21 de agosto estuve en una guardia con una compañera que dio positivo, pero no sabíamos. El 26 de agosto me llaman y me dicen que debía hisoparme, porque estuve con un contacto estrecho, que es esta compañera que dio positivo. Contacto estrecho llaman a estar con alguien durante más de seis horas. El 27 a la mañana me hisopan y el 28 a la tarde me confirman que soy positivo para Covid. El 30 la hisopan a mi hija y recién el 5 de septiembre nos informan que dio positivo. Durante todos esos días de espera, la cabeza te va a mil por hora, los discursos del gobernador (Juan) Schiaretti y del ministro (Diego) Cardozo son muy lindos, pero el cuerpo lo pone una. Yo tengo espasmos, si se complica mi salud ¿qué va a hacer mi hija solita? Están tomando todo como si fuera una joda”, se queja Mabel, que es enfermera de la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) 2 del Hospital San Roque.
El miércoles, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) le informó oficialmente a la mujer, que su hija estaba dada de alta. La niña, sólo tuvo dolores de cuerpo durante el tránsito por la enfermedad.
El miércoles, el Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba informó que se confirmaron 1.431 nuevos casos de Covid-19, de los cuales 775 corresponden a la Capital y 656 del interior; la mayor cifra desde que se desató la pandemia en esta provincia. La explosión exponencial de casos de Covid-19 se da, entre otras cosas, porque no se realizan más hisopados a familiares de pacientes positivos de COVID-19 que sean asintomáticos, ni a aquellos contactos estrechos asintomáticos y jóvenes; por lo que el virus circula sin ser detectado. En la provincia mediterránea se habilitaron reuniones familiares en el interior a principios de junio, y al mes siguiente se abrieron los bares y restaurantes en la Capital. Además, esta provincia concentró después de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) las mayores marchas de la derecha anticuarentena.
Mabel contó que, además de que la convocaran a trabajar pese a ser paciente asmática, ahora está en un limbo respecto de su estado como paciente Covid-19: “A través del Ciudadano Digital, el COE me notifica que ya estoy dada de alta desde el 19 de septiembre. Fui al hospital pero no había infectólogo, porque los infectólogos trabajan a demanda, si no hay paciente, no hay infectólogo. En el Hospital San Roque, donde trabajo, me dicen que a partir del décimo día de cursar la enfermedad ya no contagio más, que ya estoy dada de alta. Pero el 19 de septiembre me comenzó a doler la garganta, entonces me dieron antibióticos, o sea, sigo enferma. Nunca me faltó el aire, sí perdí el gusto y el olfato de un día para el otro el 1 de septiembre, fue de repente. Tengo espasmos asmáticos agravados por el COVID-19. Después del dolor de garganta me medicaron por siete días. Para el COE estoy dada de alta, para la obra social APROSS sigo enferma, para la ART Asecor sigo enferma; uno te dice una cosa, otro te dice otra; en el COE me dijeron que no me pueden hacer otro hisopado, que no hay insumos y me lo haga por mi obra social"
El Hospital San Roque, el Hospital de Niños y el Hospital Rawson ubicados en la Bajada Pucará son conocidos en Córdoba como Polo Sanitario y allí el Gobierno decidió concentrar la atención de pacientes Covid-19 después de que en el Hospital Italiano se desatara un contagio masivo con más de 100 pacientes infectados, de los cuáles murieron 11.
En la playa de estacionamiento del Hospital San Roque se abrió un modular con 80 camas que está cerrado y sin atención. En el subsuelo está la Guardia con cinco camas; el Servicio de Internación Transitoria (SIT) con tres camas y el Shockroom con dos camas habilitadas.
En planta baja está la Unidad de Terapia Intensiva (UTI 1) con 18 camas; en el primer piso la UTI 2 con 12 camas y la Unidad de Cuidados Intermedios (UCI 1) con 24 camas. En el segundo piso funciona la UCI 2 con 30 camas habilitadas. Y en el tercer piso hay 27 camas de clínica médica donde están internados pacientes con Covid-19 y otras patologías. Mientras que desde el piso cuarto al séptimo incluido hay unas 30 camas por piso y están cerrados, por falta de personal. “Tenemos compañeros enfermos, personal de limpieza insuficiente, las botas y la mascarilla me las tuve que comprar yo por mi cuenta. Hay un reparto clasista en los insumos de protección, a los médicos les dan protección de mayor calidad que a las y los enfermeros”, denunció Mabel, todavía en su casa, esperando pasar los siete días con dolor de garganta, para que la hisopen nuevamente y volver a trabajar, pese a que es paciente asmática.