16 de noviembre, 2020 | 09.27

La tortura a un barrabrava a manos de otros presos amenaza con desatar una guerra en Córdoba

En una cárcel cordobesa fue filmado mientras lo torturaban Walter “El Toro” Aguilera, uno de los jefes de la barra de Talleres. Delincuentes encapuchados y armados, lanzaron una violenta amenaza.

Son 48 segundos de terror. Un mensaje mafioso de delincuentes encapuchados, con guantes de látex, armados con pistolas calibre 9 milímetros y escopetas calibre 12.70, que juran vengar las torturas sufridas por un preso a manos de otro preso, cometidas hace una semana en una cárcel de Córdoba: “Este mensaje va para vos, cartonero. Vos verdugueaste a un delincuente, lo verdugueaste a ese muchacho con el hijo, te metiste con la familia. Vos sos un ciruja, cartonero. ¿Sabes qué? Vos nunca contaste seis ceros: la casa que tenés te la dio el Gobierno. Vos no sos nadie. Te metiste con la familia, ahora atenete a las consecuencias. Estamos preparados para todo. Nosotros vamos a atacar el día que nosotros queramos (sic), cuando nosotros queramos, esto es en serio, cuando nosotros queramos, esto es en serio”, dice el jefe del grupo, con chaleco antibalas de la Policía y guantes celestes, mientras tira la corredera y vacía el cargador de su pistola. Otros lo imitan.

Y el mensaje sigue: “La hora es nuestra, es el momento de nosotros ahora. Esto es serio, para vos y para todos los que estuvieron prendidos con vos: están todos identificados, sabemos cada uno, quién es cada uno de ellos, cada casa, cada barrio y cada lugar. Atenete a las consecuencias, no sos delincuente vos. ¿Mafia?, la mafia te corta el cogote, te corta la cabeza. Esto es una banda. Te vamos a asesinar hijo de puta”.

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En el Ministerio de Seguridad de la Nación que dirige Sabina Frederic ya tomaron nota del video que comenzó a circular entre el jueves y el viernes pasado en Córdoba. Mientras que en esta provincia, el ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera está desorientado: “Tenemos varios nombres dando vueltas, pero si allanamos y no encontramos nada, es volver a cero”, contó una alta fuente policial a El Destape.

¿A quién le habla el jefe de la banda? El mensaje tiene varios destinatarios, más allá del citado “cartonero”, el preso Pablo “Pistola” Silva, que torturó a Walter “El Toro” Aguilera. Hace una semana, el jueves 5 en el Establecimiento Penitenciario N°9 Unidad de Contención del Aprehendido (UCA) un grupo de presos del Pabellón Azul de la UCA liderados por Pablo Silva a quién en el video señalan como “Cartonero” torturó a Walter “El Toro” Aguilera (46), segundo jefe de La Fiel, la barra brava del Club Atlético Talleres de Córdoba (CAT) y ex custodio de Mauricio Saillén, secretario general del Sindicato Único de Recolectores de Residuos y Barrido de Córdoba (SURRBaC). Los presos también torturaron a Brian, uno de los hijos de “El Toro”; y para subir en sus escalafones delictivos filmaron parte de los apremios a Aguilera y los difundieron. El video que circuló en las redes dura casi tres minutos y sólo muestras cuando le cachetean la cara, mientras lo sostienen entre varios, le piden explicaciones y le adjudican algunas acciones delictivas. Allí se ve, que Aguilera había sido torturado con saña.

La víctima, también contó lo que había sufrido: “No, se me refundió anoche. Me agarraron los giles y me han reventado, culiau. Se la agarraron conmigo y Brian, me embrollaron mal. Después se ensañaron todos conmigo, la gente que estaba viviendo en el Azul 30 salimos. Nos están por poner de vuelta en el Azul, no sabés cómo tengo la espalda. Al Brian lo cagaron a cachetazos, no sabés cómo lloraba mi hijo, todos se colgaron”.

El inicio del conflicto con El Toro Aguilera

Los Aguilera padre e hijo fueron detenidos e ingresados a la UCA el 2 de octubre pasado, acusados de darle una paliza a un hombre que había usurpado un terreno de un hijo de “El Toro” en la comuna de Parque Siquiman, cerca de Villa Carlos Paz. También le habría quemado su precaria casa. Por eso, en el video donde lo someten a vejaciones, le preguntan “¿te gusta prender fuego a vos?” y Aguilera responde: “No, se los juro por mi madre. No, estoy confundido”.

La UCA es una prisión dependiente del Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) bajo la órbita del Ministerio de Justicia y DD.HH. de Córdoba que dirige Julián López. Allí los detenidos están alojados hasta que son derivados a otras cárceles. Está ubicada en barrio Cáceres, en las afueras del centro de esta Capital.

Pese a la gravedad del hecho que supone que agentes del SPC liberaran un pabellón para que internos torturen a Walter y Brian Aguilera –ambos estaban bajo custodia y tutela del Estado cordobés-, la Justicia decidió no avanzar en la investigación: “Están identificados gracias al trabajo trabajo técnico de gabinetes de la Policía Judicial. Pero como la víctima no promovió acción penal alguna, no se los imputó”, señalaron desde la Justicia a El Destape.

La causa cayó en la fiscalía de José Bringas, uno de los fiscales más serios de la provincia; pero como es persona de riesgo por la pandemia de Covid-19; no está yendo a Tribunales y la causa de la UCA corre por cuenta de la secretaria penal Silvana Scarpino. Para esta funcionaria, como “El Toro” Aguilera decidió no denunciar a sus agresores –bastante fue la humillación de verlo implorando perdón-, decidió no promover ninguna acción penal contra sus torturadores, a quiénes le podría caber la imputación de los delitos de lesiones leves. Si Aguilera hubiera sido asesinado, tampoco habría podido denunciar a sus homicidas; por lo que el argumento de la secretaria Scarpino no tiene asidero legal.

Otro dato que no pasa desapercibido es que la banda de Silva grabó con un teléfono celular la tortura a Aguilera; y al día siguiente la propia víctima relata el ataque con otro teléfono. ¿Quién dejó ingresar esos teléfonos a la UCA de barrio Cáceres?

El prosecretario Juan Carlos Garzón es de la idea de avanzar de oficio en la investigación por las torturas contra los Aguilera, porque se trata de un delito en una dependencia estatal que debe ser investigado; como así también el ingreso y uso de los teléfonos, que también son utilizados desde las cárceles para realizar estafas virtuales.

El juez de Control 7, José Milton Peralta, coincidió con Garzón y le concedió un hábeas corpus correctivo a favor de los Aguilera y le ordenó a las autoridades del Servicio Penitenciario de Córdoba que resguardara la integridad y vida de las víctimas.

Desde el Tribunal de Conducta Policial y Penitenciaria, un organismo mixto compuesto por civiles, miembros de la Policía provincial y del Servicio Penitenciario de Córdoba –es más amplio que la vieja Dirección de Asuntos Internos-, su presidenta Ana Becerra no respondió los reiterados requerimientos de El Destape.

Varios de los internos agresores de Brian y “El Toro” Aguilera ya fueron trasladados al complejo carcelario de Bouwer, en las afueras de esta Capital sobre la Ruta Nacional 36. El líder de los torturadores, Pablo “Pistola” Silva se habría realizado unos cortes para ser derivado a la Enfermería y no sufrir represalias.

Silva es muy conocido en la zona de Barranca Yaco, una barriada popular de la zona noreste de esta Capital. Actúa con una banda de Sangre y Sol, una villa vecina a Barranca Yaco. Desde hace varios años, los Silva explotan un galpón de reciclado en la Costanera de Barranca Yaco, por eso, los amigos de Walter “El Toro” Aguilera que juran vengar a su líder, lo tratan despectivamente de “ciruja” y “cartonero”.

Durante la tortura a “El Toro”, los internos citan a un socio de la víctima de apellido Piscitello. Se trata de Cristian “El Rengo” Piscitello (45), jefe de la barrabrava La Fiel y también ex custodio del SURRBaC. En octubre de 2008, “El Rengo” había sido detenido por varios hechos, entre los que se destaca el robo en agosto de ese año a una concesionaria Toyota de avenida Colón al 5000.

La sombra de Aníbal Gordon

En septiembre de 2001, hace 19 años, “El Rengo” Piscitello fue detenido por orden de la fiscal de Cosquín, Alejandra Hillman, una de las más prestigiosas funcionarias judiciales, quién llegó a ser fiscal General Adjunta de Córdoba hasta que se jubiló en enero pasado.  Esa vez, policías bajo las órdenes de Hillman montaron una discreta vigilancia en la localidad serrana de Huerta Grande, vigilaban una banda peligrosa que se movilizaba en una Fiat Ducatto ploteada con logos del Correo Argentino.

Al volante iba un joven Cristian “El Rengo” Piscitello -tenía 26 años-, a su lado lo acompañaba Aníbal Federico Gordon (24) –hijo del agente parapolicial y represor de la dictadura Aníbal Gordon- y un tercer acompañante, Gabriel Oscar Riuli que tenía 28 años en ese entonces. La Policía les secuestró una pistola calibre 11.25 con el cargador completo y balas adicionales, y dos pistolas calibre 9 milímetros, una de ellas, perteneciente a un policía que la denunció como perdida en diciembre de 1999, dos años antes. Riuli salió libre por falta de antecedentes, pero Gordon y Piscitello quedaron con prisión preventiva: los habían reconocido por un violento asalto días antes de ser detenidos a un minimercado de Huerta Grande. Los dos delincuentes fueron imputados por los delitos de “tenencia de arma de guerra” y “robo calificado reiterado”.

Gordon hijo, al igual que su padre muerto en 1987, es un habitué de Córdoba. En marzo 2009 fue detenido por casualidad luego de protagonizar un accidente. Dolorido por el golpe, cuando la Policía le pidió identificarse, dijo llamarse Videla y mostró un DNI con ese apellido, como el genocida con el que operaba su padre durante la represión ilegal. Pero encontraron un DNI con su nombre y descubrieron que tenía 30 pedidos de captura; por eso lo detuvieron, no por el accidente vial.

En enero de 2010, Gordon (h) logró un juicio abreviado por adulteración DNI y los condenaron a tres años de prisión. En febrero 2012, en una requisa en su celda del penal de Bouwer, le secuestraron una pistola calibre 9 milímetros. Y un mes después logró ser trasladado a un hospital desde donde intentaría fugarse. Una enfermera vio que cerca de la habitación de Gordon había dos hombres armados, uno con una pistola y otro con una metralleta. Los custodios del SPC regresaron al preso a la cárcel y luego fue trasladado a Tandil, desde donde habían emitido los pedidos de captura.

Esa es la prehistoria delictiva de Piscitello, quién ahora comparte amistad, pasión y trabajo con “El Toro” Aguilera. Paradójicamente, en la fiscalía que debe investigar las torturas contra Aguilera en la cárcel UCA, hay una denuncia contra “El Rengo” Piscitello por un violento robo ocurrido a fines de 2019, quién tiene pedido de captura. El pasado domingo 8 de noviembre en barrio Bella Vista –a 15 cuadras del centro- hubo un banderazo de hinchas del Club Atlético Talleres y allí se lo vio festejando a Piscitello. La Policía no lo estaba buscando.

Los chalecos policiales

Pese a que la prensa hegemónica intenta relacionar la tortura en prisión a Walter “El Toro” Aguilera y las amenazas de los encapuchados que prometen venganza a una interna de La Fiel o del gremio de recolectores de residuos SURRBaC, distintas fuentes que conocen a Pablo “Pistola” Silva; su víctima Aguilera y Cristian “El Rengo” Piscitello; confiaron a El Destape que “se trata de un pase de facturas de delincuentes”, “son mano de obra desocupada con experiencia y alto poder de fuego” y no hay que asociarlo directamente a internas del fútbol, la política y los gremios.

Una de esas “facturas” es la recuperación del terreno de Parque Síquiman por parte de Aguilera. También se habla de un robo a un comercio gastronómico del coqueto barrio Cerro de las Rosas en esta Capital, donde se habrían llevado $ 5 millones y no fueron repartidos.

El sábado 31 de octubre, delincuentes robaron una estación de servicios Shell de avenida Rancagua al 5.050 de barrio Villa Retiro y la cifra que trascendió del botín robado fue de $ 70 millones en efectivo y otros $ 35 millones en cheques. Un empleado administrativo descubrió el robo el domingo y se investigan las circunstancias del atraco analizando las cámaras de seguridad. Bandas con alta sofisticación y contactos con policías corruptos que liberan zonas son capaces de dar estos golpes y no abundan en Córdoba.

Al día siguiente, el domingo 1 de noviembre, una banda de ladrones vestida con chalecos policiales asaltó la planta de la empresa Congelados Centro en la avenida Malvinas Argentinas al 8.800 y se llevó US$ 57 mil y unos $ 5 millones en efectivo; además de $ 10 millones en cheques. Este robo es investigado por el fiscal Ernesto De Aragón, quien está a cargo de todos los robos comandos ocurridos en Córdoba Capital cometidos por bandas que utilizan chalecos policiales. En esta fiscalía hay varias causas abiertas con al menos 10 sospechosos imputados, tres de ellos policías en actividad.

La estación de servicios y el frigorífico están ubicados en la zona noreste de esta Capital y están a una distancia de sólo nueve kilómetros tomando la avenida de Circunvalación y luego Malvinas Argentinas, un trayecto de no más de nueve minutos.

Conocedores del hampa en Córdoba detallaron a El Destape que “el video de los encapuchados es pirotecnia, es para vengar la moral de “El Toro” Aguilera que quedó destruida tras las imágenes que difundió “El Pistola”. “El Toro” no puede ir más a la cancha, no puede guapear más, se le cagan de risa todos. Y si te querés vengar de verdad, los ajustás sin decir nada, les bajás un familiar y les hacés volar la casa, tienen poder de fuego. Nadie avisa, se hace”.

Ex policías con amplia experiencia contaron que “el video lo podrían haber hecho integrantes de la banda de los chalecos, no son improvisados, hay una logística, una producción y se cuidaron los detalles como los tatuajes en manos. Nada librado al azar”.

¿Qué fue la amenaza? Las fuentes coincidieron en que fue una proclama y que la acción vendrá después: “¿Cuánto le van a dar a “El Toro” Aguilera por la paliza a los usurpadores?, tres meses más y sale con fianza. Ahí se va a venir la venganza, además, si habilitan el fútbol, los ajustes pueden ser en la cancha y nadie vio nada”. Lo que vendrá es de temer.