Delma Cresimbeni tiene 88 años y vive en Marcos Juárez, una rica ciudad del sudeste cordobés casi en el límite con Santa Fe, enclavada en el corazón de la Pampa Húmeda. La semana pasada, saltó a la fama, luego de que entrevistara a dos de sus 14 nietos y a uno de sus ocho bisnietos en la radio que dirige, y fragmentos de esa charla se viralizaran en las redes sociales.
“Ustedes saben que siempre nos gusta traer sorpresas a la radio, y hoy vamos a tener una sorpresa porque ya van a terminar las vacaciones. Y los chicos están preocupados porque es lindo hacerse la rabona, no ir a la escuela, dormir hasta más tarde. Y esta mañana tengo tres invitados y ellos me van a hablar de cómo pasaron las vacaciones, con qué entusiasmo esperan las clases. Hoy están con nosotros Camilo Nebreda, Gio Manfredi y Matilda Nebreda”, así, Delma iniciaba la semana pasada “Gente de mi Ciudad”, el programa que conduce de lunes a viernes de 10 a 12 en FM 102.5 Radio Espinillos entrevistando a sus nietos y un bisnieto, todos de la misma edad.
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La charla de la bisabuela con Camilo, Giovanni y Matilda, fue un éxito, porque los chicos contaron con naturalidad que no les gusta madrugar para ir a la escuela, que prefieren las vacaciones y que Camilo, con sólo 11 años, es tío de Giovanni, que tiene su misma edad. La frescura de la entrevista llegó a todo el país; y así, los llamados a Delma, la abuela más famosa de Argentina.
Como si se tratara de un personaje salido de la obra póstuma del premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, Delma Cresimbeni, aquella chica de bajos recursos que no terminó el secundario en la adolescencia, hizo un recorrido sobre su vida: “Si una no ha vivido en la pobreza, si no sabe qué es la pobreza; quizá no puede dimensionar lo que es. Y yo, como fui pobre, siempre quise dar una mano a los que menos tienen. Así creamos la guardería hace 51 años, tenía 30 chicos que venían a desayunar, almorzar y merendar. También hacían la tarea de la escuela. Nosotras, con unas amigas de Cáritas salíamos a recorrer Marcos Juárez, que era muy pobre, y buscábamos chicos con necesidades para ayudarlos. Algunas madres, tenían miedo, de que se los fuéramos a quitar; pero nada de eso, les queríamos dar un plato de comida y contención”, contó orgullosa en su charla con El Destape.
La guardería “Hijitus”, nombrada así por voto popular en homenaje al popular personaje de Manuel García Ferré, nació a principios de los ’70 en una casa que alquilaba Delma a bajo precio con otras amigas, quienes recibían el apoyo de “socios” que aportaban dinero para comprar comida y pagarle a las cocineras, a las maestras y al personal de limpieza. “La plata va a salir de alguna parte, dijimos con las otras mujeres. Y salió. Algunas carnicerías daban la carne, los almacenes y verdulerías también aportaban, además de los socios. En esa época fuimos a pedirle ayuda a la Municipalidad de Marcos Juárez, y había un intendente al que no le interesaban los pobres y nos respondió: “Si me la regala a la guardería, no la quiero”, y no nos ayudó. Pero la plata seguía saliendo de nuestros aportes y de los aportes de la gente. Hará unos 15 o 20 años atrás, cerca de Navidad pasó un milagro, porque Dios estaba viendo lo que hacíamos: llegó un pariente del intendente Henry Dellarossa, que tenía mucho dinero y me dijo “yo no tengo herederos y quiero hacer algo por ustedes que trabajan tanto. Les voy a hacer una casa llave en mano”. Y la hizo, era para 100 chicos. Hoy a la guardería vienen 150 chicos, las maestras son bastante gauchas, son maestras de corazón. A la guardería vienen chicos de todas clases sociales y ninguno paga nada. Uno de los chicos que se crió en la guardería es Leo Gutiérrez, el jugador de básquet. Pero también hay empresarios de la zona que pasaron por acá, gente de trabajo; hay mucha gente de bien que se crió en nuestra guardería. Henry (Dellarossa) hizo gestiones para que la Provincia les pagara el sueldo a las maestras”.
La primera radio de Marcos Juárez
Marcos Juárez, la rica ciudad ubicada a 265 kilómetros al sudeste de Córdoba y a 135 kilómetros al noroeste de Rosario, fue en sus inicios una posta que recibió el nombre de Espinillos, por la gran cantidad de árboles de esta especie.
De allí, Delma Cresimbeni tomó el nombre y llamó Radio Espinillos a un sistema de circuito cerrado que pasaba música y algunas noticias, además de brindar el servicio de despertador a los abonados: “La radio fue la primera de Marcos Juárez, antes no se podía poner una radio; había muchas trabas. Entonces cuando armamos la radio, hace 41 años, la hicimos con un sistema de abono y un circuito cerrado. Después, cuando comenzaron las radios de Frecuencia Modulada, fuimos la primera FM, por eso nuestro lema hasta hoy es “la primera radio de Marcos Juárez”. Ahora hay como 15 radios más, pero nosotros seguimos siendo la primera”, cuenta con orgullo Delma, quien conduce la segunda mañana de la radio con un programa que hace desde su casa. Su esposo, el abogado y folclorólogo Pedro María Godoy, también tiene su programa, dedicado a la música.
“Yo siempre fui muy inquieta, mis seis hijos siempre vinieron a la radio; dos fueron operadores. Y a mis nietos y bisnietos les encanta ir a la radio. Cuando vienen los nietos y bisnietos de Rosario, me piden ir a la radio, les encanta, sobre todo a los más chicos. Y ahí me cuentan sus cosas, cómo lo pasaron en vacaciones o cómo les va en la escuela; los chicos de ahora son muy despiertos, están muy informados, muy conectados”, relató Delma emocionada y orgullosa.
La radio entrevistó a personalidades de la cultura y la política: “Armando Tejada Gómez o Los Chalchaleros pasaron por la radio. Y también (Raúl) Alfonsín, (Eduardo) Angeloz y (Rodolfo) Terragno. Toda la gente que venía a Marcos Juárez, pasaba por la radio. Y mis nietos y bisnietos, también”, recordó esta mujer que tiene seis hijos, 14 nietos y ocho bisnietos y viene otro en camino.
Además de la radio, Delma fundó una escuela de locutores donde dieron cursos a muchos periodistas y conductores que después pasaron a otros medios en la ciudad o migraron a otras ciudades cercanas. También organizó talleres de oficios para adultos “porque llegaba el gas a Marcos Juárez y necesitábamos que la gente se capacitara, que aprendiera un oficio, porque el trabajo dignifica”.
Con la comunicación como una aliada para mejorar las condiciones de la sociedad, Delma Cresimbeni también se dedicó a producir videos educativos para escuelas del NOA, documentales sobre el Valle de la Luna en San Juan y producir un programa para mujeres en la tevé local: “Siempre estoy moviéndome, en 1975, en el Año Internacional de la Mujer, reunimos 1.000 mujeres en el club, para celebrarlo. En 1979 viajamos a Chile al Festival Nacional de Folclore de San Bernardo; que es para ellos tan importante como nuestro Festival de Cosquín. Y en 1992 fui candidata a Convencional Municipal para cambiar nuestra Carta Orgánica. Siempre moviéndome”.
La comisaría de la mujer
“Nosotras en Cáritas íbamos a los barrios pobres, más necesitados. Pero no todas las mujeres sentían el compromiso con los pobres, algunas eran como Susanita, la de Mafalda. Las otras, sí íbamos para adelante. Habíamos armado el Ropero de Cáritas y a la gente más necesitada le conseguíamos ropa, íbamos de casa en casa viendo las necesidades. Hay una cosa que me marcó: había una señora, una mujer que trabajaba todo el día, y no tenía calefactor ni estufa, tenía un calentador. Y una vez salió a trabajar y dejó a los chicos encerrados en la casa, quisieron prender el calentador y se inició un incendio. Un chiquito se quemó bastante, entraron los vecinos y los salvaron a todos. Con ese caso, yo dije que había que hacer algo, que no podía volver a pasar una tragedia así. Y le metimos para adelante con la guardería y con el ropero. Pero más allá de darles comida y ropa, la gente tenía otras necesidades, porque donde hay pobreza, hay dolor. Y a veces el dolor se tapa con alcohol. Y los hombres tapaban el dolor con alcohol y se las agarraban con sus mujeres o sus hijos. Y esas pobres mujeres tenían que ir a denunciar a la comisaría y ahí los policías les decían “qué habrá hecho Usted, Usted lo habrá provocado”. Entonces decidimos crear la Comisaría de la Mujer. El comisario me conocía por la guardería, por el trabajo que hacíamos en los barrios, por la radio; entonces armamos la Comisaría de la Mujer. Yo había visto que en Córdoba Capital había una Comisaría de la Mujer y acá hicimos lo mismo. Conseguimos psicólogas, psiquiatra, médicas; y logramos que las mujeres se sintieran contenidas”.
Una asignatura pendiente
Delma Cresimbeni tuvo que trabajar desde chica, por lo que no pudo terminar el secundario en la adolescencia. Sin embargo, siguió para adelante, haciendo cosas para la comunidad y tendiéndole una mano a quién la necesitaba. “Cuando terminé el secundario, en un acelerado, lo hice rapidísimo, en un año y medio. Ya tenía los seis hijos, el más chico ya tenía 5 años; ahora tiene 55. Y decidí estudiar Abogacía en Rosario. Fui dos años y después dejé, porque tenía la familia, la guardería, la radio y todas las otras actividades. Pero no me quejo, me hubiera gustado terminar Abogacía, pero no se pudo”, reflexionó Delma, quién a lo largo de sus 88 años se irguió vertical, más allá del mal, de las caídas, dándole la bienvenida a la verdad y a la libertad, siempre honrando su vida.