Los incendios forestales en la provincia de Córdoba son una constante desde hace décadas. Por caso, investigadores del Instituto Gulich –una alianza estratégica entre la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE)- confirmaron que entre 1999 y 2017 se incendiaron 770.000 hectáreas de serranías.
Pero en los que va de 2020 el fuego ya arrasó 146.600 hectáreas y sólo en agosto pasado ardieron más de 40 mil hectáreas; mientras que en septiembre, se quemaron casi 60 mil, incendios en los que murieron dos hombres en pleno combate del fuego
La destrucción en los últimos setenta años provocó que sólo quede en Córdoba sólo el 3% de bosque nativo. El gobernador Juan Schiaretti culpó al clima de los incendios forestales: “Cordobeses, el clima nos castiga por ser un año tan seco y con mucho viento. Estos factores están disparando importantes incendios en distintos puntos de nuestra provincia, por eso les pido a quienes estén ante esta situación, que hagan caso a las indicaciones de nuestros bomberos y defensa civil, que están haciendo un esfuerzo enorme”, posteó en Twitter el 23 de agosto pasado, durante los incendios.
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Cinco años antes, el 15 de febrero de 2015, cuando una inundación en las Sierras Chicas dejó nueve muertos y miles de millones de pesos en daños edilicios, en una tragedia que los vecinos llamaron “el 15-F”, el entonces gobernador José de la Sota pontificó: “Fue un tsunami caído del cielo”.
Ni los incendios son culpa de un año tan seco, ni las inundaciones son provocadas por tsunamis caídos del cielo, sino son consecuencia de la explotación agroindustrial y de la expansión inmobiliaria.
Joaquín Deón, geógrafo, becario del CONICET, brigadista voluntario e integrante de la Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de Sierras Chicas explicó a El Destape que “hasta 2010 el fuego se utilizó como herramienta de cambio de uso del suelo, cuando fue prohibido por la Ley 9.814 de Ordenamiento Territorial del Bosque Nativo (OTN) que entre otras cosas obligaba a remediar el suelo después de un incendio”. Sin embargo, quedó demostrado, que después de la prohibición, hace una década, el fuego se siguió utilizando de manera ilegal.
“Hay una nueva herramienta legal utilizada e impulsada desde el Gobierno, que son las obras de interés público, como por ejemplo la Autovía Punilla o las lagunas de contención que después terminan siendo lagunas de countries y barrios cerrados”, detalló Deón.
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“Detrás de los incendios aparece el negociado de las mineras; del agronegocio, la especulación inmobiliaria y los entretenimientos de élite, que buscan el cambio de uso del suelo una vez que los incendios dejaron tierra arrasada. Aunque la Ley de Bosques 9.814 lo prohíbe, el poder económico encuentra resquicios para lograrlo, aprovechándose también de un escaso y deficiente control por parte de las autoridades de Ambiente de la Provincia, además de leyes como las provinciales 9.841 y 10.004, promovidas por el Instituto de Planeamiento del Area Metropolitana (IPLAM) y los municipios del Gran Córdoba, vecinos de la Capital”, acusó Joaquín Deón.
"Detrás de los incendios aparece el negociado de las mineras; del agronegocio, la especulación inmobiliaria y los entretenimientos de élite"
La Coordinadora en Defensa del Bosque Nativo asegura que en nuestra provincia sólo queda el 3% de bosque nativo. Y el geógrafo Deón amplía: “Queda el 3% del bosque nativo y descontando, como decimos los defensores del ambiente. Más allá de las cifras, queda menos del 3% de los bosques naturales y eso es grave; porque la tragedia de las inundaciones del 15 y 16 de febrero de 2015, lo que los vecinos recordamos como el trágico 15-F, fueron la consecuencia de los incendios de 2012 y 2014, por la pérdida de masa forestal en cuencas”.
¿Por qué las Sierras Chicas sufrieron esa tragedia? Entre la ciudad de Córdoba y las localidades del Gran Córdoba suman más de 50 barrios cerrados y countries: 29 están en la Capital, otros siete en Villa Allende y una cifra similar en Mendiolaza. Fueron construidos sobre lo que alguna vez fue bosque nativo.
La “Estancia El Terrón”, el último emprendimiento golfístico impulsado por el empresario derechista Manuel Tagle es íntimo amigo de Mauricio Macri- es la expresión máxima de la destrucción de naturaleza para desarrollar inversión inmobiliaria. Este country de alta gama ubicado en Mendiolaza, tiene 280 hectáreas de extensión, cuyo principal atractivo es su cancha de 18 hoyos diseñada por el arquitecto estadounidense Tom Weiskopf, la más importante de América latina.
En “El Terrón” sólo está habilitado el Club House y la cancha de 18 hoyos que fue inaugurada oficialmente el sábado 9 de noviembre del año pasado, cuando el intendente macrista de Villa Allende, el reconocido golfista Eduardo “Gato” Romero y el premiado golfista internacional Ángel “Pato” Cabrera –ganador del premio Augusta en 2009- hicieron unos tiros durante la fiesta a la que asistieron unos 600 empresarios de Córdoba y el país.
En agosto de 2016, en plena obra, la Policía Ambiental de Córdoba dispuso el cese preventivo de las tareas de desmonte en el predio de El Terrón. El cese preventivo fue sobre la segunda etapa de las obras, ya que la empresa no cuenta con la autorización, y desmontó aproximadamente 18 hectáreas.
Los vecinos de las Sierras Chicas que protestaron contra el emprendimiento inmobiliario de alta gama denunciaron que “El Terrón es un monte que alberga 283 hectáreas de bosque nativo, situado en la localidad de Mendiolaza, habitan más de 100 especies animales y arboles nativos”.
La ex concejal de Mendiolaza entre 1999 y 2019 y militante de la Coordinadora Ambiental y DDHH de Sierras Chicas, Alicia Vogliotti, le contó a El Destape que “el monte nativo es el regulador natural e insustituible de las agua de lluvias, evita inundaciones por su efecto esponja y libera agua en épocas de sequías. En marzo de 2000 sufrimos una inundación que dejó al barrio Perchel bajo agua, no hubo muertos de milagro. Pero sí muró gente en La Calera, recuerdo al pintor Juan Rivilli y a dos personas más". "La inundación del año 2000 fue una consecuencia del desmonte para la especulación inmobiliaria", agregó.
Actualmente en los distintos focos de incendios de campos que hay en toda la provincia, trabajan unos 5.000 bomberos y brigadistas voluntarios de 190 cuarteles de bomberos voluntarios.
El geógrafo Joaquín Deón sostiene que la Ley de Bosques establece la prohibición de eliminar bosque nativo para cambiar el uso del suelo después de los incendios, y advierte: “Los controles no se hacen, o se hacen y no se continúan cuando se clausura una propiedad donde se cometió una infracción por tala o desmonte”.
Por caso, los expedientes de la Policía Ambiental quedan cajoneados como en el caso de más de 200 incendios intencionales en la Pampa de Achala que tuvieron relación con los empresarios Becerra de Alta Gracia; o empresas agrícola-ganaderas como las forrajeras Agrocolor y Agro Empresa Argentina: “Se trata de zonas rojas según la Ley de Bosques, es bosque nativo del Chaco Serrano más tupido que queda en la zona que forma parte del escasísimo 3% del que hablamos. Por eso, muchos incendios tienen que ver con la ganadería, en un proceso de expansión del agronegocio, donde la producción animal se desplaza de la zona pampeana hacia las Sierras, para favorecer allí la sojización o el avance inmobiliario. No es llamativo que cuando se discutió la Ley de Bosque se pusiera en tela de juicio el rolado, que es una técnica autorizada que permite pasar un tractor y luego un rodillo gigante con sus cuchillas aplasta el monte bajo, bosques de espinillos, carquejas, piquillines, rebrotes de quebrachos blancos, y que también mata nuestra fauna, desde abejas hasta aves, reptiles y mamíferos que son aplastados por el rolaje en beneficio de las pasturas ganaderas”, explicó Deón.
En los departamentos de Cruz del Eje, Ischilín y Totoral, en el norte cordobés se quemaron muchos campos donde avanza la cría y engorde de animales en espacios reducidos (feed lots); en un acuerdo entre la patronal agraria CARTEZ y el Gobierno de Juan Schiaretti.
La comunicadora ambientalista Agustina Sosa le dijo a El Destape que “la problemática del ambiente en Córdoba no es nueva, pero, fundamentalmente, es un problema político y de clases. El principal desafío del siglo XXI es cómo cambiar la raíz productiva del capitalismo hacia un sistema más ecológico y me refiero a que proteja la vida. El desmonte y la destrucción de nuestro bosque nativo es un problema de clases; porque en Córdoba los que se inundan, pierden sus viviendas y hasta sus vidas, producto de los desmontes no son aquellos que viven en los countries de Mendiolaza o Alta Gracia, son los vecinos de clases populares. Quiénes dejan sus vidas luchando contra los fuegos en los incendios son maestros rurales, como Héctor Moyano en el gran incendio de 2003, o Cristóbal Varela Salas de 35 años que perdió la vida recientemente, por citar tan solo dos ejemplos. ¿Cuántas personas más deben morir para que el sistema cambie?”.
El antropólogo Julián Mignino coincide: “El 95% de los incendios forestales en nuestra provincia son hechos intencionales; algunos son activados porque desean quemar para construir grandes negocios inmobiliarios, mineros o recreativos, por eso nosotros decimos que donde hubo fuego negocios quedan. En el último incendio iniciado en Cosquín, donde se afectaron 20 mil hectáreas de Sierras Chicas, en los departamentos Punilla y Colón, el fuego estuvo directamente relacionado con la tala del bosque nativo para un complejo de cabañas o una residencia privada. Y en el norte de Córdoba, donde se quemaron más de 30 mil hectáreas en Ischilín, Charbonier, Copacabana, el fuego pasó por muchos establecimientos ganaderos que pueden haberse beneficiado”.
Este fin de semana el fuego sigue afectando la zona cercana a Villa Carlos Paz, Cruz del Eje, Traslasierras y las Sierras del Sur. En septiembre de 2018 un grupo de inversionistas inmobiliarios presentó el proyecto Torres del Lago, que comprendía la construcción de 18 torres en el límite de Villa Carlos Paz y Villa Santa Cruz del Lago. Precisamente, los fuegos en la ladera de Villa Carlos Paz y que amenazan con llegar a las viviendas se desataron en una zona que fue incorporada al ejido municipal en diciembre de 2018, con la aprobación de la Legislatura cordobesa. Y los desarrollistas urbanos ya planifican sus inversiones.
En junio de 2017, la Justicia cordobesa detuvo la construcción de un complejo de torres del Grupo Gama en pleno bosque nativo, en la zona de San Antonio de Arredondo, cerca de Villa Carlos Paz: “Todo empezó cuando vimos un enorme cartel de Gama con una esplendorosa foto de Susana Giménez y de las 23 torres que iban a construir en un predio total de 56 hectáreas. Esto nos movilizó inmediatamente, y un mes después presentamos el amparo que después de cuatro años fue admitido por la Justicia. En la presentación solicitábamos que se paralizarán las tareas de desmonte, condenar a la empresa Gama SA a remediar el daño causado y revocar las autorizaciones que existieran para ese proyecto”, explicó la abogada Marcela Fernández de la ONG Adarsa.
El ecocidio no es chiste
En diciembre de 2016 en la ciudad de Córdoba hacía un calor infernal. Sin embargo, unos 10 mil cordobeses marcharon hacia la Legislatura para reclamar contra la reforma de la Ley de Bosques, impulsada por Juan Schiaretti para volverla más laxa y con más zonas grises que permitieran la deforestación.
El actor José Luis Serrano, que interpreta a ese personaje entrañable que es Doña Jovita, encabezó la marcha en defensa del bosque nativo. Un movilero de Cadena 3, del empresario derechista Mario Pereyra, dijo que en la masiva movilización ambientalista hubo 300 personas. Serrano, en su rol de la viejita campesina Doña Jovita desenmascaró la operación: “¿Qué le pasa que está tan incordio, tan embustero? ¿Cómo va a decir que hubo 300 personas? Se ve que ni estuvo, usté. Se ve que ni jue. ¿Qué le pasa, bonito? Se me está arruinando, está traicionando su esencia. ¿A qué responde, bonito?”
En los últimos días, el diario cordobés La Voz del Interior –del Grupo Clarín- tituló que en nuestra provincia los incendios habían quemado pajonales: “Se quemaron entre 80 mil y 95 mil hectáreas, la mayoría pajonales”. Y el actor Piñón fijo a través de su cuenta de Twitter criticó la falacia empresaria: “Según @LAVOZcomar y su periodista @LucasViano, la mayoría de lo quemado son pajonales. Según lugareños y especialistas, lo que se perdió es bosque nativo muy difícil de recuperar. Monte Redondo, Departamento Cruz del Eje, Pcia. de Córdoba, 30/09/2020 Pablo Sigismondi”.
Con el fuego arrasando todo lo que atraviesa, la inacción del Gobierno cordobés que recién dos meses después de desatado el fuego decretó el alerta roja, los vecinos de las zonas devastadas se organizan: “Córdoba defiende su tierra, esa es nuestra lucha”, resumió la comunicadora ambientalista Agustina Sosa.