Capilla del Monte, un lugar turístico en las sierras de Córdoba, donde miles de turistas iban todo el año, todos los años, atraídos por el cerro Uritorco, sus ondas energéticas y el mito de los ovnis, está consternado: en menos de tres meses dos mujeres desaparecieron y semanas después aparecieron muertas.
Los casos de Cecilia Basaldúa, una turista porteña de 35 años y Mariela Natali, una santafesina de 44 años, pega de lleno en el Ministerio de Seguridad que dirige Alfonso Mosquera: “Son dos casos calcados, mujeres solas que desaparecen en las sierras, las dos en Capilla del Monte, las buscan durante semanas sin encontrarlas y finalmente aparecen muertas. Hicieron todo mal desde un principio”, se quejan en esta localidad serrana. Y las críticas van desde todos los partidos políticos, incluso el PJ, hasta los movimientos sociales y el colectivo Ni Una Menos.
Pese a las restricciones para circular por la pandemia del coronavirus, en esta tranquila ciudad serrana de 20 mil habitantes, ubicada a 92 kilómetros al noroeste de esta Capital, hubo manifestaciones reclamando Justicia por el femicidio de Cecilia Basaldúa. También hubo reclamos para que liberen al único detenido: “Metieron preso a un perejil”, sostienen sus familiares. Los vecinos también sospechan que la detención se hizo a las apuradas para contener el malestar social.
Cecilía Basaldúa había recorrido América latina desde México hasta el norte argentino durante los últimos cinco años. En 2015, tras llegar al país norteamericano a disputar un Campeonato Panamericano de Hockey sobre Hielo en representación de la Selección argentina, les confirmó a sus padres lo que les había anticipado antes de partir: “No vuelvo, me quedo a recorrer América”. Y así lo hizo.
“Nosotros fuimos a buscar a Cecilia a Villazón, habíamos hablado con ella y acordado eso. Incluso pudo cruzar toda Bolivia desde Perú, pese al golpe de Estado contra Evo Morales. Pasamos las Fiestas en Gualeguaychú y después nos fuimos todos a la Costa a pasar unos días a Santa Teresita. Cuando volvimos a Buenos Aires, Cecilia nos dijo que en marzo se venía al campo a escribir su libro, estaba todo planeado, menos esta pandemia y la cuarentena”, le contó Daniel Basaldúa a El Destape. Daniel y su esposa Susana están en Capilla del Monte intentando saber quién y por qué asesinó a su hija.
La joven porteña llegó a Capilla del Monte al filo de la cuarentena impuesta por la Casa Rosada el 20 de marzo pasado, como prevención por la pandemia de Covid-19. El domingo 5 de abril fue el último día que sus familiares supieron de ella. Tres días después, el miércoles siguiente, Mario Gabriel Mainardi, un vecino que dejó acampar en su patio a Cecilia, les avisó a los padres de la joven que ésta había sufrido un brote psicótico y había desaparecido. El sábado 25 de abril, fue encontrado su cadáver: habían violado y estrangulado a la joven desaparecida.
Cuando llegó a Capilla del Monte, a la joven la sorprendió la cuarentena. Estuvo unos días en un camping y cuando se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, debió irse con su carpa a otra parte. En la plaza del pueblo, Cecilia se encontró con “la Rasta”, una joven artesana que le sugirió que arme su carpa en unas casitas abandonadas cerca del río. Y allá fue Cecilia. Pasó dos noches en esas casuchas y por miedo a la inseguridad decidió mudarse. Otra vez se encontró con “la Rasta”, quién le presentó a Mainardi. El hombre la dejó acampar en el patio de su casa.
“Yo hablé con Mainardi. Por teléfono me dijo una cosa, que a mi hija le había agarrado un brote psicótico y que se había ido al monte. Pero demoró tres días en avisarnos, mucho tiempo. Y cuando nos vimos cara a cara, Mainardi me dijo “La eché porque le agarró eso. Le dije a Cecilia, yo no puedo tenerte así acá, y la eché”. Mainardi tiene que dar muchas explicaciones, por ahora y hasta que no se demuestre lo contrario, es mi enemigo. Yo esperaba un gesto de este hombre, si mi hija estaba mal, si él la diagnosticó con un brote psicótico, en vez de echarla, ¿por qué no la contuvo, por qué no nos contactó y nos avisó lo que estaba pasando? Mainardi es mi enemigo, y yo se lo dije y se lo voy a decir a Usted para que lo publique y se lo diga”, Daniel Basaldúa está convencido que su hija Cecilia podría haber sido asesinada por el hombre que la alojó en su patio.
El hombre, un constructor de 63 años, ya tenía la vida hecha. Y la tragedia lo sacudió. “Es mentira que Cecilia vendía las artesanías para sobrevivir. Ella nunca estuvo a la deriva. Cuando se fue al Amazonas, nos avisó desde Iquitos que tenía que tomarse un barco y nos dijo que no se iba a comunicar con nosotros durante 10 o 15 días. Cuando vino a Córdoba, tenía plata para venirse tranquila, le habíamos dejado dólares para que ella se administrara con tranquilidad y sólo sacó unos pocos dólares. Todo su viaje fue pensado, programado, nos avisaba cada paso que daba”.
-¿Usted cree que con la detención de Lucas Bustos como sospechoso del asesinato de Cecilia el crimen está resuelto?
-Que a ese muchacho lo defienda su familia. Yo voy a seguir reclamando Justicia para mi hija y a reivindicar su buen nombre, era una persona excelente. Yo lo dije y lo digo hoy, el señor Mainardi tiene muchas cosas que explicar. Y hoy sigue siendo mi enemigo.
Daniel Basaldúa señaló que “cuando encontraron la mochila de mi hija, se me cayó el mundo. Ahí confirmé que estaba muerta. Se me cayó el alma al suelo. Su mochila era su vida”.
La abogada de la familia Mainardi, Daniela Pavón, le dijo a El Destape que “hay un período de ventana, que no se supo qué pasó con Cecilia” y que “hay versiones que circularon una semana antes de que apareciera su cadáver, que decían que habían encontrado a Cecilia en un basural. Esas noticias fueron desmentidas Y finalmente, una semana después, apareció su cuerpo en el basural, es muy sospechoso”. La abogada señaló que por secreto de sumario, “aún no tenemos acceso al expediente”.
La abogada Pavón confirmó que “en la casa del señor Mainardi quedaron el teléfono y la computadora de Cecilia, donde estaba escribiendo su libro. Ella no hubiera abandonado nunca su computadora, allí tenía el trabajo de cinco años y no lo hubiera abandonado”.
El martes 28 de abril, tres días después del hallazgo del cuerpo de Cecilia, la Policía detuvo a Lucas Bustos, un changarín de 23 años. A la mañana, efectivos de la Policía de Córdoba recorrieron el caserío donde viven los Bustos y preguntaron si no habían visto a la chica desaparecida. Regresaron a la siesta y tras recorrer nuevamente el lugar, les pidieron a dos de los hermanos –Santiago de 25 años y Lucas de 23- que los acompañen hasta la comisaría de Capilla del Monte. El menor de los Bustos quedó preso, imputado por los delitos de abuso sexual con acceso carnal y homicidio calificado por violencia de género, criminis causae.
La fiscal de Cosquín, Paula Kelm, que investiga el asesinato de Cecilia Basaldúa, en un comunicado distribuido por Prensa del Ministerio Público Fiscal de Córdoba informó: “Son múltiples los motivos que determinó que la Fiscalía ordenara su detención. Entre los que se pueden destacar que el imputado tuvo conocimiento personal y directo de la víctima momentos previos y concomitantes a su homicidio. Ello surge principalmente de sus dichos espontáneos al momento de ser entrevistado por personal policial, donde refirió haber estado con ella aportando detalles que solo la Fiscalía conocía, lo que demostró que eran reales”.
El Ministerio Público Fiscal también informó oficialmente que “de los procedimientos llevados a cabo en el domicilio del imputado, se logró secuestrar prendas de vestir con rastros que tendrían una vinculación directa con el femicidio y que se encuentran bajo análisis químico de los gabinetes especializados de Policía Judicial cuyos resultados serán incorporados a la brevedad”.
El defensor de Bustos, Sergio Sánchez fue tajante: “Todos buscamos Justicia por Cecilia. Pero eso no quiere decir que metan preso a un perejil. El martes siguiente al hallazgo del cuerpo de esta chica interrogaron a la familia Bustos y a las pocas horas volvieron para completar algunos datos en la comisaría, así se llevaron a Lucas y Santiago, sin decirles que los detenían. Lucas es un chico menudo, que casi no habla; no le entra a nadie en la cabeza que pueda haber brindado una declaración espontánea en sede policial haciéndose cargo de haber matado a Cecilia. El único testimonio que vale es el que prestó en sede judicial, donde negó los hechos y negó haber declarado en la comisaría de Capilla del Monte ante los policías”.
Sánchez agregó que “la Policía apretó a los dos hermanos para que declararan y se hicieran cargo de un crimen que no cometieron. El lunes (el pasado 4 de mayo), Santiago Bustos denunció en la fiscalía de Cosquín a los policías de Capilla del Monte por los delitos de amenazas, coacción y apremios ilegales. Los dos hermanos fueron apretados y amenazados para que se autoinculparan como asesinos de Cecilia. Acá el o los asesinos de Cecilia está libre por inoperancia de la Policía”.
Santiago Bustos sigue libre y está en su vivienda. Mientras que Lucas, su hermano menor, fue trasladado a la cárcel de Cruz del Eje, está aislado en cuarentena preventiva por el Covid-19.
Los vecinos de Capilla del Monte coinciden en que “acá hay algo raro. Por ejemplo, una radio de acá informó una semana antes de que apareciera Cecilia, que la habían encontrado en el basural. Lo desmintieron. Y a los pocos días, efectivamente aparece la chica en el mismo lugar que había dicho la radio. ¿En dónde buscó la Policía? Dicen que había 70 personas participando de la búsqueda ¿Nadie vio nada durante las tres semanas, no buscaron, buscaron mal, quisieron encubrir?”, sostuvo una reconocida vecina.
“La Policía no hizo nada. El Protocolo de Búsqueda de Cecilia se activó cinco días después de que desapareciera. En febrero desapareció otra chica, Mariela Natali. También la encontraron muerta dos semanas después. Acá hay un responsable que es la Policía de Córdoba que no nos toma en serio cuando nos desaparecen y no nos buscan. A Mariela la encontraron ahogada, todos dudamos ahora que se haya ahogado sola. ¿Cuánto tiempo pueden tardar en barrer el río? Eran más de 50 personas en cada búsqueda, la de Mariela y la de Cecilia. ¿Tardarán 12 horas, 14, 18? Dos semanas buscaron a Mariela y tres semanas a Cecilia. Hicieron las cosas mal. Alguien tiene que dar explicaciones y es el ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera, jefe político de la Policía”, afirmó una militante feminista de Capilla del Monte.
La misma mujer se quejó: “En febrero hacía calor, estaba lleno de gente. Un ejército de policías y rescatistas pudo haberla encontrado viva. Cinco kilómetros, no más, tiene el sendero por el que andaba Mariela. Cinco kilómetros, a lo sumo seis, entre la base y el dique Los Alazanes; pero nadie la vio. Buscaron mal, no buscaron o no quisieron buscar”.
Mariela Natali era oriunda de San Lorenzo, una ciudad de Santa Fe. Todos los veranos llegaba a Capilla del Monte a veranear con sus tíos. Su mamá, Alicia Gabito (71) quedó en San Lorenzo. Y el padre de Mariela vive en Italia. Mariela y su mamá pertenecen a la congregación de los Testigos de Jehová.
“Si no hubiese sido por la gente que me acompañó desde San Lorenzo, y sobre todo de la prensa que nos brindó tanto apoyo, creo que todo este caso quedaba en la nada”, dijo la madre de la víctima, Alicia, a los medios, durante el velorio en San Lorenzo.
Un allegado a la familia, contó durante el velorio: “Hay cosas que no nos cierran, nos cuesta creer que Mariela haya desaparecido así porque sí, que se haya apartado tan ligeramente del camino. Veremos cómo avanza esta causa, la familia tiene abogados en Córdoba y en San Lorenzo siguiendo este tema”.
Mariela Natali fue encontrada boca abajo, en un arroyo de no más de 30 centímetros de hondo. El cuerpo estaba al lado de una piedra. La autopsia reveló que no tenía signos de ataques de terceros. El fiscal Raúl Ramírez cerró el caso.