Existen muchas vitaminas que la mayoría de la población no tiene debido al estilo de vida y la dieta, especialmente en esta era moderna y en la ciudad. Es importante hacerse chequeos anuales con un médico clínico para saber en qué estado están nuestros niveles de vitaminas y minerales, ya que de esta forma se pueden prevenir enfermedades y trastornos de salud desencadenados por estas deficiencias. Sin embargo, hay una vitamina en puntual que casi todo el mundo tiene baja.
La deficiencia de vitaminas puede derivar en síntomas como fatiga crónica, dolores físicos, debilidad, pérdida de memoria, desnutrición, cicatrización lenta de heridas, problemas en la piel, problemas de visión, entre muchas otras cosas. La vitamina que más deficiencia tiene la población en general es la vitamina D.
Vitamina D: cómo se obtiene, síntomas y peligros de tenerla baja
Cómo se obtiene la vitamina D
La vitamina D puede obtenerse principalmente a través de la exposición solar. Sin embargo, la cantidad que la piel genera depende de muchos factores, como factores genéticos, la latitud del país en donde se vive, la estación, la hora del día, el tono de piel, entre otros. Además, también se puede obtener a través de la alimentación.
Alimentos como el pescado, el hígado o las yemas de huevo contienen altos niveles de vitamina D, pero se deben consumir regularmente para obtener todos sus beneficios. La mayoría de las veces, las personas tienen deficiencia de vitamina D tan grandes que solamente puede ser recuperada con suplementos recetados por un médico. La cantidad diaria recomendada de vitamina D es de 400 unidades internacionales (UI) para niños de hasta 12 meses, 600 UI para personas de 1 a 70 años y 800 UI para personas mayores de 70.
Síntomas de baja vitamina D
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Fatiga.
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Debilidad muscular.
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Dolor en articulaciones.
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Falta de apetito.
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Problemas de memoria.
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Depresión.
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Ansiedad.
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Dificultad para dormir.
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Pérdida de cabello.
Los peligros de la baja vitamina D
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Fracturas y osteoporosis.
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Raquitismo, en casos muy extremos.
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Osteomalacia (enfermedad en los huesos).
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Trastornos del ánimo.
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Problemas en la piel.
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Enfermedades crónicas.
Beneficios de la quinoa: por qué es mejor que el arroz
La quinoa es un tipo de semilla rica en hidratos de carbono, proteínas, fibras y nutrientes. Tienen un aspecto de bolitas pequeñas y se cocinan muy fácilmente. Se estima que una taza de quinoa contiene 222 calorías, 39 gr de carbohidratos, 8 gr de proteínas, 6 gr de grasa, 5 gr de fibra y apenas 1 gr de azúcar.
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Es alta en proteínas, ideal para promover el crecimiento y fortalecimientos de los músculos.
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Promueve saciedad, estimula el movimiento intestinal y previene la constipación. Al ser alta en fibras, es ideal para ir al baño regularmente, saciarse y evitar picoteos a lo largo del día.
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Mejora la digestión y alimenta a las bacterias buenas del intestino. Además, la pueden consumir los celíacos y personas intolerantes al gluten.
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Regula los niveles de azúcar en sangre, ideal para diabéticos o personas con resistencia a la insulina.
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Regula los niveles de colesterol en sangre.
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Promueve el desarrollo celular, gracias a su contenido de Omega 6.
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Es una gran fuente de minerales como calcio, hierro, magnesio, potasio y fósforo.
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Es rica en vitaminas B, C y E.
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Previene el daño celular, ya que contiene muchos antioxidantes.
Cómo cocinar quinoa
1. Lavar
Lo primero que debes hacer es lavar la quinoa bajo el chorro de agua fría durante unos minutos, colocándola en un bol. Lavala varias veces hasta que veas que el agua sale totalmente pura. Así, estarás retirando las saponinas, unas moléculas que hacen que se ensucie y que le dan un sabor amargo.
2. Cocción
La quinoa se cocina casi igual que el arroz. Se necesitan dos tazas de agua por cada taza de quinoa. Prendé una hornalla y calentá agua con un poco de sal. Una vez que hierva, agregá la quinoa previamente lavada, a fuego medio. Aproximadamente, tarda entre 15 y 20 minutos. Tiene que duplicar su volumen original y volverse transparente. No tiene que quedar ni tan blanda ni tan dura.
3. Dejar reposar
Una vez que hierva, escurrila como hacés con el arroz. ¡Listo! Ahora dejala reposar durante unos minutos. Podés comerla fría o caliente. No la dejes a temperatura ambiente durante horas, ya que podría favorecer el sobrecrecimiento de bacterias. Lo que sobre, guardalo en la heladera cuando pasen algunos pocos minutos.