Si bien hay dos terminologías diferentes, las enfermedades respiratorias como la pulmonía y neumonía apuntan a lo mismo. Más allá de creerse que son dos patologías diferentes, en realidad es la misma enfermedad. No existe diferencia entre ambas: de hecho, se utiliza mucho más la palabra pulmonía cuando en realidad el diagnóstico más preciso es neumonía.
Si nos guiamos por los conceptos de la Real Academia Española, la "pulmonía" es la “infección del pulmón o de una parte de él producida generalmente por el neumococo”. Por su lado la "neumonía" es remitida a la definición de pulmonía. De este modo, la enfermedad es una patología que afecta e inflama los pulmones o integrantes del mismo, tal y como pueden ser los alvéolos.
Quienes tratan esta afección, primeramente, son los médicos de cabecera. No se necesita internación aunque, en personas grandes, las dificultades pueden ser mayores.
La neumonía o pulmonía puede ser causada por virus, hongos, bacterias y/o parásitos. El virus es fácil de transmitir puesto que esta enfermedad genera tos, y allí es donde se propagan las partículas. Ahora bien, ¿cuáles son sus síntomas?
Síntomas de la neumonía
- Fiebre por encima de los 38 grados
- Gripe o resfriado
- Dolor torácico
- Ruido al inhalar y exalar aire
- Escalofrios
- Tos
- Sangre en la flema
- Falta de aire
- Aumento de la frecuencia respiratoria
- Taquicardia
- Falta de hambre
Tipos de neumonía
Son diferentes los tipos de neumonía que existen, dependiendo de las partes pulmonares que fueron afectadas. También se pueden diferenciar aludiendo al tipo de infección, ya sea por bacterias, virus y/u hongos.
Por otra parte, la neumonía puede contraerse por motivos no infecciosos: sustancias químicas pueden llevarla al organismo de un ser humano. La neumonía puede afectar a un lóbulo pulmonar completo, puede afectarlo parcialmente sobre el tejido intersticial o bien incidir sobre los alvéolos.