El próximo 30 de agosto se celebra la festividad de Santa Rosa y es una fecha asociada a una tormenta con fuertes vientos que suele ocurrir en las horas anteriores o posteriores a esa jornada. Este año, es posible que el fenómeno climatológico vuelva a traer jornadas calurosas como las que ocurrieron hace poco más de una semana, pero no lo más característico de la fecha: lluvias.
“La Festividad de Santa Rosa se presenta con una marcada oscilación térmica, pero con pocas precipitaciones”, resumió la Bolsa de Cereales de Buenos Aires su perspectiva agroclimática semanal. La famosa tormenta de Santa Rosa este año no llegaría el 30 de agosto, sino entre el 31 y el 1° de septiembre con variada intensidad a distintos puntos de las provincias centrales con el paso de nuevo frente frío.
Según la entidad porteña, “al comienzo de la perspectiva (se extiende desde este jueves hasta el próximo miércoles), la masa de aire polar que hizo su entrada en los días precedentes continuará avanzando, hasta ocupar gran parte del Cono Sur, causando heladas locales y generales en el sur y el oeste de su extensión”.
No obstante, en las horas subsiguientes “los vientos del trópico retornarán rápidamente con vigor, ocupando la mayor parte del área agrícola, con temperaturas máximas superiores a lo normal”, continúa el reporte.
Sin embargo, “las precipitaciones se mantendrán escasas en la mayor parte del área agrícola, dando una festividad de Santa Rosa (30 de agosto) con escasos aportes hídricos, que augura una lenta reactivación primaveral de las lluvias”, señala la Bolsa.
Una masa de agua caliente oceánica causa una megasequía en Chile
Una masa de agua caliente en el sur del Pacífico está provocando una megasequía de una década en Chile, y el cambio climático tiene, al menos, parte de la culpa, sostienen científicos.
La "Southern Blob" (La mancha del sur) al este de Nueva Zelanda está provocando condiciones de calor y sequedad en Chile, con el derretimiento de casquetes de nieve en los Andes, el agotamiento de los embalses y la degradación de paisajes antes exuberantes.
Este año, las autoridades chilenas se han visto obligadas a suministrar agua en camiones a unas 400.000 personas que viven en zonas campestres.