La reciente condena del “cirujano de las famosas” Aníbal Lotocki encendió otra vez el debate sobre el uso de metacrilato para las cirugías a las que muchas mujeres recurren en la desesperación para ajustar su imagen a los estándares de belleza establecidos por la sociedad, muchas veces sin saber qué es lo que están recibiendo en su cuerpo. Estamos hablando de materiales que se usan para fabricar muebles en la industria que se utilizan en la medicina no regulada como solución para el envejecimiento.
Es una alternativa más barata que las permitidas y que está prohibida desde 2000 en grandes cantidades no por un capricho de las autoridades sanitarias, sino porque está probado que la inserción de microesferas de polimetil metacrilato (PMMA) en el cuerpo humano en exceso puede generar procesos inflamatorios crónicos y graves.
Una mujer británica murió en mayo del año pasado después de someterse a un tratamiento con metacrilato en una clínica brasileña dirigida por un presunto médico falso. Ronilza Johnson sufrió complicaciones médicas apenas una semana después de haberse sometido a la intervención.
Pero no es necesario viajar tan lejos para graficar los efectos devastadores que estas operaciones pueden tener en la salud. Solo basta con recordar los testimonios que brindaron algunas de las víctimas de Lotocki.
Por caso, Gabriela Trenchi, quien le había pedido específicamente al falso cirujano que no utilizara el producto, padeció luego una “normoanatomía del tejido celular y de los glúteos mayores y en los grupos musculares de muslos y de las piernas, caracterizadas por granulomas o farmacomas, como así también por un componente inflamatorio”.
Una situación similar atravesó Silvina Luna, quien también fue intervenida en octubre y noviembre de 2011 en la clínica “Full Esthetic”. La actriz y modelo sufrió alteraciones anatómicas en los glúteos y en los muslos, además de problemas renales.
Cuándo y dónde se usa el metacrilato
El cirujano Daniel Félix le explicó a El Destape que en rigor el material “se puede poner en cualquier lugar del cuerpo pero en cantidades limitadas”. En ese sentido, detalló que el cuerpo responde a los excesos de este material como si recibiera “un objeto extraño” por lo que se genera “una defensa autoinmune que a veces ocasiona una insuficiencia renal”.
En los 2000 se vivió una gran fiebre del metacrilato entre médicos y no médicos que ofrecían cirugías estéticas a bajo costo, en medio de la crisis. Esta situación llevó a la ANMAT a sentar las pautas para su uso.
Félix explicó que actualmente solo se lo puede utilizar de uno a dos centímetros en zonas específicas pero “no se usa para dar un aumento en glúteos o en las pantorrillas” para evitar precisamente estas complicaciones.
“Ningún médico va a ofrecer hacer el aumento con metacrilato, sino más bien con una prótesis de silicona, con grasa propia o con ácido hialurónico”, aclaró además para los potenciales pacientes.
En traumatología, el metacrilato se usa por ejemplo para fijar prótesis de caderas y en neurocirugía, para cubrir defectos óseos del cráneo. En el campo de la cirugía plástica, se aplica en mínimas cantidades y suministrado por un médico idóneo para atenuar pliegues y arrugas faciales, remarcar bordes de labios y dar lugar a pequeñas proyecciones de pómulos y mentón.
La Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (SACPER) insta particularmente a la comunidad a tomar los recaudos necesarios al momento de someterse a este tipo de intervenciones, con profesionales adecuados y centros habilitados. Esto, en respuesta a la desinformación que se replica en las redes sociales, donde personas que no son médicas ofrecen tratamientos estéticos a pesar de los riesgos a los que exponen a sus "pacientes".
Las recomendaciones para evitar caer en tratamientos ilegales peligrosos
Leonhardt Cristián, cirujano plástico certificado por SACPER y miembro de la comisión de prensa del organismo, detalló a El Destape que lo más importante al someterse a estos tipos de tratamiento quirúrgicos, sea con metacrilato o con alguna otro biopolímero, es verificar que el médico tratante sea cirujano o dermatólogo certificado. En ese sentido, recomendó buscar los nombres de los miembros en el registro del SACPER para una mayor seguridad.
Advirtió además que pueden ocurrir situaciones en que “personas con pocos escrúpulos digan que se está implementando un tratamiento con ácido hialurónico cuando en realidad son biopolímeros”. La gran diferencia entre ambos compuestos está dada por los efectos que causan a lo largo del tiempo.
“Los riesgos pueden ir desde la deformación por una mala aplicación pero lo grave es que se generan efectos que no se pueden revertir. Con el ácido hialurónico no ocurre eso porque dura una determinada cantidad de tiempo y se va con el tiempo”, explicó Leonhardt.
Detalles importantes a tener en cuenta que diferencian al metacrilato del ácido hialurónico
- El metacrilato es blanco y el ácido hialurónico es transparente, al igual que la silicona.
- Las sustancias aprobadas por la ANMAT vienen en un envase cerrado. Nunca un médico puede aplicar estos componentes con una jeringa ya cargada. Siempre tiene que ser con un frasco nuevo que se abra delante del paciente.
- Todos los componentes de relleno aprobados por la ANMAT y la Comunidad Europea son de laboratorios grandes y están almacenados en estériles cerrados.